Nightstar

Capítulo 29: Un mensaje de Galsh

Mar'i

Estaba hablando en una videoconferencia con Lian, Arella y Mark. Los tres sabían de mi plan de intentar poner celoso a Damian, y aparentemente había funcionado. Había parecido molesto, y de acuerdo a Mark, Damian de verdad sentía disgusto por la manera en la que hablaba con Jon.

-No puedo creer que el serio y gruñón Damian Wayne estaba celoso de Jon Kent-Se burló Arella. Su hermano estaba detrás de ella en la pantalla y también se reía.

-¿Creen que deba seguir haciéndolo?-Pregunté.

-Nah. Creo que ya entendió su lección. Sería demasiado duro contra él-Bromeó Mark.

-Podríamos vernos en la guarida y discutir esto mientras no está-Dije yo. La guarida era el antiguo centro de operaciones que Jon y Damian usaban para ellos dos solos, un viejo regalo de la Liga de la Justicia. Junto a los pasajes que llevaban a Metrópolis y Ciudad Gótica, Silas había instalado uno que condujera a la isla de la Torre T. De esa manera podíamos movernos rápidamente sin ser vistos.

De pronto, Silas se conectó a la conferencia. Se veía nervioso y algo avergonzado.

-Mar'i, tienes que venir ahora mismo a la Torre T-Dijo a la cámara. Yo de inmediato me preocupé y me confundí. Silas sabía que yo no tenía permitido ir a la Torre.

-No puedo ahora, tengo que acabar un trabajo de ciencias para el lunes, y ya sabes de las reglas de mi padre con respecto a la Torre y visitar cualquier...

-Es sobre el memorial de tu madre, Mar'i. Tienes que venir a verla ahora mismo-Dijo Silas. Mark y Arella se acercaron a la ventana de su habitación y vieron lo que yo supuse que era la tumba de mamá. De inmediato palidecieron.

-Tienes que venir, ahora. Nos vemos todos aquí mismo en la isla-Dijo Mark, y colgó la llamada.

Todo mundo se desconectó sin decirme una sola palabra y me dirigí a la guarida para usar el pasaje a Jump City. Por un momento consideré esperar a mi padre y a Damian, pero después decidí que ellos se enterarían de alguna u otra manera y me alcanzarían allá. Me urgía saber lo que estaba sucediendo, tomando en cuenta que no había visitado la tumba de mamá en muchísimos años.

El memorial de mi madre era una estatua tallada para parecerse a ella mientras volaba, junto con una placa de piedra con su fecha de nacimiento y su fecha de muerte. Tenía una frase grabada: "Una gran heroína, con un gran corazón. Será extrañada por sus amigos, su esposo, y su pequeña hija". El suelo, armado por pequeños mosaicos, tenía pequeños mensajes que todos sus amigos le habían dejado. Y alrededor, había un muro cubierto por varias fotos en las que aparecía mi mamá, en general luchando, o acompañada por mi padre cuando era joven. Yo misma aparecía en muy pocas imágenes, pues mi madre y yo no pudimos tomarnos tantas fotografías juntas. La enfermedad se la había llevado antes de eso.

Cuando era pequeña, mucho antes de la prohibición de Bruce, solía ir a sentarme enfrente de la estatua y hablar con ella, como si Starfire de verdad hubiera estado ahí parada. Solía contarle de mi día, le preguntaba si sabía algo de mi padre, y le decía que la extrañaba muchísimo. A veces observaba las fotografías y me imaginaba lo que sucedía en ellas, o lo que había hecho mi madre aquel día, como una foto de ella con mi padre en Tokio. Me pregunté qué era lo que me iba a encontrar cuando llegara y el corazón se me encogió por el miedo. Cuando llegué, volé sólo un poco para hacerle creer a mi familia que había llegado volando.

-Mar'i, cariño, necesito que vuelvas a Gotham, ¿de acuerdo? No quiero que tú veas esto-Dijo ella mientras me tomaba por los hombros para bloquearme el paso. Arella, Lian, Cyborg, Chico Bestia y Roy Harper también intentaron convencerme de no verla, pero yo no iba a volver por mi camino.

-Déjenla pasar. De todas maneras es el memorial de su madre-Dijo Silas desde el fondo. Sus padres lo miraron en tono de regaño.

-Quizá no es necesario. No tenías que decirle que viniera-Dijo Cyborg a su hijo.

-Silas tiene razón. Lo que sea que haya sucedido con la tumba, tengo que verla, ahora-Dije, y aparté suavemente a mi familia.

Pero ellos tenían razón. Yo no quería ver eso. Lo que vi me rompió el corazón justo como imaginé que lo haría antes de llegar. La placa grabada estaba completamente destruida, y a la cara de mi madre le habían dibujado con pintura en aerosol la máscara de Slade. Las flores que habían plantado alrededor habían sido arrancadas y aplastadas, y los cristales que cubrían las fotos habían sido quebrados. Mi rostro, el rostro de la bebé que fui, estaba señalado por flechas. Enfrente de donde estaban los restos de la placa, había un mensaje grabado en el asfalto.

"TE GUSTE O NO, TÚ Y YO TENEMOS ASUNTOS PENDIENTES, MAR'I. NO VAS A HUIR POR SIEMPRE DE MÍ"

No había que ser un genio para saber quién había hecho semejante atrocidad. El lugar donde mi mamá estaría por siempre había sido vandalizado y destruido con odio. Lo que había sido construido con cariño y para recordar a una gran mujer, Slade lo había destruido para lastimarme a mí. Me arrodillé frente a la estatua de mi madre y pasé los dedos sobre ella suavemente, como si se tratara de un espejismo. No había manera en que de verdad esa fuera la bella y detallada estatua que yo recordaba. De inmediato, sentí que de nuevo salían rayos por mis ojos, impulsados por mi furia. Para evitar lastimar a alguien miré hacia el océano y cerré los ojos de inmediato mientras las lágrimas los inundaban.

-¡¿Cómo pasó?!-Exigí saber mientras me cubría los ojos con las manos.

-No lo sabemos linda. Estábamos en el gimnasio entrenando cuando de pronto Silas nos llamó a todos al jardín para mostrarnos lo que sucedió. Las cámaras de vigilancia no muestran nada. Las apagó para que no recibiéramos la alerta-Me dijo Cyborg mientras me ponía una mano en el hombro.

-Intentamos rastrearlo, pero se fue demasiado pronto. No hubo manera de seguirle la pista. Lo siento, cariño-Dijo Chico Bestia en la distancia.

-¡Mar'i!-Me llamó de pronto Bruce. Abrí los ojos, y mis rayos se habían detenido. Corrí hacia mi padre y lo abracé. Él me devolvió el gesto sin regañarme por ir a la Torre T sin su permiso.

-Destruyó la tumba de mi madre. La tumba de mi madre...-Dije yo mientras lloraba. Bruce me abrazó más fuerte y comenzó a acariciar mi cabello.

-No va a pasar nada, ¿vale cariño? Vamos a repararlo todo y lo dejaremos como si Slade nunca hubiera pasado por este lugar. No pasa nada-Me aseguró, y me besó la frente. De alguna u otra forma Bruce entendía la furia que yo sentía en ese momento. Luego de abrazarme me soltó con suavidad-No quiero que te quedes aquí por mucho tiempo. Te daré cinco minutos más, y luego le diré a Damian que te lleve de regreso a casa.

-De acuerdo-Respondí. No estaba de humor suficiente como para rogar lo contrario. No soportaba ver la tumba de mi madre de ese modo ni un minuto más.

Damian, con su traje de Robin, estaba parado mirándome con tristeza. Yo sabía que él también quería mucho a mi madre y seguramente él también detestaba ver la tumba de esa manera. Me olvidé de mis tonterías de ponerlo celoso y simplemente lo abracé y lloré en su pecho. Me abrazó con fuerza y cariño, y me acarició el cabello.

-Te prometo que voy a destruirlo, ¿okay? Vamos a matarlo si es necesario, pero no va a volver a hacer algo como esto, y no va a lastimarte si yo sigo vivo. Te lo prometo-Me dijo sin soltarme.

En el suelo, cerca de la estatua, había un pedazo de papel que recogí y me guardé en el bolsillo. Era una carta, la cual abrí.

"Lo que le hice a la tumba de la zorra de tu madre no es nada comparado con lo que puedo hacerle a tu familia entera, Mar'i. Ya sabes que tengo algo importante que discutir contigo, y mientras más te niegues más me voy a enojar. Slade no tiene límites, y yo tampoco, así que podemos dejarte destrozada en un minuto si nos lo proponemos. No seremos tan piadosos la próxima vez.

-Raul Galsh."

Encendí un starbolt en mi mano hasta reducir a cenizas aquel estúpido pedazo de papel y lancé sus restos al océano. No iba a dejar que Slade y Galsh me atraparan con sus juegos sucios. Podían intentar destruirme cientos de veces, pero yo no era fácil de destruir. No era la clase de persona que alguien querría como enemiga. Y en ese momento me propuse que no me importaba hacer lo que tuviera que hacer hasta que destrozara a esos dos infelices.