Cap. 1

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Faltaban dos días para comenzar el curso, en esta nueva ciudad.
Casi no conocía a nadie aquí, pero me gustaba este ambiente.
Era... diferente.
Mi madre dormía al lado de mi habitación, eran las 3 de la mañana, y el único ruido que había era el de los coches o algún borracho colocado que pasaba por la calle gritando gilipolleces.
Yo estaba sentanda en la cama, con los codos en las rodillas y las manos aguantando mi cara.
Suspiré sin saber qué hacer, no podía dormir y tenía ganas de hacer algo.
Cogí mi paquete de tabaco y lo guardé en mi bolsillo de alante de mis jeans.
Miré de nuevo la habitación apoyada en el marco de la puerta.
Cogí las llaves de casa y salí de casa con muchísimo silencio para no despertar a mi madre y armar un escándalo.
Hacía mucho frío en la calle, froté mis manos y caminé hacia el bar más cercano.
Al entrar una corriente de aire caliente invadió mi cuerpo, haciéndome sentir agusto.
Sonó la campanita que había encima de la puerta y me senté en un taburete de la barra esperando a que me atendieran.

-Hola, qué vas a tomar?- dijo una dulce voz enfrente mio -

Tenía la tez morena, el pelo moreno peinado hacia un lado y unas gafas retro redondas con el cristal transparente.
Llevaba una camisa que me permitía ver gran parte de sus... ajam.

Un... café con leche.- dije con una sonrisa pícara y asintió con una mirada coqueta -

Mujeres como ella me llevaba a la cama.

-Aquí tienes.- dijo dejándomelo emfrente y le agradecí con una sonrisa -

-Gracias.- dije dándole el dinero y me miró unos segundos de arriba a abajo - Ves algo que te guste?- pregunté y me miró con media sonrisa -

-Podría ser...- reí -

-Eres nueva?- preguntó apoyándose en la barra mirándome fíjamente a los ojos -

-Desde hace unos días...- dí un trago al café -

-Estudias?- preguntó jugando con un mechón de su pelo -

-Sí... pronto empiezo...- acabé mi café - Y tú trabajas por lo que veo...-

-Sí, de algo hay que ganarse la vida, no?- asentí -

Hablamos un rato, era muy maja y... bueno, estaba bien físicamente.

-Son las 3 de la mañana...- hizo como si pensara - Pero podría hacer una excepción e invitarte a unas copas...- dijo guardando el dinero en la caja registradora y asentí con una sonrisa pícara - Déjame que coja unas cosas.- dijo entrando por la puerta de los empleados y al rato salió con su bolso, su abrigo y unas llaves que guardó en el bolso - Me voy Harry...- le dijo al otro camarero y asintió diciéndole algo al oído -

Me cogió del brazo y me sacó del bar rápidamente.
Me miró mordiéndose el labio, me atrajo hacia ella cogiéndome por el cuello de mi abrigo y me acerqué a su oído.

-Por qué no las tomamos en tu casa?- dije en un susurro al oído y noté cómo se estremecía -

-Me parece bien...- sonrió de medio lado -

Era un estilo retro, las paredes eran de ladrillos y la luz era amarilla y casi apagada, dándole un buen ambiente.
Dejó las llaves encima de la mesa y sacó dos copas de vino mientras yo me quitaba mi abrigo.

-Whisky?- preguntó y asentí apoyándome en el mármol delante suyo -

-Eres nueva verdad?- preguntó dándome el vaso y nos sentamos en el sofá una delante de la otra -

-Cómo lo sabes? Te has tirado a todas las del barrio?- dije y rió -

-No te había visto nunca.- dió un trago a su vaso -

-Y te gusta lo que ves?- dije acabándome de un trago el vaso y ella hizo lo mismo -

-Podría ser que me gustara...- dijo mirándome coqueta - Y sobretodo, tu mirada...- sonreí de medio lado -

-Qué tiene de especial?-

-Es como si... supieras todo lo que te va a hacer, cono un lobo mira a su presa, como si... todo lo que miraras pasara a ser tuyo.- reí levemente -

-En ese caso...- me acerqué más a ella - Yo sería el lobo...- me acerqué a ella quedando a apenas unos centímetros de su cara - Y tú serías mi presa...- le susuré al oído y mordió sus labios con los ojos cerrados -

-Y qué te parece si me acompañas...- me cogió de la mano llevándome detrás suyo por el pasillo -

Llegamos a la puerta de su habitación y la abrió lentamente.
Le acorralé con mis brazos contra la pared y puso sus brazos alrededor de mi cuello.

-Y si dejamos de hablar hipotéticamente...- me acerqué a su cuello haciendo que se estremeciera con los ojos cerrados -

-Y el lobo se come a la presa?- preguntó con la voz ronca, poniéndome muchísimo más -

Después de clasesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora