Capítulo diecisiete

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Advertencias: En el siguiente capítulo encontrarán contenido delicado

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Advertencias: En el siguiente capítulo encontrarán contenido delicado. Como autora no promuevo ni avalo ningún tipo acción que atente contra la salud. La opinión expresada por los personajes no necesariamente reflejan mi punto de vista ante temas sensible

Gracias de antemano por sus comentarios y votos. 

Camila.

Las manos de Pablo me sujetaban con firmeza evitando que continuara tambaleándome. Me sentía débil y agitada. Incapaz de hablar le apunté el lavabo, me llevó hasta ahí de inmediato luciendo sumamente preocupado.

—El cepillo, por favor —pedí conteniendo otra arcada.

El sabor amargo en mi boca estaba a punto de hacerme vomitar una vez más. Tomé el cepillo que me ofreció Pablo y comencé a usarlo mientras él recogía mi cabello para apartarlo de mi cara.

—¿Puedes sostenerte sola?

Asentí sosteniéndome del granito mientras él me soltaba poco a poco hasta voltear para encargarse de cerrar la ducha. Se acercó de nuevo solo unos segundos después, estaba empapado, pero parecía no importarle. Se encontraba enfocado en mí y en cada uno de mis gestos.

—Solo estoy nerviosa —afirmé en cuanto me enjuagué la boca—. Me acaban de dar una noticia que no esperé y...

—¿Te estás provocando el vómito? —Volvió a preguntar—. Camila, no me mientas. Esto no es un juego, es tu salud y no voy a permitir que la pongas en riesgos por nada, ni siquiera por eso show.

—¡No!

—No me mientas, Cami. ¿Es Mariano? ¿Él te sugirió esto? Eres la mujer más lista que conozco, no puedes caer en algo así. Mírate —me obligó a ponerme frente al espejo ignorando la forma en la que lo observaba. Me molestaba su forma de hablarme, y la desesperación que reflejaba su mirada—. ¿Crees qué necesitas hacerte daño de esta forma?

—¡Pablo, basta! —grité apartándolo. Estaba mojada, acababa de vomitar, me sentía horrible. No quería seguir contemplando mi reflejo—. No me estoy provocando el vómito, no soy estúpida. Adelantaron el primer casting, es la próxima semana, vomité por los nervios, no sé como explicarlo. No me siento lista para esto. Aún no.

Respiró hondo procesando lo que acababa de decir, no parecía aliviado, asumí que, no me creía del todo.

—Estás hiperventilando. —Antes de que pudiera hacer algo me encontraba entre sus brazos. Me sacó del baño y me puso sobre la cama, la cual se empapó gracias a mi cabello que seguía goteando—. Respira hondo, Camila, hazlo conmigo, vamos. —Me animó—, por la nariz, lento.

Mi teléfono estaba sonando donde lo había dejado. Estaba terminando de ducharme cuando recibí la llamada que llegué a pensar en no responder, sin embargo, ver el número de la oficina de Benjamín me convenció a alargar el brazo para sujetarlo sin molestarme en cerrar la ducha.

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