Lucius x Remus_1/2

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"El Bello y la bestia"

Lucius Malfoy era un chico demasiado presuntuoso, hermoso si, pero muy egocéntrico. El rubio provenía de la familia más rica en todo el pobre pueblo, y por más que le rogaran él se negaba ante los ojos de su padre a entregar dinero a los necesitados, pero cuando el patriarca de los Malfoy's volteaba el rubio les entregaba lingotes de oro a los agotados pueblerinos, quienes sentían lastima por el amable chico, quién era uno muy asustadizo cuando su padre aparecía. 

Lucius era un lector muy vivido, no para de leer ni aunque le ofrecieran un espejo para observarse la larga melena. Amaba los libros de hechizos y brujerías, aunque pensaba que era algo tonto concentrarse tanto en algo ilusionista. Claro que los trucos a los que muchos llamaban "magia" no le salían nada mal, es más siempre que su padre se marchaba de viaje él salía a la plaza del pueblo y entretenía a los niños pequeños y a varios adolescentes con sus trucos de "magia". No había persona en el pueblo que lo odiara, es más, le tenían lastima, y siempre que podían entretenían al padre de Lucius para que este no pasara tiempo con su hijo, pues este se sentía intimidado con su padre cerca, y si regresaba de un viaje sin conseguir buenos negocios se desquitaba con él, no físicamente, pero si con insultos y palabras doloras que se clavaban como estacas fogosas en su corazón.

Lucius observó como los niños sonreían ante el final del "espectáculo" de magia, para luego despedirse y marchar a la colina que tanto adoraba, aquella bella colina que lo liberaba de todo pesar que su padre le ocasionara, rogando porque su padre consiguiera sellar el trato en Manhattan, para luego no tener que aguantar las lagrimas por los insultos que este utilizara. A lo lejos, cruzando un enorme y exagerado tramo del frondoso Bosque Prohibido se avistaba el gran e intimidante castillo Hogwart's. Un castillo que en una época fue admirado por su belleza espléndida.

Se decía en el pueblo que aquel castillo estaba embrujado por el rencoroso espíritu de un endemoniado Hombre Lobo que mataba a todo aquel que entrase en su propiedad. Aunque era cierto que quienes iban no volvían para Lucius era una tontería, para él se perdían antes de llegar, y si llegaban se suicidaban por algún echo de sus vidas, pero no creía que estuviera embrujado, mucho menos que hubiera un... no, eso si lo podía llegar a creer, pero dudaba mucho que una criatura oscura viviera amenamente en un gran castillo y matara a todo aquel que irrumpiera en su "casa hogareña".

- ¡NO ME PIENSO CASAR!- gritaba Lucius contra la puerta de salida del despacho de su padre, quién le había traído la peor de las noticias, y con una gran sonrisa que mostraba la felicidad que le transmitía el ver que a su hijo no le gustaba la noticia.

- ¡Es perfecto!- exclamó su padre- Yo te traigo una noticia que te dará un buen futuro, que ayudará a que nuestra familia prospere... y tú lo rechazas...-dijo con el ceño fruncido.

- Padre, no quiero casarme con la tal Narcissa, no me gusta la idea de casarme con alguien que... ni siquiera la conozco...-dijo nervioso, haciendo movimientos con sus manos que lo demostraban, a parte de su rostro.

- Hijo, Lucius, amor de mi vida... corazón de arroz, mi príncipe querido...-dijo con voz paciente, asustando a Lucius de sobremanera- ¡ TE VAS A CASAR CON ELLA TE GUSTE O NO, TU VIDA SE DEBE A MI, A MI MALDITO TIEMPO QUE TÚ TANTO TE NIEGAS A VALORAR! ¡MALDITO DESAGRADECIDO, MOCOSO IDIOTA!- Bramaba el mayor, haciendo que Lucius se tratara de adherir a la puerta, pues su padre lo señalaba con furia.

- Padre...-balbuceó Lucius- Pero yo no quiero ca...- Su padre hizo amague de golpearlo, pero Lucius se hizo hacía atrás, provocando que las dos puertas se abrieran y él cayera de espalda.

