Capítulo 11: Una flor

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Normal

Mientras Bruce y Barbara hablaban, en el jardín de la casa Damian entrenaba con su espada. Jason y Tim habían salido a trabajar y Bruce estaba ocupado con Barbara como para poder entrenar con él. "Al menos no está con Mar'i" pensó el muchacho mientras hacía girar habilidosamente su espada. Odiaba que su padre gastara tiempo en ella.

-¡Hola Dami!-Exclamó una vocecita corriendo hacia él. Mar'i se acercaba alegre y emocionada hacia el chico. Como casi nunca lo veía, la emocionaba tenerlo cerca. Traía una flor en la mano que había arrancado del jardín personal de Damian. Él volteó los ojos lleno de fastidio.

-¿Qué quieres ahora engendro?-Preguntó Damian sin mirarla. Ya tenía suficiente con encontrarse las muñecas y juguetes de la niña por toda la casa (incluido el asiento del Batimóvil y la Baticueva) como para soportarla en su entrenamiento privado.

-¿Puedo jugar contigo?-Preguntó ella mientras tomaba una espada extra que Damian llevaba en caso de que Bruce, o quien fuera, se le uniera.

-No estoy jugando, niña. Estoy entrenando. Cuando yo tenía tu edad ya sabía manejar una espada a la perfección y podía pelear. ¿Tú sabes hacer algo aparte de llenar de brillantina las alfombras?-Preguntó Damian haciendo girar el arma.

-Puedo contar hasta diez-Dijo Mar'i mientras soltaba la espada y alzaba sus diez dedos.

-¡Cuidado, por Dios! ¡Son delicadas, engendro de Grayson!-Exclamó Damian recogiendo la espada. Le sacudió el polvo y la puso en su lugar anterior. Acto seguido colocó su caja en una mesa alta para que Mar'i no pudiera alcanzarlas. De todas maneras, no sabía volar aún. Sin una madre que le explicara cómo funcionaban sus poderes, y con Blackfire intentando restaurar su buena reputación en Tamaran, nadie podía guiar a Mar'i.

-¿Por qué "Grayson" no me viene a visitar nunca?-Preguntó Mar'i de pronto. La pregunta sorprendió a Damian un momento, pero se compuso.

-Porque es inteligente y sabe lo que le conviene-Dijo Damian dando una estocada al aire.

-Papá Bruce dice que él me quiere mucho, aunque no me visite. Sólo está algo triste-Dijo Mar'i mientras se sentaba en el suelo con las piernas extendidas. Hizo golpear las puntas de sus pequeños pies.

-No he visto a Grayson en muchos años, Mar'i, así que creo que es seguro admitir que quizá ya tiene otra esposa y quizá tuvo hijos más normales que tú-Dijo Damian.

-Pero aún me sigue queriendo, ¿no?-Preguntó Mar'i golpeando sus puntas de nuevo.

-Sé realista, engendro. Si te quisiera ya te hubiera venido a ver o siquiera preguntaría por ti. Esa es mi opinión, pero claro que algo diminuto e insignificante como tú no lo entendería nunca-Dijo Damian gruñendo.

-Él me quiere. Mi tía Babs me lo dijo, y mi papá Bruce...

-¡Deja de llamarlo así, maldita sea! ¡No es tu padre, es el mío! ¡Tu padre es Richard Grayson, y ni siquiera él es hijo legítimo de Bruce! ¡Tú no eres nada de él ni mucho menos de mí!

-¿Por qué me estás gritando?-Preguntó la pequeña mientras comenzaba a llorar.

-¡Porque estoy cansado de ti! ¿Y sabes qué? si Grayson no te quiere cerca es porque por tu culpa tu madre se murió-Dijo Damian.

-¿Qué?

-Lo que oíste enana. Tu madre se murió después de que naciste porque tú la enfermaste.

-¡No es cierto!-Dijo Mar'i mientras se ponía de pie y comenzaba a llorar.

-¡Lo es! ¡Tú causaste que tu madre de enfermara! ¡Ella era una mujer muy sana y feliz hasta que llegaste a su vida! ¡Arruinaste la vida de todo mundo, Mar'i! ¡Supéralo de una maldita vez, estúpido engendro! Todo lo que tocas se destruye. Estarías mejor lejos de aquí, o incluso muerta-Gritó Damian.

-¡Que no! ¡Eso no es verdad y tú sólo quieres hacerme sentir mal!-Gritó Mar'i corriendo por la otra espada.

Consiguió dar un salto lo suficientemente alto como para tomar la otra espada y la desenvainó. Damian se preparó para atacar a defenderse, cuando la niña inmediatamente soltó de golpe el arma y comenzó a llorar más fuerte.

Damian, fastidiado, quiso ignorarla de nuevo, hasta que se dio cuenta de que la pequeña mano de la niña tenía una herida causada por el filo de la espada. Puso los ojos en blanco y corrió hacia ella.

-Te dije que no agarraras mis cosas, estúpido engendro-Dijo severamente mientras le apretaba la muñeca y tiraba suavemente de ella hacia el interior de la casa.

Damian se maldijo internamente. ¿De nuevo planeaba luchar contra una niña pequeña? Por más fastidiosa que fuera era una niña que no tenía tantas habilidades como él. Sus principios y su código moral le impedían atacar a una persona que estuviera en evidente desventaja frente a él, y esa niña lo estaba. Y aparte de todo, acababa de romper la promesa que le había hecho a su amiga. No dejar que nada le pasara a la niña, y no pudo evitar que ésta se lastimara (por tonta en realidad, pero lastimada de todos modos). La examinó en la cocina y se dio cuenta de que la herida (gracias al Cielo) no era ni remotamente profunda. Era bastante superficial, porque la pequeña había heredado parte de la resistencia de su madre. Con un vendaje bastaría bastante bien, sin necesidad de puntos.

-Engendro bruto. No puedes volver a tomar mis cosas. Por eso siempre tengo que andar detrás de ti evitando que te mates-Murmuró Damian mientras curaba a Mar'i, quien ya no lloraba pero hipaba histéricamente.

Damian vendó cuidadosamente la mano de Mar'i. Le parecía gracioso como su padre alardeaba de la inteligencia y madurez de la niña, y ésta había acabado cortándose con una espada que no sabía manejar y que sabía que no debía tomar. Pero ahora el regaño le iba a caer a él por no evitar que ella tomara las espadas. O sea, inevitablemente todo era culpa de él. Finalmente la herida estuvo sanada y vendada.

-Ya está. Y ten cuidado para que no te lastimes más niña-Dijo Damian mientras se enderezaba y guardaba todo de vuelta en el botiquín.

-Gracias Damian-Dijo Mar'i mientras se paraba en la mesa de puntas. Lo abrazó y le dio un beso en la mejilla a manera de agradecimiento. Le puso en la mano la flor con la que estaba jugando hacía un rato y le sonrió con esa dulzura característica en los niños pequeños.

-¡Fuera de aquí Mar'i!-La urgió Damian, y Mar'i salió corriendo a buscar a Bruce y Barbara.

Damian sonrió mientras examinaba la florecita. Era de sus flores favoritas en el jardín, y de acuerdo a antiguos libros, esa clase de flores significaba unión. Quizá, sólo quizá, significaba que una unión estaba naciendo entre él y ella. Quizá no era necesario odiarla, después de todo, se trataba de una niña pequeña. Inmediatamente volvió a fruncir el ceño. Miró a la niña mientras se alejaba corriendo por el pasillo y bufó.

-*Tt*. Estúpido engendro.

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