2 días después.
-Sigue sin contestar –gruñó la ojiverde hacía su celular.- Se ha escapado. Ya no podemos dudar. Llamemos a la policía.
-Michelle, estamos en un avión camino a Nueva York, será un viaje largo; deberías calmarte.
-¡Han pasado más de 48 horas!
-Sí, pero siguiendo el protocolo legal, una persona solo se identifica como desaparecida después de 72 horas.
-Es demasiado tiempo no puedo esperar un día más. ¡Esa mujer tiene a mi hija! Y no sé que le vaya a hacer.
-Mira hermana, Lucy puede estar enojada pero no le haría nada a su propia hija, tranquilízate.
-No puedo –volvió a tomar el teléfono pero unas delgadas manos le impidieron llamar.
-Disculpe señorita, pero debo pedirle que apague su celular, es por su seguridad y por la de todos los pasajeros. –la aeromoza les brindó una cálida sonrisa a ambas mientras que el rubor recorría sus mejillas, impresionada de tener a dos mujeres tan guapas frente a ella.
-Claro, ella apagará su teléfono –musitó Lauren mirando a Michelle, quien refunfuñando guardó el aparato en su bolsillo.
-Aterrizando llamaré al hotel donde se hospedaba, no estoy a gusto, ella me amenazó de alguna manera, dijo que jamás la volvería a ver, ni a ella ni... -trago- al bebé. Tal vez cumpla su promesa.
-La encontraremos, no puede esconderse para siempre.
-Es Lucy, Lauren. No sé cómo, ni por qué pero siempre se sale con la suya –gruñó.
-Hey –apretó su hombro- es tu hija, mi sobrina, no voy a permitir que la alejen de tu lado.
-Gracias, Lauren –sonrió.- Eres una buena hermana.
-Tu también –se encogió de hombros.
-No –se tensó- no lo soy, soy egoísta y te he hecho daño, cuando no merecías nada de eso, acaparé la atención de nuestros padres, te quité a Lucy, y luego te metí en problemas legales, has estado al pendiente de mi salud todo ese tiempo; y yo... yo ni siquiera te he preguntado sobre tu bebé.
-Bebés –corrigió ella.
-¿Bebés? –Repitió con los ojos abiertos.- ¿tres?
-¡No! –gritó, sería tan extraño tener trillizos- Dos, voy a ser madre de gemelos.
-¡Gemelos! –Murmuró su hermana con júbilo- ¡eso es asombroso! ¡Felicidades!
-Gracias –sonrió de lado- va a ser difícil.
-Sí, pero vas a tener a muchas personas para ayudarte, además... ¡la madre es Camila! Eso te garantiza que tendrás las cosas un 55% más sencillas, ella hace que todo luzca más fácil.
Lauren hizo una mueca al escuchar a su hermana.
-¿Sigues sintiendo algo por ella?
-Sí.
-¡¿Qué?!
-Por favor, señorita, le pido que guarde silencio –otra aeromoza la amonestó al momento en que pasaba a su lado.
-Cariño, Lauren. Cariño de hermanas, es... básicamente mi cuñada, debo de quererla.
Ella bufó- Fue tu esposa, te ibas a casar con ella y ella... te amaba tanto.
-Fue mi esposa porque un documento lo dice, pero nunca conviví como esposa con ella, además ¿por qué te preocupas? Está enamorada y embarazada de ti.
-Lo dijiste, en el hospital. La primera vez que te vi ¿recuerdas? Te dije que quería casarme con Camila y dijiste que eso no ocurriría si lo impedías...
-Fui una tonta, perdón. Yo... estaba confundida, me dolía la cabeza y lo único que recordaba era a... ella, ella en el café y en la feria, en aquel parque, festejando algunas fiestas y el accidente, era lo único que mi mente procesaba y luego llegas tu y me haces recordar y me dices que la amas y... que te ama, me enojé. Yo siempre desee lo que tú querías y bueno, ahora tenías algo que yo ya no podía recuperar.
-No hay que hablar de eso, ¿te parece? Me pone mal...
-Eres muy celosa.
-Sí, no sé, no tanto...
-Sí que lo eres –canturreó Michelle.
-Ya mejor me voy a dormir –murmuró mientras se volteaba y cerraba sus ojos, imaginando dos pequeñas caritas con ojos mieles y cabello negro, sus hijos.
***
New York, City.
-¡Qué hermoso! De verdad no me canso de ver todas estas ropitas, son tan pequeñas ¿de verdad cabrán aquí? Parecen para muñequitos... -susurró Dinah.
-Entrarán ahí –afirmó Camila - aunque no por mucho tiempo, los bebés crecen cada día, al mes necesitarán más y más ropa.
-¡Genial! –Chilló.- Eso significa más compras para la tía Dinah.
-Sí –sonrió al ver dos pequeños gorritos –serán unos bebés muy a la moda.
-Ruego al cielo que sean niñas, así podríamos comprar moñitos y vestiditos y muñequitas y zapatitos y ¡cosas rosas!
-Lucy tendrá una niña...
-¿Y qué? Las tuyas serían un millón de veces más hermosas.
-Dices eso porque eres mi amiga.
-Digo eso porque es verdad, ¿tú quieres niños?
La morena hizo una mueca- Saludables, solo quiero que nazcan completos, los embarazos de gemelos son más difíciles. Y bueno... es mi primer embarazo.
-Todo saldrá bien.
-Eso espero.
-Podrían ser mellizos... -soltó la rubia- Una niña y un niño, eso haría que Harry y yo estuviéramos satisfechos.
-Van a ser mis hijos, voy a amarlos siempre. Sin importar nada.
-Eso es lindo –inclinó su cabeza al escuchar golpes en la puerta- Yo voy, no te preocupes.
Camila asintió y siguió viendo las pequeñas prendas frente a ella, dios... realmente eran hermosas y tan chiquitas.
-¡Camila! -escuchó un grito y después sintió unos brazos abrazándola y separando sus pies del piso, era Lauren. ¡Estaba aquí!
-Lolo –sollozó mientras tomaba sus mejillas.- ¡Mi dios, estas aquí!
-Te extrañé tanto, nena. Jamás me separaré de ti –dijo mientras volvía a ponerla sobre el piso- déjame besarte –juntó sus labios e invadió la boca de ella con su lengua, saboreando cada centímetro.- Te amo –le susurró.
-Te amo también, Lolo.
-Mírate, estás diferente...
-Mi cuerpo está cambiando, por el embarazo.
-Luces preciosa –se hincó frente a ella y depositó un dulce beso sobre su ombligo.- ¡Oh lo extrañé tanto a ustedes también! Mis pequeñitos –empezó a hacer figuritas por todo el vientre de ella- los amo –dio otro beso y se levantó, juntando su nariz con la de su amada. – ¿Qué es eso sobre la cama que impide que te haga mía?
Camila se ruborizó –Es la ropa para los bebés.
Lauren abrió los ojos sorprendida -¿Sabes si son niñas o niños, ya?
-No, compramos de colores que funcionarían para ambos sexos.
-Bien –le dio un corto beso- Michelle viene conmigo.
-¿Está... está aquí?
-Sip.
-Oh dios, ¿la dejaste con Dinah?
-Sí, ¿por qué?
-¡La hará pedazos! –corrió hacía el salón principal y se encontró con otra Lauren... no, no, era Michelle... ¡maldición! Seguían siendo tan iguales... -¿No te ha asesinado? –preguntó bailando la mirada entre Michelle y su mejor amiga.
-¡Oye! –Se quejó la rubia –estoy enojada con ella, pero no la mataría. Le estaba ofreciendo agua, está agotada.
-Oh, claro. ¿Quieres dormir Michelle? Tengo listo un cuarto para ti.
La ojiverde sonrió hacía ella, esperaba una actitud más hostil, pero seguía comportándose como siempre, como aquella Camila que conoció en Septiembre.
-Estoy bien, me gustaría un vaso de agua y necesito llamar a alguien –Era necesario encontrar a Lucy.
-Puedes usar el teléfono de aquí si lo deseas, y... ahorita mismo te traigo algo de agua.
-Gracias –le regaló otra sonrisa.
Camila y Lauren se dirigieron hacía la cocina.
-Son tan idénticas –susurró mientras veía a su novia que tenía el ceño fruncido frente a ella.- Aunque tú eres más alta. Y bueno tus tatuajes...
-Sí. –la cortó.
-Lolo no te pongas así.
-Por favor no te enamores de ella –le rogó.
-¡No! Lauren, me pediste hace unos días que no fuera insegura, yo te pido lo mismo, ya no siento nada por Michelle. Y no creo que ella sienta algo por mí.
-Me dejarás...
-Nunca.
-Ya me han dejado por ella antes.
-Lauren, ¡no me compares con Lucy! ¡No te voy a permitir eso!
-Sé que no eres como ella, pero –frotó su cabello desesperado y le robó un beso corto- te amo y no sabría qué hacer si te vas. Me derrumbaría.
-Hey, mírame –le pidió mientras tomaba sus perfectas manos y las ponía sobre su estomago- te amo, ellos... estos humanos que crecen dentro de mí, te aman y ninguno de nosotros está dispuesto a dejarte, tampoco podríamos vivir sin ti.
Lauren juntó sus frentes y suspiró.
-Ahora vamos, quiero que tu hermana me aclare varias dudas.

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La Farsante (Camren)
FanfictionCamila Cabello y Michelle Jauregui se enamoraron desde la primera vez que se vieron. Son felices, se aman y deciden casarse cinco meses después. (G!p*)