Capítulo veintiuno

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El jardín de la casa de Benjamín estaba lleno de personas. Lo que se suponía sería en un evento privado e íntimo se le había salido de las manos. Los miembros más cercanos de su equipo no eran los únicos presentes, varias modelos de la agencia se movían de un lado a otro, entre las sillas que habían colocado frente a la inmensa pantalla en la que se proyectaban entrevistas previas al show que todos esperábamos ver.

Sorbí el trago que sostenía en la mano mientras observaba todo a mi alrededor. Las luces colgantes iluminaban la zona dónde se encontraban las sillas y cojines que servían como asientos, dejando el área en la que se encontraba la pantalla a oscuras. El lugar estaba decorado con motivos rosa y muchos brillantes. Había velas sobre las mesas pequeñas colocadas sin ningún orden específico y rosas distribuidas por todo el espacio.

Pamela había hecho un buen trabajo preparando todo para el evento del que todos hablaban. El show del que Camila formó parte y había sido grabado un mes atrás. Cada detalle fue estrictamente cuidado, podía notarse con facilidad hasta en las copas de cristal que tenían alas grabadas.

No dejaba de parecerme extraño que Camila rechazara la idea de celebrar aquel evento en grande, en un club, con una alfombra roja y muchas personas invitadas. La intimidad en la que insistió era atípica en ella, mantener bajo perfil no era algo que hiciera a menudo.

Tomé otro vaso de la bandeja del mesero que pasó frente a mí, mientras buscaba a Benjamín con la vista. Lo encontré a unos metros de distancia, sonreía conversando, pero estaba tenso, podía notarlo con facilidad. Supuse que organizar la fiesta lo tenía en ese estado. Ante la negativa de Camila en celebrar la trasmisión del show en un club, se ofreció en preparar algo en su casa para aquella noche en donde al fin todo el mundo podría verla brillando.

—Tío.

Volteé al escuchar la tierna voz de un niño. Benja me sonreía con los brazos extendidos para que lo cargara. Lo hice, sin soltar el vaso que tenía en la mano derecha y que tuve que vaciar de golpe en mi garganta.

—¿Quieres qué busquemos a tu papá?

—Sí.

Me encaminé hacia Benja con el niño entre los brazos, adoraba pasar tiempo con él, pero con Luciana cerca aquello resultaba complicado. Cada vez que mi sobrina me veía cerca de un niño buscaba cualquier excusa para reclamar mi atención, en ocasiones, con berrinches que lograban acabar con mi paciencia.

—¿Puedes intentar convencer a Camila de hacer un live cinco minutos antes que empiece el show? —preguntó mi mejor amigo mientras me quitaba a su hijo de los brazos—. Mariano lo intentó, pero está renuente. La forma en la que le gritó hasta a mí me dio miedo.

—Iré a buscarla.

—Convéncela —insistió.

Asentí y volteé dispuesto a buscarla, no sin antes pasar al bar para tomar una copa. No sabía si iba a lograr convencerla, Cami estaba más obstinada que nunca, renuente y con un carácter un tanto más volátil que el de costumbre.

Malas DecisionesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora