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Domingo 10 de septiembre, por la madrugada.
Llegamos al edificio en total silencio y de la misma manera subimos al ascensor.
No llegué a quebrarme el dedo pero sí logré un esguince, me dieron calmantes, me entablillaron el dedo y me recomendaron colocarme hielo.
—Buenas noches –digo cuando el ascensor se detiene en mi piso.
—Buenas noches.
Salgo del mismo y camino unos pasos sin querer alejarme de él.
—Llámame si te sientes mal.
Asiento y lo saludo con la mano cuando el ascensor cierra sus puertas.

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Enlazados
Short StoryValentina y Lorenzo viven en el mismo edificio, uno sobre el otro. Su relación comenzó con el pie izquierdo desde el día en que él se mudó. Valentina se encuentra en el último año de su carrera universitaria, tiene el mejor promedio de su promoció...