Enlazados

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Sábado 6 de enero, por la noche

—¿Qué tal tu comida? –pregunta Lorenzo, con la boca llena y un poco de mostaza al borde de su labio.

Luce como un niño pequeño.

—Deliciosa –contesto, con la boca llena y dirijo una de mis manos a su rostro, para limpiar su boca.

Lorenzo me dedica una tierna sonrisa y siento un zoológico en mi interior.

Termina lo que está comiendo y aclara su garganta.

—¿Sabes? –comienza, dejando de lado la sonrisa y volviéndose serio de repente- siempre quise decirle a mi novia, el día que finalmente tuviese una que no estuviera loca, alguna frase célebre como en las película románticas que tanto te gustan, esas en las que el chico suelta todos sus sentimientos y le hace saber a la chica cuanto la quiere.

>>Resulta que soy bueno escribiendo canciones pero soy pésimo pensando frases románticas –suelta un suspiro y sigue, no me atrevo a interrumpirlo- por lo cual anoche pasé cinco horas viendo películas en Netflix y series, también videos en Youtube. Así que aquí va mi frase –suelta un suspiro y toma mi mano para acariciarla con ternura-. Antes necesitaba la música para sentirme cuerdo y no odiar un poco mi vida, para no odiar a mis padres y los planes que ellos tenían para mí, ahora ya no necesito la música, te tengo a ti. Eres mi cable a tierra y lo único que necesito en este momento. Te amo, Valentina y sería un completo idiota si no te lo dijera.

Suelto un gran suspiro y sin siquiera saber por qué, empiezo a llorar como si me encontrara en un velorio.

—No llores, bruja –susurra, acariciando mi mano-. Entiendo si no estás lista pero quería que lo supieras.

Niego con la cabeza.

—También te amo –sonrío entre lágrimas- sólo que es lo más lindo que me han dicho en toda mi vida.

Sonríe y se acerca a mí, para abrazarme. Me siento protegida en sus brazos y es algo que me encanta.

—Te amo, nena y nada cambiará eso –acaricia mi espalda con una mano y con la otra limpia mis lágrimas- ni siquiera seis meses en Boston.

Acaricio su rostro y separo la distancia entre nosotros.

Los besos siempre han sido la mejor forma de sellar un acto de amor.