Capitulo 36

3K 178 2
                                    

Sentía el corazón en la garganta y podía escuchar sus pasos tan nítidamente que daba la sensación que estaba caminando sobre cristales, cristales que en cualquier momento podrían quebrarse y mandarla a un vacío sin fondo.

No entendía el porqué de su nerviosismo, había dejado a Camila, a la mujer que adoraba y con la que iba a tener un hijo solo por ir a ver a su hermana y ahora que estaba frente a su habitación, un miedo había carcomido todo su organismo.

Michelle era su hermana, sí. Pero Lauren no podía recordar algún momento especial con ella, todas las escenas que tomaban su cerebro era Clara y Michael prefiriéndola siempre a ella y aislando a Lauren de sus caricias y cariño, y lo peor de todo es que aunque quisiera volver a confiar en su hermana, no podía. Siempre tendría la idea de que le robó a Lucy, y aunque tal vez eso hubiera sido lo mejor, ahora le aterraba que le arrebatara a Camila.

Siendo concretas, estaba casada con ella, y si no quería firmar el divorcio...

El doctor a su lado la veía con la mirada ceñuda y la boca en una línea tiesa, de seguro estaba esperando a que ella entrara primero, pero no podía dar ni un solo paso, así que el doctor lo hizo primero. Abrió la puerta dejándola abierta para que Lauren pudiera pasar y ella a regañadientes lo hizo. Sintió como sus pupilas se dilataban al ver a su hermana en cama, estaba pálida pero sus ojos estaban abiertos, la miraba confundida.

Lauren le regaló una mirada al doctor, pidiéndole con los ojos que las dejara a solas.

-Solo no la altere ¿de acuerdo? –musitó y cerró la puerta tras él.

-Debes de tener tantas preguntas –susurro hacía Michelle, quien seguía mirándola con ojos gigantes y cautelosos.

-¿Qué haces aquí? –gruñó entre dientes.

-Oh, cálmate. Solo vengo a ver cómo estas. ¿Te estás sintiendo bien?

 Michelle frunció el ceño y casi al instante lo hizo Lauren no fue por mímica, cada una lo hizo por separado provocando que la otra se estremeciera, hace tiempo que no se veían... no recordaban cuan extraño podía ser.

Tenía ese extraño efecto de parecer estar frente a un espejo.

-No entiendo que pasa, aún. Los doctores me llaman Lauren, y estoy empezando a creerme que lo soy...

 Lauren sonrió de lado- Clara les ha mentido, tu eres Michelle, no tienes porqué confundirte con eso, solo síguele el juego a los doctores, si no meterás en problemas a Clara.

Michelle devolvió la sonrisa, a Lauren nunca le había gustado decirle mamá a Clara- Claro, ¿cómo está ella?

-Bien, normal. Igual que siempre. Quiero saber cómo estás tú.

-¿Por qué?

-Porque eres mi hermana y me preocupo por ti.

-Dijiste que no te volviera a llamar hermana, nunca más.

Lauren sacudió la cabeza, esa tarde les había gritado tantas cosas a ambas, cuando había descubierto que la engañaban...

<<-Hermana... -le había susurrado Michelle.
-¡Cállate! -La había silenciado- No te atrevas a llamarme nunca así ¿entendido? ¡JAMÁS! >>

-Fue hace tiempo.

-Bueno, estuviste más de dos años enojada, no sabía si seguías estándolo.

-No estuvo bien lo que me hicieron.

Michelle tomó aire- No, no lo estuvo.

-Tampoco estuvo bien que te dejara de hablar, ella... ella no debía merecer el derecho de separarnos, no es la gran cosa.

Michelle carraspeó y empezó a jugar con su cabello, gimió al tocarse una herida –Fue duro el accidente, supongo que como dices, ella no merece que todo esto pasara.

-¿Estás arrepentida?

-Me arrepiento de muchísimas cosas en mi vida, Lauren. Así que especifica mejor.

-¿Estás arrepentida por dejar a Camila?

-¿Cómo sabes de ella?

La ojiverde caminó hasta sentarse al borde de la cama de su hermana, esto iba a ser difícil.

-Bueno puedo decir que sé mucho de ella.

-¿Cómo? –preguntó.

-He convivido con ella.

-Estás evadiendo la pregunta Lauren quiero que me digas que ha pasado.

-Verás cuando escapaste, mi madre no podía perder la oportunidad del dinero –empezó- Aún no entiendo cómo pudiste aceptar casarte a la fuerza cuando aún amabas a alguien más, nunca lo espere de ti. –negó con la cabeza- Pero ese no es el tema, la cuestión es que me pidió que tomara tu lugar... y lo hice.

-Tú... ¿Tú te casaste con Camila?

-No, Michelle Jauregui lo hizo. Robé tu nombre, tu identidad y falsifiqué tu firma en el documento legal.

-Pero... -y entonces pudo comprenderlo- Claro, entonces por eso yo soy tú, porque... porque tú eras yo... -Lauren asintió.

-Wow, Clara... Clara tiene mente de escritora.

-Yo creo que solo muere de ganas por tener dinero, nunca estuvo en sus planes que tu escaparías y que luego estarías en coma y jamás pensó que yo... que yo terminaría por enamorarme de Camila  de verdad.

-¿Qué?

-Amo a Camila.

-Es imposible.

-No lo es.

-¡Pero ella es mi esposa!

-Sí, Michelle. Tal vez legalmente lo es, pero ella me ama a mí, no a ti.

-¿Ella sabe quién eres de verdad? –Lauren asintió- ¿Y te perdonó cuando lo supo? –volvió a asentir.
Michelle frunció el ceño, a Camila nunca le habían gustado las mentiras.

-Es extraño, ella... no era de las que perdonaban las mentiras.

-Cuando amas, a alguien perdonas todos sus errores –citó lo que Camila había dicho después de escaparse en la cabaña.- Y ella me ama.

-No puedes estar segura.

-Se quiere divorciar de ti.

-Eso no quiere decir que se casará contigo.

-Lo hará.

-No si yo lo impido.

Lauren la fulminó con la mirada- No te metas en esta relación, Michelle. En esta no.

-Tú fuiste la que metió sus narices en esto, no tenías porque hacerlo.

-¿Disculpa? Si no recuerdo mal, tú fuiste la que huiste con Lucy.

-¡Sí, porque tenía miedo de casarme!

-Claro y cuando tienes miedo de casarte te escapas con tu ex novia –rodó los ojos, en alguna parte de su corazón pensó que podía reconciliarse con su hermana. –Michelle, no quiero pelear, estás débil.

-Me robaste a mi novia.

-Dejó de ser tuya desde el momento en que la dejaste sola y te fuiste. –estaba enojada y si seguía así, terminaría por darle un golpe a su hermana, y lo más seguro es que eso no estaba permitido, le aventó los papeles de divorcio que cayeron en el regazo de Michelle. –Léelos y fírmalos, no puedes hacer nada por cambiar algo, ella no te dará su dinero, y es mejor que no luches... solo harás las cosas más difíciles.

Se levantó y caminó hasta la puerta, pero entonces recordó algo – Ah, y si tienes dudas, solo te digo que tu "gran amor por Lucy" y tu miedo por casarte con ella, provocaron un problemita mayor con ella.

-¿Qué con ella? –gruño.

- Está esperando un hijo tuyo. ¡Muchas Felicidades, hermana -sonrió hacía ella- vas a ser mamá.

La Farsante (Camren)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora