Capítulo 41: Loca

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Mar'i

*beep*

*beep*

*beep*

El tiempo pasaba con una lentitud horrible. ¿Cuánto tiempo llevaba tendida en aquella camilla? ¿Minutos, horas, días? No tenía idea. Constantemente podía escuchar un pitido que me recordaba que mi corazón seguía latiendo.  Tenía hambre, sed, y sueño (dormir era impensable con semejante luz arriba de mis ojos). No podía usar mis poderes, y solamente estaba tendida viendo una brillante luz que me lastimaba los ojos y empeoraba mi dolor de cabeza.

*beep*

Una y otra vez agité las manos para ver si conseguía romper mis ataduras, pero no era capaz. Quería salir de allí y volver con mi familia, pero en el fondo ya me había hecho a la idea de que iba a morir sin arreglar nada de lo que dije o hice antes de mi salida de la mansión Wayne.

*beep*

-¿Te das cuenta de que estás metida en esto por tu culpa, verdad?-Preguntó alguien detrás de mí. Era la voz de Lian, con un tono de reproche.

-¿Lian?-Pregunté intentando mirar hacia atrás de mí.

-¿Tienes idea del riesgo en el que nos pusiste a todos por tus tonterías?-Preguntó en el fondo Tim Drake.

-Pero claro, esto pasa cuando eres una niña consentida y mimada por todos. Eres una vergüenza, Mar'i. Eres patética-Dijo Selina en otro punto de la habitación.

Genial. Oficialmente me había vuelto loca.

-Admítelo. En el fondo siempre supiste que no podrías contra Slade. Siempre supiste que no tendrías éxito peleando contra él. Sólo querías impresionar a Damian y querías tu venganza por lo de tu madre-Me dijo Silas acercándose a la camilla. Podía distinguir sus siluetas, pero no podía ver sus rostros. Estaban a contraluz y se veían oscuros.

-No puedo estar viéndolos de verdad. No estoy loca...-Me dije mientras intentaba cerrar los ojos.

*beep*

-¿Segura? Te dieron un buen golpe en la cabeza. Yo no estaría afirmando cosas que no sé-Murmuró entonces Bruce entrando en mi campo de visión.

-¿Tú también?-Pregunté fastidiada.

-Todo esto es mi culpa por consentirte y solapar todas tus tonterías. Esto es lo que recibo por haber sido demasiado ciego contigo. Te aprovechaste de mis propios miedos y reglas para poder salir a jugar a las calles. ¿Cómo te atreves a llamarte una heroína?-Preguntó Bruce enojado.

-Una desgracia. Nunca estarás a la altura de tu madre. Sólo intentas estarlo, pero fallas miserablemente-Me reprochó Alfred. Revolvía lo que parecía ser una taza de té, y el tintineo de la cuchara con la taza de mezclaba con el sonido del monitor cardiaco.

Una a una las siluetas de mis amigos y mi familia se acercaron a mí diciendo cosas que yo sabía en el fondo. Nunca llegaría a la altura de mi madre, nunca sería como mi padre, nunca sería una heroína de verdad. Era sólo una niña mimada jugando a los disfraces, que al parecer había causado más daño que bien a todo el mundo.

-Y llegaste demasiado tarde a esa conclusión, mi niña-Murmuró entonces otra voz, la voz de Starfire, acercándose a mí. Fue la única silueta que pude distinguir.

No sé si lo que veía era real. No sé si lo que veía era un reflejo por la luz o una alucinación por la sed. Pero la imagen de mi mamá enferma y débil, en sus últimos minutos de vida, se veía tan real, aterradora, y horrible, que me hizo soltar un grito, y cerrar los ojos por el miedo.

*beep*

-¡Ya cállate!-Le grité al aparato y sin obtener nada como respuesta.

-Tranquila, mi niña, tranquila. Puedes abrir los ojos-Me dijo una voz a mi lado, de nuevo, era mi madre, pero su voz no sonaba tan rasposa y aterradora como antes. Sonaba más bien dulce y sonora, y escucharla hacia que el monitor se callara.

-¿Mamá?-Pregunté mientras abría los ojos con sumo cuidado.

Ella estaba sentada al lado de mi cama, vestida igual que el día de la fiesta de presentación. Con un largo vestido púrpura, y el largo pelo pelirrojo que no heredé cayendo por su espalda. Me sonreía con ternura y bondad, como cuando era bebé.

-¿Eres real, o sí estoy loca?-Pregunté a la imagen. Ella se rió.

-Seré tan real como quieras creer que soy, mi niña-Me dijo ella mientras sonreía. Para mí, eso significaba que sí estaba loca.

Se veía de mi edad. Era sólo un poco mayor que yo cuando nací, y tenía casi veinte años cuando se murió. Además, era tan parecida a mí, que me daba algo de miedo. En mis recuerdos, la imagen de mi madre no era tan clara o detallada como la de Bruce, o Raven, o Selina. Era más bien borrosa, y algunos detalles iban y venían. A veces sólo podía pensar en la muñeca de ella que Jinx me había regalado. Esta vez, podía verla tal cual era frente a mí, con cada detalle de su rostro tan claro y nítido. Me dieron ganas de llorar.

-Voy a morir-Le dije mientras apretaba los ojos para no llorar frente a ella. No me parecía honorable llorar frente a mi madre, real o alucinación. 

-Sabes que tu familia está en camino, mi pequeña. No te preocupes por eso-Me dijo ella mientras me acariciaba el rostro de la misma forma que lo hacía cuando era bebé.

-Lo sé, pero no creo que lleguen a tiempo. Quiero decir, Slade va a matarme, o Ra's al Ghul va a matarme. Alguno de los dos lo hará, y no falta mucho tiempo para eso-Dije yo mientras abría los ojos de nuevo. Para mi sorpresa, Starfire seguía ahí.

-Tranquila, mi pequeño bumgorf. Todo saldrá bien. Sólo tienes que tener fe en ello-Me dijo. Se inclinó para darme un beso en la frente, y se enderezó.

-Te amo, Mar'i-Me dijo en voz baja y sonriendo.

Otra de las cosas que más me dolía de que mi mamá hubiera muerto cuando era un bebé, es que no sabía hablar. Nunca pude decirle lo mucho que la quería. No tuve la oportunidad, y ella nunca pudo escucharlo. Real o no, la Starfire que tenía frente a mí tenía que saberlo.

-Yo también a ti, mamá. Y nunca pude decírtelo-Le dije.

-Lo sé, pequeña, y no sabes lo feliz que me hace escucharlo. Ahora, tienes que aguantar. Tienes que salir. Tu familia, los Descendientes e incluso Talia al Ghul vienen a buscarte, tú sabes que no te dejarían sola nunca. Sé fuerte, mi niña, y yo siempre estaré a tu lado-Me dijo. Me dio un último beso en la frente y yo cerré los ojos. Cuando los abrí de nuevo, mi madre no estaba, habiéndome dejado sola de nuevo.

Las palabras de mi madre fueron suficiente para motivarme. Agité las manos una vez más intentando liberarme. Conseguí hacer que el metal se agrietara, y poco a poco comencé a sentir más movilidad. Seguí intentando hacerlo, hasta que conseguí hacerles grietas más grandes.

"Bien Slade, hora de la pelea." Pensé mientras apretaba los puños.

*beep*

-Tú caerás primero-Murmuré fastidiada al monitor mientras rodaba los ojos.

Genial. Sí estaba loca. 

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