- ¡FUERA!- Lucius tembló, pero sin pensarlo dos veces se dio la vuelta para levantarse- ¡FUERA!- rugía su padre, haciendo que Lucius corriera como alma que lleva el diablo, su padre no era normal, ya no podía aguantarlo- ¡NO REGRESES! ¡NUNCA!- lo escuchaba gritar, mientras él bajaba de a tres escalones la larga y enorme escalera alfombrada de terciopelo mientras era observado por los sirvientes.

- Amo Lucius...-dijo el ama de llaves, tratando de agarrar al aterrado adolescente de 17 años, quien corría hacía la salida.

- ¿A donde va?- intuyó el mayordomo, tratando de consolar a su pequeño amo.

- ¡Lo siento, pero ya no puedo quedarme ni un minuto más!- Gritó Lucius, soltándose del agarre de sus sirvientes, aquellos a quienes tanto había aprendido a valorar. Sin dudar corrió hacía el establo, y sin pensarlo subió de un salto a su caballo azabache- ¡Corre Phillip, corre!- agitó las riendas del corcel, antes de que este corriera tan rápido como podía en dirección al Bosque Prohibido. No había un pueblo cerca donde alojarse, y permanecer en el suyo no era una opción, su padre devastaría lo que fuera para hacerlo infeliz, por lo tanto la respuesta le cayó justo ante sus ojos. El castillo Hogwarts. Nadie lo habitaba, y dudaba profundamente que alguien estuviera de ermitaño y licáno dentro de la construcción.

- Vaya...-susurró, entrando por el camino oscuro de árboles podridos que rodeaban 12 metros de hectáreas al castillo- Es más oscuro de lo que pensaba...-susurró para el caballo, aunque este solo miraba el camino, cuando de repente escuchó un aullido terrorífico que le heló los huesos ambos- Phillip...-tembló- recuerda, un Malfoy no se ¡ALBOROTA~!- gritó al ver a su caballo relinchar y correr sin dirección fija- ¡Phillip, basta!- gritaba, jalando de las riendas, pero el caballos no paró- ¡DETENTE, DEJA DE CORRER!- otro aullido resonó en el perímetro, haciendo que Lucius girara su cabeza hacía atrás, viendo como los perseguí un Grim, un perro negro demonio que él creía tan solo un mito- ¡MEJOR NO PARES Y CORRE MÁS RÁPIDO!- el grim ladró, a lo que el caballo apresuró el paso, adentrándose en un patio de cemento, dando a ver al rubio que habían llegado al castillo. 

Sin detenerse, el caballo entró de golpe en el castillo, apartando las enormes y pesadas puertas con su peso y pesuñas delanteras. Lucius bajó de un salto del caballo, y antes de que el perro le saltara encima cerró las puertas, escuchando como el animal chocaba contra ellas y soltaba un llanto lastimero. El caballo jadeaba, y tratando de calmarlo Lucius le tomó del hocico y lo acarició, susurrando una leve canción de cuna en árabe. El caballo encabritado comenzó a calmarse, haciendo que Lucius sonriera, para luego apartarse y observar a su alrededor el lúgubre castillo.

- Vaya... sabía que era lindo... pero no sabía que tanto...-el caballo resopló, demostrando su desconformidad- Claro que no es casa, pero si vamos a vivir acá tendremos que irnos acostumbrando... digo yo, podríamos vivir aquí... si es que no vive nadie...- dijo mirando el alto techo. Luego observó lo grande del lugar, y eso que solo era el salón de visitas- Menudo castillo... que lastima que no haya sido cuidado por nadie...estúpidos rumores...-dijo para si, molesto por el polvo.

- De hecho... él vive aquí...-Lucius se sobresaltó, volteando hacía las escaleras que daban paso al segundo piso del castillo, encontrando sobre estás a un chico castaño, quién lo miraba con ternura. Un reno blanco era señalado por el castaño de 19 años, dando a entender que el chico hablaba del reno- y también yo...-sonrió fiel.

- Yo...yo...-tembló Lucius, esto no estaba bien.

Romance en Hogwarts - One-shorts BLDonde viven las historias. Descúbrelo ahora