La Farsante (Camren)

Capitulo 6

Maratón 2/4

12 de Febrero; New York City.

-Quiero que respires Camila, inhala profundamente, por favor – lo hizo, mientras sentía el corsé contra las costillas.- Listo, estas quedando preciosa.

-Gracias. –sonrió mientras veía su reflejo, había bajado 3 kilos desde Diciembre y su estilista había llegado hace unas horas maquillándola tal y como a una princesa. Dinah se había encargado del peinado.

-¿Estás nerviosa? –preguntó la rubia.

-Chancho, me voy a casar en menos de dos horas, no he visto a mi prometida en todo un mes, cualquiera que entre aquí puede palpar mi nerviosismo.

-Pensé que se verían ayer-dijo.

-Yo también lo pensaba, pero jamás llamó para avisarme cuando llegaba su vuelo.

-Uhm, ¿y su familia viene?

-No, al parecer están teniendo problemas de dinero.

-Que interesante ¿eh? ¿No te parece interesante?

-Dinah, por favor no empieces otra vez.

-Es que no es normal Camila ¡Compréndeme! No sabes nada de su familia, ni de ella, me preocupas.

-No tienes por qué preocuparte ¿está bien? Te lo estás tomando peor que Drew.

-Pero entiende que Drew no es mujer, las mujeres tenemos ese "sexto sentido" que nos da malos presentimientos, y yo tengo un mal presentimiento.

-Nada malo va a pas... -fue interrumpida por unos toques en la puerta, la voz detrás de ella se escuchaba temblorosa.

-¿Ca-Camila? –Pronunció con voz baja- Soy Michelle ¿puedo hablarte un segundo?

Lauren había llegado ayer a media tarde, Nueva York no era muy diferente a como se veía en las películas, pero aun así era sorprendente. Se encontraba despierta desde la seis, casi estaba seguro que se encontraba más nerviosa que la propia novia ¿Por qué había aceptado hacer esta tontería? Sentía que lo iba a echar todo a perder. Su única opción era ver a Camila en estos momentos, tal vez conocerla le daría el valor necesario.

-¿Michelle? Mi amor no puedes verme ahora, tengo el vestido y bueno ya sabes... es de mala suerte.

Jauregui rodó los ojos, que tontería, como si su matrimonio necesitara suerte. Estaban predestinados a divorciarse al año, claro que Camila no lo sabía.

-Mi amor –murmuró las palabras con la garganta seca, la última vez que las pronunció había salido lastimada –de verdad necesito verte.

Escuchó unos murmullos dentro de la habitación y después la voz de su...futura esposa.

-Cierra los ojos.

-Eso es incoherente Camila te estoy pidiendo que me dejes verte.

-Por favor, por mí –escuchó y aún contra su voluntad lo hizo.

-Listo.

-¿Sin hacer trampa?

Lauren rió –Sin hacer trampa, te lo juro.

Camila abrió la puerta y quedó con la boca abierta, Michelle traía su traje negro puesto ya, se veía guapísima, pero eso no fue lo que la dejó muda; él había cambiado completamente, su cabello era más oscuro y se encontraba parada arriba de su frente en lugar de caído, ¿y ella siempre había sido tan alto? Recordaba llegarle a la barbilla, ahora apenas alcanzaba su hombro.