Capítulo 8: Reparar a la familia

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Alfred

Si yo creía que el joven Damian había despertado un nuevo instinto en el señor Bruce cuando llegó a su vida, estaba equivocado. Mar'i Grayson lo convirtió en otro hombre. Un hombre completamente diferente que había decidido convertirse en el padre de aquella preciosa y traviesa niña.

Debido a la edad que Damian tenía cuando conoció a Bruce, él nunca pudo experimentar muchísimas cosas, como darle un biberón a su bebé, o verle dar sus primeros pasos. Mar'i le había dado una oportunidad para hacerlo, y el señor Bruce disfrutaba aprender las tareas para cuidarla.

Era su princesa, su bebé. Bruce estaba perdidamente enamorado de esa niña tan pequeña y adorable. Mar'i era una de las niñas más hermosas de todo el planeta Tierra. Su cabello negro crecía con algo de velocidad, y sus ojos siempre estaban abiertos, atentos a lo que sucediera a su alrededor. Mar'i siempre estaba sonriendo a todo mundo y riendo, por lo que era muy sencillo que le cayera bien a cualquiera que la veía, incluida la hermana mayor de la señorita Starfire. La señorita Blackfire se había enterado recientemente de la muerte de su hermana menor y había venido a presentar sus respetos. Era la primera vez que veía a la niña, y había prometido mantener un comportamiento ejemplar para poder acercarse a ella y mantener contacto con la pequeña, que, de acuerdo a sus comentarios, era igual a nuestra querida Starfire. La familia de la joven constantemente venía a monitorear a la pequeña, quien, por derecho, podía reclamar el trono cuando tuviera la edad suficiente. Aunque eso dependería de sus decisiones. Si ella prefería quedarse en la Tierra, el que era la figura paterna de Starfire seguiría en el poder.

Nadie en la casa tenía experiencia con los niños pequeños. En realidad, todos les rehuían. Ninguno tenía idea al principio de cómo comportarse con la niña o cómo tratarla. Me parecía incluso bastante cómico ver al joven Jason intentando darle pollo frito a la bebé de ocho meses, al señor Bruce intentando enseñarle a decir frases completas, o al joven Tim intentando enseñarle a lanzar batarangs. Y claro que tuve que entrar yo a participar y enseñarles lo que sabía.

Yo tenía algo de experiencia con los bebés. No mucha, tomando en cuenta que solamente me encargué del señor Bruce, sin embargo, él ponía mucha atención y aprendía con velocidad cómo cuidar de la bebé. Incluso buscaba en internet consejos para criarla mejor y había ordenado una docena de libros de ayuda para padres. Aunque le sugerí contratar gente que se encargara de Mar'i en su lugar, él se negó. Quería ser él mismo quien criaría a aquella criatura. Él quería hacerlo solo, ya que quería tomar el rol de padre con Mar'i. Ella veía al señor Bruce como su papá y a mí como su abuelo. Aquella niña impresionantemente inteligente y ágil, y tenía un gran entendimiento de lo que estaba bien y mal. Siempre se comportaba de manera ejemplar, y entendía cuando estaba comportándose de una manera inapropiada y dejaba de hacerlo inmediatamente. Todos los miembros de la familia hablábamos de lo feliz que esta criatura hubiera hecho al joven Dick y la señorita Starfire, pero cambiábamos el tema muy pronto. Todos nos poníamos muy tristes cuando recordábamos.

Dick había intentado demandar a Bruce varias veces por haberle quitado a su hija, pero el señor Wayne siempre sabía cómo responder a las demandas. Sus influencias y las pruebas de lo poco capacitado que estaba el señor Dick para manejar la paternidad siempre permitieron que Mar'i se quedara a nuestro lado. Dick tampoco hizo demasiado por venir a ver a su hija, y nunca nos llamó para preguntar por ella. Eso sí, intentó hacer pública la identidad de Batman en algunas ocasiones, sin embargo, por su constante estado de embriaguez no consiguió que nadie le hiciera caso. Intentó demasiadas veces, pero creo que finalmente Raven tuvo que ayudar para cambiar su mentalidad. No volví a escuchar nada más de él.

Cuando escuché de la situación del joven Dick me pregunté qué hubiera pensado Starfire de verlo. Ella lo amaba con todo su corazón, y probablemente hubiera sufrido muchísimo si hubiera imaginado que su muerte iba a dejarlo de ese modo. Ese era uno de sus peores miedos: que Dick no pudiera superar lo que le había sucedido y que se dejara caer. El otro miedo, que algo le pasara a su hija, había sido evitado cuando la bebé salió de la casa de Dick. Desgraciadamente, la pequeña corría más peligro viviendo con su padre que lejos de él. Cuando la pequeña llegó recientemente a la casa estaba algo enferma, por debajo del peso normal en una bebé de su edad. Tristemente Dick se había metido tanto en su tristeza que se olvidó de la pequeña que tanto dependía de él, y no había cumplido la última voluntad de su amada esposa: cuidar y amar a su niña.

Aquella hermosa y adorable joven había dejado un gran hueco en nuestras vidas, y yo extrañaba cuando ella simplemente entraba a la cocina a intentar cocinar conmigo, cuando me pedía consejos para la cocina, o cuando la veía jugando y divirtiéndose con la familia. La visión de Starfire sentada junto a su esposo, o de ella mimando a su hija era algo que constantemente me hacía feliz, y ya no podía disfrutarlo. Esos eran buenos tiempos, pero desgraciadamente nuestra familia se había roto. Sin embargo, por Starfire, nosotros intentábamos ayudar a su esposo y a la hija que ella tanto amaba y que tristemente no pudo ver crecer. Todos íbamos a trabajar para reparar a nuestra familia.

Mientras Dick ponía los pies en la tierra, los demás nos esforzábamos en exceso para poder hacer feliz a nuestra pequeña. Los Titanes, aunque sus visitas no eran tan frecuentes como les hubiera gustado, venían y jugaban con la pequeña. La señorita Raven acababa de tener a dos gemelos, un varón llamado Mark, y una pequeña llamada Arella, y ellos jugaban constantemente con Mar'i. La señorita Barbara Gordon visitaba a la niña diariamente. Ella adoraba jugar con Mar'i. Tim y Jason, aunque no eran precisamente amantes de los niños pequeños, sentían un gran cariño por la niña y siempre estaban jugando o comprándole regalos. Ellos la adoraban, y siempre la mimaban. Cuando tenían oportunidad llegaban a la casa con juguetes nuevos, y Tim siempre llegaba con un ramo nuevo de flores para poner en el cuarto de la bebé, y Jason siempre estaba fabricando cosas nuevas para ella. Todo mundo la amaba.

Ojalá hubiera podido decir lo mismo del joven Damian.

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