Cap. 3

3.9K 133 4
                                        

-Jennifer?- dijo Noel al otro lado de la línea -

-Sí, padre...-

-Cuando vendrás a verme dulzura?- dijo para después reír y la furia invadió mi sangre -

-No me llames así.- dije molesta -

-Sabes que tenemos un pacto...- mis ojos comenzaron a cristalizarse a la vez que el odio hacia mi padre augmentaba - Así que, quiero verte aquí en tres días.- abrí los ojos -

-En tres días!?- mi respiración se tornó agitada - Quedamos en que iría de aquí a un mes.-

-Quiero verte más a menudo, hija.- me dolía que me llamase así -

-No me llames así.-

-Quieras o no, eres mi hija.- una lágrima cayó por mi mejilla -

-Que te den, Noel.-

-No juegues con fuego, Jenn.- colgó y lancé mi móbil al suelo -

Me llevé las manos a la cabeza estresada.
Me sentía utilizada, obligada, con ganas de matar a mi "padre", era una mezcla entre odio y respeto, estaba sometida a respetar todos sus actos y visitarlo a menudo, o sinó él conseguiría separarme de mi madre y dejarla en la ruina.
Él podía separarnos, a mi, a mi madre y a Aria.
Y no quería eso, no.
Mi madre no sabía a dónde me iba siempre, y me castigaba por eso, pero si le dijera de verdad a dónde iba... no sé lo que sería capaz de hacer.
Las lágrimas caían cada vez con más rapidez, tenía ganas de gritar y pegar a algo, pero también trnía ganas de ser fuerte, dejar de llorar y fingir que no pasaba nada.
Pero no era capaz de tanto.
En tres días debía estar en casa de mi padre y allí las cosas eran muy complicadas, agresivas y dolorosas.
Después de desahogarme un poco, saqué el paquete de tabaco y encendí un cigarro.
Solté el humo, recordando por lo que pasó mi madre.
Y aunque fuera pequeña cuando todo pasó, ni si quiera Aria existía, recuerdo todo lo que le hacía mi padre a mi madre.
Me daban ganas de matar a ese hombre, quería ir y darle todos los golpes que él dió, romperle los huesos y verle sufrir.
El paquete de tabaco se me acabó, lo lancé a la basura y caminé por las calles buscando un bar o un estanco.
Encontré un bar con tabaco, entré y metí las monedas en la máquina.
Seleccioné el paquete que quería y salió por debajo.
Lo cogí y volví a salir a la calle.
Caminé hasta casa por las frías calles pensando en mi vida en Londres, era todo perfecto, las amigas, los amigos, los recuerdos, las risas, las gilipolleces y las locuras.
Ya no sabía si todo sería igual.

-Jennifer.- dijo mi hermana en la puerta de mi casa - A dónde fuistes?-

-A comprar tabaco.- dije sin más -

-Dos horas?- preguntó con una ceja alzada y entramos a casa -

-Me he entretenido...- fuí a la cocina y me preparé un vaso de leche -

-No vas a cenar con nosotras?- me preguntó mi madre mientras subía las escaleras -

-No mamá, no tengo hambre.-

Subí a la habitación y me bebí el vaso de leche.
Hablé con amigos por el grupo, me hechaban de menos igual que yo a ellos, hasta que me entró el sueño.
Preparé la mochila con los libros y en uniforme, sí, llevaría uniforme.
Lo dejé todo encima de la mesa para mañana y me puse el pijama, calentito, porque lo dejé encima del radiador.
Me metí en la cama, algo fría, y caí dormida al poco rato.

A la mañana siguiente...

Me desperté con la ruidosa alarma del móbil.
La apagué de mala gana y me levanté perezosamente.
Fuí al baño y me dí una ducha rápida.
Me sequé el pelo, lo planché y me maquillé un poco.
Me puse el uniforme, que consistía en una camisa blanca, una falda negra y una corbata negra igual.
Me puse los calcetines hasta las rodillas y los zapatos negros.
Era horrible el conjunto.
Cómo se podía tener tan mal gusto?
Después de mirarme un rato al espejo cogí la mochila y bajé a desayunar.

Después de clasesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora