Capitulo 21

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26 de Junio.

Mañana cumplía 30 años.

Era extraño, sentía como si fuese ayer cuando cumplía los 18, recordaba cuan mayor se sentía en esa época, ¿Qué pensaría la Lauren del pasado si viera la que es hoy en día? ¿Estaría orgullosa? ¿Estaría decepcionada? ¿Se golpearía en las bolas a sí misma?

Sintió a Camila retorcerse al lado de ella mientras seguía dormida. Los cinco días sin ella, habían sido una total tortura, la acercó un poco hacía ella y olió su cabello mientras besaba su coronilla. Era preciosa.

Se acordaba de lo nerviosa que se había puesto ayer mientras hablaba con Clara, su madre, en cambio, había puesto su máscara seria, haciendo sentir a Camila más incómoda. ¿Ni siquiera pudo haber puesto una sonrisa? Para alivianar el momento, al menos. Quería tener su dinero, pero no estaba haciendo absolutamente nada para ganárselo.

De todas maneras, no lo obtendría. Ni Clara, ni ella misma . La fortuna se quedaría con los Cabello, porque a ellos les pertenecía.

-Camz, amor –susurró- pequeña levántate.

-No quiero –se quejó.-

-Vamos, princesa. Quiero llevarte a conocer California.

-Ya conozco California –volvió a retorcerse y puso la almohada encima de su cabeza.

-Camila, deja esa actitud. –Retiró la almohada- ¿No quieres pasear conmigo?, ¡estuviste encerrada en la cabaña por cinco días!

-Quiero dormir-gimió.- ¿Qué hora es? –preguntó mientras fruncía el ceño y abría sus ojos.

Lauren sonrió al ver sus ojos somnolientos, lucía tan bonita por la mañana, así sin maquillaje y con todo su cabello alborotado, con su espalda al descubierto.

Acarició el camino de su columna vertebral y la besó en la nuca.

-Las siete y media.
-Ugh, es demasiado temprano. -Camila se sentó, cubriéndose con el edredón de la cama y dio a Lauren un pequeño beso. -¿Te pasa algo? –Lauren tenía la mirada pesada, como alguien que carga demasiadas palabras no dichas.

-No –murmuró Jauregui y acomodó un mechón del cabello de Camila atrás de su oreja. –Estoy contenta de tenerte aquí conmigo.

-Por teléfono me dijiste que querías hablar de algo importante ¿Qué era? –suspiró pesadamente.

-Necesito resolver unas cosas antes de decírtelo ¿te parece? –ella asintió.

-No tardes demasiado... soy muy desesperada.

-Entonces... ¿sales a pasear conmigo?

-Sí, deja darme un baño y en un momento nos vamos. –salió de la cama aún enrollada en la manta, dejando a Lauren sin cubrir, le lanzó un beso y caminó hasta el baño, mas tarde se escuchó el chorro de agua cayendo y un leve canto angelical.

La sonrisa de Lauren se amplió. Tenía un buen plan para el día de hoy. Se había propuesto disfrutar cada instante con Camila, porque no podía estar seguro de volverla a ver después de decirle la verdad...

Media hora más tarde estaban listos, con una canasta con varias frutas y Lauren con su guitarra, irían de picnic.

Llegaron a un hermoso parque que estaba cerca, pocas personas estaban ahí ya que era un poco temprano, se sentaron cerca de unas flores y arreglaron el mantel, los sándwiches, las sodas y las frutas que traían.

-Te dije que era demasiado temprano -Camila estaba ruborizada, solo estaban ellos y más alejada una señora mayor dando de comer a unos pájaros.

-Así es mejor, no me gustaría que algún niño estuviera jugueteando a nuestro alrededor, o algún perro robándonos la comida.

Camila arrugó sus ojos-¿No te gustan los niños? –preguntó con un tono frío, su sueño siempre había sido ser madre.

-Define mejor tu pregunta. –pidió, mientras tomaba un trago al refresco.

-¿Quieres tener hijos?-Lauren se atragantó y Camila empezó a darle golpecitos en la espalda.

-¿Te refieres a ahora, en este instante?-cuestionó después de recuperarse.

-No, me refiero a en cualquier momento, ¿Qué pasaría si te dijera que estoy embarazada? –La ojiverde abrió sus ojos como platos, eso complicaría las cosas.

-¿Estas, estas embara-embarazada? –tartamudeó.

-No, Michelle. No estoy embarazada. Solo imagínatelo ¿Qué pasaría? No reaccionarías muy bien...me doy cuenta. –estaba triste, Lauren pudo notarlo.

-No creo que sería un buena madre, eso es todo. Pero si estuvieras embarazada me quedaría a tu lado, Camila. No te dejaría sola, ni por eso ni por nada.

-Es porque eres mi esposa, un documento te obliga a quedarte a mi lado.

-Camila, ¿Cómo puedes pensar eso? Claro que no. Me quedaría porque amaría ver el brillo de tus ojos, y sería para mí un honor correr hasta la tienda para cumplir tus antojos. Y ¿te imaginas cuando tu pancita empiece a crecer? Me quedaría dormida acariciándola y hablando con el bebé. Y podrías cantarle a él, con tu voz de ángel tal como cantaste en la ducha esta mañana -Camila rió- y yo tocaría mi guitarra. –Los ojos de Lauren empezaron a humedecer, la idea de ser madre no sonaba tan mal- Y cuando naciera, me enseñarías a cambiarle los pañales, aunque al final lo terminarías haciendo tú, porque yo lo haría mal. Camila ¿puedes solo imaginar un bebé tuyo y mío? Sería la cosa más preciosa del mundo, tendría tus labios...

-Y tus ojos –sonrió Camila mientras fantaseaba con la criatura.

-Y tus pequeñas y rosadas mejillas –Lauren las pellizcó mientras hablaba.

-Y tu bello cabello. –Dijo ella mientras le alborotaba la larga y negra melena.- Se llamaría Michelle...

Lauren frunció el ceño inmediatamente, saliendo de la ensoñación. -¿Michelle?

Camila asintió, -Sí, como tú.

Lauren no pudo evitar hacer una mueca, por un instante había olvidado que no era Lauren la que estaba frente a Camila si no Michelle.

-Me gustaría que llevara otro nombre. Pero creo que todavía no es momento para pensar en eso ¿verdad? -Camila sonrió negando, todavía no estaba embarazada. Aún no.

Camila tomó un sándwich y dio un mordisco, las palabras de Michelle la habían puesto sentimental.

-Michelle...

-¿Uhm?

-Quiero conocer a Lauren.

La Farsante (Camren)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora