Cap. 17

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-Una hermana, va a un curso menor que el mio.- ví algo raro en ella, algo de preocupación mientras miraba la carretera -

-Tienes suerte...-

-Por qué?- fruncí el ceño -

-Yo siempre quise tener una hermana...- frenó enfrente de un restaurante - Llegamos.- dijo bajándose del coche y repetí su gesto -

-Yo cogeré el bolso.- le dije cogiendo mi mochila y su bolso y me lo agradeció con una sonrisa -

-Gracias.- entramos al restaurante, había bastante gente - Mesa para dos, porfavor.- le dijo al de recepción y al rato nos asignaron una mesa, caminamos hacia ella y nos sentamos -

Comimos tranquilamente, hablamos de su vida, de la mia, ella tenía marido... no me lo esperaba.
Me dejó algo descolocada, pero supongo que debía ser así.
Reímos también, me contó anécdotas sobre ella de pequeña y reímos un buen rato.
Ella venía de Estados Unidos, sus padres vivían cerca de aquí y bueno, yo le conté mi vida.
Comimos muy bien, trajeron la cuenta y puse el dinero sobre la mesa, pero lo apartó.
Después de pelearnos y discutir, decidimos pagar la mitad cada una.
Cualquiera podría decir que éramos amigas de toda la vida, eso parecía, pero con ella estuve muy cómoda, me sentía bien a su lado, le estaba cogiendo cariño a mi profesora, como cualquier otro alumno lo hubiera hecho, no?
Deseaba que la comida no se acabara.

-Gracias por todo profesora Brooks.- dije saliendo del local y ella con una sonrisa abrió el coche -

-No hay de qué, te lo debía, has trabajado duro en la librería.- reí -

-Dónde vives?- preguntó abriendo la puerta del coche -

-Cerca de aquí, iré andando.-

-Oh, vamos que te llevo.- dijo a punto de subir al coche pero negué rápidamente -

-No de verdad, gracias, pero vivo a apenas una manzana de aquí.- me miró dudosa unos segundos -

-Está bien, no te obligaré.- dijo con una sonrisa -

-Nos vemos mañana profesora Brooks...- levanté la mano y la ví desaparecer por la esquina -

Suspiré.
Pero un suspiro de esos llenos de sentimientos, de cuando recuerdas a alguien especial, de cuando acabas de pasar tu tiempo con una persona muy importante para ti, de alegría, de extrañar algo, de esos que suspiras con una sonrisa, que pertenece a otra persona.

Caminé a casa con una sonrisa, Lyna provocaba algo en mi, y sí, lo que tenía claro era que me gustaba, pero por otra parte no quería eso.
Ella tiene un marido, tiene muchos años más que yo y es mi profesora.
Además, yo nunca le gustaría a ella.
Somos diferentes, ella es mayor, firme, segura, ordenada, respetuosa, educada...
Yo, desordenada, insegura, lanzada, atrevida, joven y alocada.
Como el ying y el yang.
Llegué a la puerta de mi casa, metí la llave y entré.

-Hola?- dije entrando y ví a mi hermana abrazando a mi madre, se me hundió el pecho - Qué ha pasado!?- me acerqué corriendo a ellas - Ey...- dije al ver que no contestaban y mi hermana se separó muy molesta -

-Nunca estás cuando se te necesita eh!? Ahora no pienses venir aquí como si estuvieras preocupada.- fruncí el ceño, qué le pasaba ahora a Aria!? -

-A ti qué te pasa!?- dije sorprendida -

-Qué le pasa a mamá! Ese es el punto!- me gritó -

-Qué está pasando!?- levanté las manos -

-Joder!- Aria dió una patada al sofá y mi madre le cogió de la cadera, pero ella, pensando que era yo, la empujó -

-Aria!- le grité enfadada acercándome a mi madre -

- ... - nos miró a las dos, sus ojos reflejaban odio, molestia, rabia... como si tuviera algo roto por dentro - Sabes qué? Que te den. Que te den, Jennifer. Tú por ahí con tu puta profesora sin preocuparte de nada, mientras a mamá le detectan problemas en el puto corazón.-

Y, en ese momento, se me vino el mundo encima.
La respiración se me cortó, silencio.

Después de clasesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora