Capitulo 8

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Maratón 4/4

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Aeropuerto de Nueva York.

-¡¿Por qué?! –murmuró mientras un nuevo escalofrío recorría su espalda.

-Te prometo que si pudiera, los cambiaría –acarició suavemente la muñeca de la morena, tratando de tranquilizarla.- tienes que calmarte, nena. Si no la pastilla no va a dar efecto.

-No creo que ni mil pastillas puedan dormirme, Michelle. Estoy queriendo vomitar. No sé cómo pudiste hacer esto.

-No fui yo-susurró

-¿Qué dijiste?

-Nada, nada. Espérame aquí, voy a ver si consigo algo que te calme.- Camila asintió mientras la veía alejarse encorvada.

¿Había escuchado bien? Michelle había dicho que no había sido ella quien había comprado los boletos ¿entonces quién?

Seguro solo eran excusas para que ella no la culpara... No entendía cómo se le había ocurrido a la cabeza hueca comprar boletos de avión cuando bien sabía que ella le tenía fobia a las alturas.

...

-¿Puedes darme un té de manzanilla, por favor? Sin azúcar. –la delgada chica detrás del mostrador le sonrió coquetamente mientras asentía con la cabeza y buscaba las bolsitas de té.

Lauren por un momento se olvidó de todo el estrés que había acumulado en estas últimas 24 horas y le sonrió de vuelta.

-Aquí tienes –el té se tambaleó dentro del vaso y cayó sobre uno de los dedos de Lauren.

-¡Auch! –se quejó mientras llevaba su dedo a la boca. La chica podía ser sensual, pero era muy idiota.

-¡Ay! Perdóname –le pidió con voz chillona y le entregó una servilleta.-

Jauregui se frotaba la quemadura, mientras la miraba con el ceño fruncido. Sacó su billetera y dejó los billetes mientras recogía el vaso con mucho cuidado. Se estaba yendo cuando escucho la misma voz otra vez.

-Soy Julieta. –se presentó la muchacha.

Lauren volteó con la misma mirada ceñuda, era obvio que cuando le quemas la mano a alguien quedas fuera del ligue...

-No me interesa–siguió su camino, sin voltear la mirada ni una vez.

Llegó junto a Camila y le entregó el té en sus manos.

-Cuidado, está caliente –mostró su dedo rojo e hinchado como advertencia.

-Mi Dios ¿Qué te ha pasado?

-La chica de quiosco no tiene buen balance –bromeó.

-Pobrecita –Camila dejó su taza de lado y acercó los labios a la mano de Lauren, obsequiando un pequeño beso sobre la quemadura.

La oji-verde se quedó tensa, fuera de la cama jamás le había gustado que la tocaran... pero ese beso había sido diferente. Ella nunca había experimentado aquello que los niños llamaban la "magia del beso de mamá" ya saben... cuando los niños tropiezan y se raspan y que su madre besaba su herida y mágicamente pasaba el dolor; lo único que Clara había hecho cuando ella tenía raspones era enviarla a su cuarto.

La mirada de ella se cruzó con los ojos brillantes de Lauren y la noche anterior pasó por su mente tal y como si la estuviera viviendo en ese mismo instante, la suave piel de Camila bajo la suya, sus labios gimiendo un nombre que no era el suyo, su respiración mezclándose con la de ella mientras dormían; había sido la primer vez de ella y Lauren se había enterado demasiado tarde.

La Farsante (Camren)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora