Capitulo 30

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Los Ángeles, California.

-Ok ¿y? –preguntó ella. Lo que provoco que Lucy frunciera su entrecejo.

-¿Cómo que "Y"? –dijo mientras un leve temblor empezaba a poseer su cuerpo. –Yo... yo estoy esperando un hijo.

-Bueno ¿y qué se supone que yo haga, Lucy?

-Lauren ¿estás bromeando? –el temblor se traspaso hacía sus labios.

-Lucy tengo que viajar Nueva York, lo siento. –fue por su maleta y volvió hacía la puerta, ella no se había movido, Jauregui bufó.

-Eres tan estúpida, Jauregui –dijo al momento en que la fulminaba con la mirada.- El problema aquí, es que este bebé que está creciendo en mi vientre ¡puede ser tanto tuyo, como de tu maldita hermana gemela que está en coma! ¿Eso responde a tu "y"?

Lauren palideció, la fiesta... esa noche en que ella lo había drogado.

-Tú...

-Sí, yo dormí con Michelle cuando ella volvió de Nueva York y también estuve contigo esa noche... ¿recuerdas?

-¡No! ¡Sigo sin recordar nada de esa noche!

-Lauren yo no mentiría con esto.

-Claro que lo harías, tu quieres el apellido Jauregui ¿cierto? Harías lo que fuera por obtenerlo, hasta acostarte con alguien más y cargarnos el bebé a nosotras.

La palma de ella chocó contra la pálida mejilla de Lauren, haciendo un fuerte sonido, ella se acarició esa parte después, ¿ella estaba diciendo la verdad? Lucía ofendida...

-Te juro por lo que más quieras que no estoy mintiendo, Lauren... estoy aterrada.

Jauregui pasó las manos por su cabello, desesperada –Entra –la invitó a pasar- Voy a llamar al aeropuerto para cancelar mi boleto.

Después de llamar se sirvió un vaso de agua, aquí había demasiadas complicaciones. Drew la mataría por no llegar a Nueva York... Ella quería ver a Camila. A su Camz.

Podía recordar el momento en que ella le entregó su pureza... Su virginidad. Aún no podía comprender como alguien tan hermosa y dulce como lo era Camila no había podido conseguir a alguien a quien entregarse...

Tal vez jamás había encontrado la indicada. Aunque ella tampoco era la "indicada" cuando pasaron las cosas...

Ni tampoco lo era ahora... Un hijo. Un bebé que podía ser de ella... o de su hermana.

¿Cómo se resuelve algo así?

Lo peor de todo es que había engañado a Camila. En contra de su voluntad, sí, borracha y lo más seguro es que también drogada. Pero eso no borraba la infidelidad. Ni tampoco podía borrar aquellas dolorosas lágrimas de tristeza en el pequeño rostro de Camila.

¿Qué ocurriría si el hijo fuera de ella?

Tendría que dejar a Camila. ¿Casarse con Lucy? ¿De nuevo?

Eso sería un horror de vida. Estaría separada de la mujer que ama y atada a la que odia. Pero también quedaba la posibilidad de que Michelle fuera la madre... y ella estaba en coma.

-Lauren... ¡Lauren estás tirando el agua! –despejó sus pensamientos y se dio cuenta de cómo el agua fluía fuera del vaso y llenaba la barra de la cocina, maldijo y paró mientras empezaba a limpiar. –Estás distraída. Te ha caído mal la noticia –no era una pregunta.

-Yo... creo que ya sé cómo podemos saber quién es la madre.

Ella se mordió el labio inferior –Realmente no sé si quiero saberlo.

-Me importa muy poco si quieres o no, a mi no me tendrás aquí esperando y volviéndome loca sin saber a quién pertenece ese hijo, vamos a ir a un hospital y te harás una prueba de sangre, así te dirán cuánto tiempo llevas embarazada, es sencillo, dormiste conmigo una semana –corrigió- casi dos semanas después que con Michelle, si el hijo fuera de ella, tendrías más de un mes y si el bebé fuera mío, apenas llevarías unas tres semanas.

Lucy empezó a enredar su cabello. -¿Qué haré si el nene es de Michelle? Ella está en coma.

-Se está recuperando poco a poco Lucy, ten fe en que pronto despertará.

-¿Tú la tienes?

La ojiverde asintió- Cada vez mejora más. Sé que pronto estará de vuelta con nosotros, Lucy no estás sola si ese hijo es mío –trago- yo me haré cargo de él, solo de él no de ti –aclaró.- Y si el bebé es de mi hermana, yo, por lo tanto seré su tía y mientras Michelle esté en coma yo me encargaré de los dos.

-Eres un ángel –le dijo ella.- Gracias –murmuró mientras la abrazaba, pero ella la retiró.

-Prefiero que no haya contacto físico entre nosotros Lucy, quiero dejarte en claro que solo cuidare de ti por el bebé y que no siento absolutamente nada más que aprecio, no hay amor, ni siquiera cariño, si ese bebé llegara a ser mío quiero que siempre tengas en tu mente la idea, que de alguna forma u otra me violaste, porque no estuve contigo en mis cincos sentidos. Y quiero dejarte muy, pero muy claro, que amo a Camila y no voy a soportar que la insultes o le hagas daño.

La latina tensó la mandíbula y murmuró algo entre dientes que Lauren decidió mejor ignorar.

-Vamos, quiero quitarme esta duda ya.

...


Ella ocultó su cabeza entre el cabello de Lauren después de recibir la noticia y empezó a sollozar calmadamente.

-Gracias, Doctor –murmuró Lauren al momento en que salían de la consulta. -¿Estás bien? –le preguntó.

Ella negó y siguió aferrándose a Lauren, por un momento quiso alejarla pero era un esfuerzo imposible, suspiró.

-Lucy un embarazo no es el fin del mundo. –estaba aliviada y feliz de que el bebé no había resultado ser de ella.

-Parece serlo cuando la madre de tu hijo está herida y en coma.

-Ya te dije que Michelle despertará.

-No puedes estar seguro.

-No, nadie puede estar seguro de nada, yo no decido quien despierta, quien vive o quien muere, solo te estoy pidiendo que creas ¿de acuerdo?

Lucy empezó a acariciar su tatuaje –Claro, "XXVII".

Lauren asintió sonriendo, y después la apartó -¿Qué habíamos quedado sobre el contacto físico?

Ella apartó su mirada de la de Lauren y se encogió levemente, Lauren pudo pensar en cómo un embarazo puede cambiar a las personas... Lucy lucía mucho menos venenosa, pero ella aún sabía que guardaba esa maldad dentro de sí y le daba miedo que en cualquier momento la usara para dañar a Camila. 

La Farsante (Camren)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora