Cap. 47

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-Cómo...?- pregunté confundida y sacó las llaves del coche -

-Huele desde aquí a alcohol.- dijo mirando al volante perdida -

-Jennifer?- oh no, esto no podía estar pasando - Oh señorita Brooks, quiere quedarse a desayunar?- QUÉ SE SUPONE QUE HACÍA MI MADRE!? -

-Mamá no creo que...- dije a la vez que Lyna habló -

-Tengo que ir a...-

-Oh vamos, sólo será un café.- se dió media vuelta sin dejar que contestaramos y suspiré molesta -

-Genial.- dije con fastidio a punto de abrir la puerta cuando Lyna me cogió del brazo -

No sé por qué, quería apartarle la mano y salir corriendo de ahí pero no lo hice.
Putos sentimientos...

-No quieres hablar conmigo?- preguntó como si ella lo pidiera y le miré a los ojos unos segundos -

-Hablaré contigo y luego me marcharé para siempre.- dije segura de lo que decía, aunque hasta a mi me dolió decirlo -

- ... - bajó la mirada - Porfavor Jennifer, necesito hablar contigo, aunque sean diez minutos.- le miré a los ojos unos largos segundos, y al final pensé que debía dejar que se explicara -

-Después del café.- me bajé del coche caminando hacia casa -

Entré dejando la puerta abierta para que pasara ella y mi madre me miró de brazo cruzados.
Oh. No.

-Qué te pasa por la cabeza!? Dejar a tu invitada así? Ella te salvó la vida, Jennifer...- corrió a la puerta desesperada y le hizo pasar tranquilamente con una sonrisa -

Lyna me miró mientras yo estaba apoyada en la pared esperando a que pasaran para cerrar la puerta.
Cerré la puerta algo desganada y me dirigí a la sala donde esperaban mi madre y Lyna, que hablaban animadamente, supongo que se habían caído bien.
Las dos aguantaban un vaso de café en la mano y fruncí el ceño al ver a mi madre tan sonriente en la charla.
No se podían caer bien. No.

-No me has hecho café?- pregunté a mi madre frunciendo el ceño y Lyna miró el suelo aguantando la sonrisa -

-Tienes una edad ya.- dicho eso me señaló la cafetera y me hizo caso omiso - Como decía...- volvió a su charla -

No podían hacerse amigas, no después de que Lyna y yo nos hubiéramos besado varias veces.
Todavía no asimilaba nada, estaba con la resaca algo cansada y no procesaba la información muy rápido.
Ahora que lo pensaba, sí que me parecía muy mal que Lyna me trajera en su coche.
Y encima por esa estúpida decisión de dejar que me trajera ahora estaba metida en mi casa, haciéndose amiga de mi madre y tomándose un café que en cuanto acabara tendría 10 minutos para hablar conmigo.
Resumen: puñetazos, golpes y patadas mentales.
Cómo fuí tan tonta de llegar a todo esto? Mi vida era un desastre.
Pero si me paraba a pensar era un desastre que ella hizo de alguna manera al entrar en mi vida...

-Jennifer...- decía mi madre como si llevara tiempo haciéndolo -

-Eh?-

-Estás atontada...- sonrió - Anda vé a tu cuarto a cambiarte, ponte el uniforme.-

-Pero mamá si...- interrumpió -

-Vamos...- señaló las escleras y asentí molesta -

Me tiene que dejar en ridículo delante de Lyna y además ir al cole para un par de horas solamente!?
Oh, vamos, un día de mierda...
También tocaba clases con Lyna a última hora.
El día no podía ir a peor, y eso me hacía pensar que era la mujer más malditamente suertuda del mundo. Sarcásticamente hablando.
Acabé de ponerme el uniforme y cogí el tabaco.
Lo guardé en la mochila y bajé de nuevo al salón.

-Me voy.- dije seria y ví que Lyna carraspeó la garganta -

-Te llevo, voy para allí también.- dijo llevándose un chicle a la boca y mi madre sonrió amablemente -

-Muchas gracias por todo.- le dijo mi madre y después de que se despidieran salimos, cerré la puerta fuertemente -

-Iré andando.- dije seca y comencé a caminar -

-Sube, Jennifer.- dijo a mis espaldas y negué con la cabeza - Si no subes no justificaré tu falta.- sonreí burlona y me dí la vuelta, estábamos a unos 3 metros -

-Y qué?- respondí cruzándome de brazos -

-Vamos Jennifer, me dejaste diez minutos.- tenía razón... desgraciadamente -

Sin decir nada me subí al coche, ella en el asiento del piloto y un aire de su olor me inundó las fosas nasales.
Estaba molesta con ella, sí, pero debo admitir que seguía queriendo probar sus labios, seguía necesitando tenerla cerca.

Después de clasesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora