Fueron más de 24 horas, lo siento. A veces surgen inconvenientes que escapan de nuestras manos. No tenía intención de molestarles o algo parecido. La segunda parte está larguísima. Espero la disfruten, marca el fin de una etapa en la historia. La emoción que me genera lo que viene.
Pablo
El ambiente en el restaurante no lograba animarme. Las risas que sonaban a mi alrededor no me invitaban a reírme, tampoco se me antojaba unirme a la conversación en la que participaban todos. Me sentí mal por ello, por comportarme como parte de la decoración de la larga mesa que ocupábamos. Ausente, ajeno a cualquier sentimiento que evocara alegría.
Intenté en vano permitir que la atmósfera festiva me envolviera, pensé que se lo debía a Milena, quien había organizado la cena en la que los empleados más cercanos de la constructora me estaban despidiendo. Procesar que me marchaba solo ensombrecía por completo mi panorama, por ello mostrarme sonriente y conversador, me era imposible.
—¿Una copa? —ofreció un mesero.
—No, muchas gracias —respondí de forma automática.
—Arquitecto, tiene que brindar con nosotros.
Levanté la vista al escuchar la voz femenina que me habló del otro lado de la mesa, y me percaté de lo atentos que estaban todos a mí. Tenía un poco más de un mes sin probar una gota de alcohol, me había hallado tan decidido a seguir las indicaciones médicas de Nicole, que mi cerebro de inmediato decía un rotundo: no, ante el ofrecimiento de algún trago. Sonreí con amargura al darme cuenta de lo estúpido que estaba siendo, aquellos planes ya no existían.
Asentí con una sonrisa falsa en los labios, aguardando por la copa que me entregaron unos segundos después. Nunca contemplé mi despedida de esa forma, había imaginado una fiesta en casa, con Benja bromeando con lo mucho que me iba a extrañar, y mi hermana haciendo caras de asco cada cinco minutos. Apreciaba a las personas que trabajan conmigo, no obstante, me sentí solo y fuera de lugar.
El alcohol que se deslizó por mi garganta me supo extraño, lo saboreé mientras Milena me decía algo a lo que no pude prestarle atención. Quería irme al departamento al que me había mudado, meterme a la cama y seguir preparándome para el viaje que haría en unos días.
—¿Se siente bien? —cuestionó mi asistente.
Supuse que verme arrugar la cara llamó su atención, asentí mientras le hacía un gesto al mesero para que se acercara. Necesitaba comer algo para contra restar el asco que me produjo el alcohol.
—Todo bien, Mile. No te preocupes. El restaurante me gustó mucho —comenté intentando ser agradable, puesto se había esforzado por organizar algo que no me había gustado.
—Supuse que iba a gustarle. ¿Se irá temprano, cierto? Se le ve cansado —agregó.
—Sí, Horacio vendrá por mi dentro de un rato. Así que puedo tomarme un par más —dije levantando mi copa vacía.
ESTÁS LEYENDO
Malas Decisiones
RomancePablo lidiará con las consecuencias de haber perdido a Camila, mientras ella triunfa y cumple sus sueños. ¿Podrá soportar el éxito de la mujer a la que saboteó y por la que perdió la cabeza? *** Las malas decisiones de Pab...