Cap. 36

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Me trajeron la comida en una bandeja, una sopa malísima que era todo agua y una ensalada.
Fué lo único que comí.
Ensalada.
Pasé un par de horas mirando por la ventana, estaba cansada, me dolía todo el cuerpo y quería descansar un poco...
Me dormí.

Abrí los ojos lentamente, me había quedado dormida... parpadeé varias veces para asimilar lo que tenía delante.

-Lyna...?- pregunté con la voz bajita, ya que me acababa de despertar -

La ví sentada en el sillón, una pierna sobre la otra, la cabeza hacia atrás y una mano apoyada en su cabeza.
Era jodidamente bonita, y tenía una sonrisa...
Joder...
Solo con una sonrisa me hacía ver las estrellas.

-Cuánto llevas aquí?- pregunté mientras nuestras miradas se hacían una -

-No mucho.- sonrió -

-Por... porqué has vuelto?- pregunté con la voz baja -

- ... - desvió la mirada - Te ha... molestado?- preguntó y sonreí por su ternura -

-No, al contrario...- sonrió -

-Cómo estás?-

-Me duele todo el cuerpo, creo que la moto cayó encima mio...-

-Te enyesarán el brazo?- asentí -

-Pero no es nada.-

-Claro que lo es.-

-No lo es.- volvimos a mirarnos a los ojos -

-Y si yo no hubiera estado allí?-

-Posiblemente...- hice como si pensara - hubieran llamado a una ambuláncia.- rió - Pero me ha gustado más que fuera de esta manera.- sonrió tiernamente -

-Es verdad?- preguntó con un brillo en los ojos y asentí -

Bajé mi mirada a sus labios cautelosamente, luego volví a mirar a sus ojos.
Era perfecta...

-No hagas eso.- dijo como advertencia -

-El qué?- sonreí levemente -

-No me mires de esa manera.- le miré a los ojos, como si sólo existiera ella en este mundo - Jennifer...- intentó apartar la mirada pero le cogí de la mandíbula con cuidado y le hice que ne mirara a los ojos - No tengo buenas intenciones...- bajó su mirada a mis labios -

Deseaba este momento, más que a nada.
Le deseaba a ella, deseaba volver a besar sus labios, sentir su fragancia...
Lentamente le acerqué a mi cogiéndole de la nuca, ahora yo tenía el control.
Las dos nos pusimos nerviosas, lo noté, así que acabé con la distancia que nos separaba, deseaba ese momento, lo necesitaba.
Es como la típica frase de...
Ella es mi cocaína.
En este caso, sus labios eran mi adicción.
El beso era lento, pero apasionado, nuestros labios encajaban a la perfección, ella era la solución a todos mis problemas, al estar con ella me sentía segura, sentía que no existía nadie más en este mundo, me apartaba de la realidad y me hacía llegar a la luna solo con un beso.
Quizá suena un poco cursi, pero no hay otra manera de expresar lo que sentía con un beso.
Eran... besos prohibidos, eso me encantaba, aún le daba más pasión y emoción.

-Travesura realizada.- dije una vez nos separamos y sonrió -

-No vas a comerte la comida?- dijo sin aún separarse de mi cara y sonreí por la cercanía -

-No tengo hambre.- dije y todavía permanecíamos a unos escasos centímetros -

-Entonces...- se separó lentamente de mi y le cogí de la mandíbula atrayéndola a mi -

-De ti sí.- sonrió y se lanzó a mis labios -

Disfrutaba tanto su cercanía, cada beso suyo, sólo saber que estaba a mi lado me hacía sacar una sonrisa.
Cada beso... era... inexplicable.
Nunca sentí tanto por una persona.

-Yo...- dijo separándose y le cogí la mano -

-Olvida a Maikel, aunque sea por un momento.- me miró dudosa y desvió su mirada a la ventana - Lo siento...- dije soltando poco a poco su mano -

-Está bien... no... no ha sido nada...- eso dolió -

-Señorita Vega.- dijo el enfermero entrando por la puerta -

Por qué tenía ese cambio de actitud?
Primero me besa y luego me gira la cara diciendo que no fué nada.
No entendía a esta chica.

-Sí?- dije desganada por lo que acababa de pasar -

-Hay que enyesar ese brazo.- dijo firme y me levanté de mala gana -

-Cuándo volverá?- preguntó Lyna y me fuí sin mirarle negando con la cabeza -

-No tardará mucho, máximo una hora.- sonrió -

-Gracias.- me acerqué a la puerta -

-No deberías preocuparte por eso, seguro que Maikel te está esperando en casa.- dije y me miró de brazos cruzados -

Caminé tras el enfermero hasta una sala donde me enyesarían el brazo.

Después de clasesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora