Capitulo 44 (Parte 1)

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-Bonita ¿Cómo estuvo su día? –bebió un poco de agua y miró a Camila con una sonrisa.

Ella comenzó a jalar su ropa, incómoda ¿debería decirle lo de la llamada?

-Todo estuvo bien, Dinah se compró muchas cosas bonitas.

-¿Y tú?

-Algunos zapatos y... ropa para el embarazo. –Dio una sonrisa de lado- ¿Y ustedes? ¿Cómo les fue?

Ella levantó los hombros en un gesto un poco indiferente.- Es muy pronto para recibir noticias, no está en ningún hospital de Nueva York, pero todavía cabe la opción de que esté en alguno en California.

No, eso no podía ser... Lucy no podía haber llamado desde un hospital.

-No lo creo.

-¿Por qué? –dejó su vaso en la mesa y se acercó a la morena, empezó a acariciar su cabello.

-Bueno, ella... -soltó el aire- ella me llamó.

-¿Qué?

-Lucy habló conmigo.

-Espera ¿la viste? ¿Estuvo contigo?

-Ella habló a mi celular.

-¡¿Y cómo demonios consiguió tu número de celular?! –gritó.

-No sé –susurró.

-¡Michelle! –Volvió a gritar, provocando que su hermana saliera de su habitación.- ¡Maldita sea!

-¿Qué pasa? –preguntó con los ojos abiertos, pasando la mirada de entre Lauren a Camila.

-¡¿Qué pasa?! –Repitió, roja de rabia.- Pasa que tu novia loca llamó a Camila, Michelle yo te lo dije, ¡No voy a permitir que Lucy le haga daño! Mucho menos permitiré que se le cerque para infringirle miedo, Camila está embarazada ¡de mis dos hijos! Y esto está mal, Dios santo ella está chiflada, no quiero... no puedo... -tartamudeó- no dejaré que se le acerque.

Jaló el frente de su cabello, lucía tan desesperada.

-Camila ¿qué te dijo ella? –Michelle fue hacía Camila, manteniéndose un poco alejada para no inquietar a Lauren.

-Siendo honesta, no dijo mucho.

-Quiero que me digas–exigió Lauren.

-Pues –vaciló- ella al principio se rehusaba a decir algo, yo solo preguntaba quién era y no se dignaba a contestar, después me acusó de estar con ustedes, dijo algo como: <<Estás con Michelle y Lauren>>. Traté de explicarle que la estaban buscando y cuan preocupadas se encontraban pero... ella terminó la llamada.

-¡El número! Dame tu teléfono, podemos regresar la llamada... -comenzó la ojiverde pero ella la cortó.

-El teléfono era privado. –Lauren bajó su mirada.- Pero Lauren, no tienes porque sentirte mal.

-Me siento impotente. –gimió.

-No tienes porque sentirte así.

-Camila, ¿Crees que Lucy esté en Nueva York?

-N-no sé –se trabó con las palabras.- ¿Ella tenía los recursos para viajar?

-Pudo haber vendido algo y así conseguir el dinero. –propuso Michlle y fue cuando Lauren recordó que ella le había comentado que vendiera su auto...

-Si ella está aquí... ¿yo corro peligro? Mis bebés...

-No, Camila. Lauren y yo te protegeremos ¿cierto? –ambas asintieron.

-Bien, ahora ve a descansar. Nos pondremos a investigar algunas cosas, y es necesario informar a la policía de esto... intentaré seguir llamando a Lucy, tal vez conteste... -las voces se fueron perdiendo mientras Camila  caminaba a su alcoba.

Era todo tan difícil.

¿No podían vivir normalmente? Sin ninguna mentira, o problema o chicas chifladas...

Todo era tan abrumador.

~°~

3 días después.

-Quiero salir.

-¡No vas a salir! No trates de negociar porque no dejaré que lo hagas.

-Lauren, no puedes tenerme encerrada toda la vida.

-No. Toda la vida no... solo hasta que encontremos a Lucy.

-¡Estás loca! Yo voy a irme, quieras o no.

-Camz, por el amor de Dios, no seas terca. Lucy está mal de la cabeza y puede dañarte y a los gemelos. –ella instintivamente tocó su estómago.

-Voy a estar bien –murmuró- ven conmigo, si quieres. Solo que ya me cansé de estar en casa.

-¿Y a donde planeas ir?

-No sé, hay un café muy bueno en el centro de la ciudad...

-¿Dónde conociste a Michelle? –la interrumpió.

-¿Cómo sabes eso?

-Fuimos ahí hace unos días, cuando reportamos a Lucy como desaparecida y ella me contó todo lo que pasó.

Camila empezó a sonrojarse -¿Todo?

-Sip. –Sonrió divertida.

-No puedo creerlo.

- ¿Así que café andante, he? –dice en tono burlón.

-Sí, su amigo era un poco pedante -bufó.

-No conozco a Brad pero le agradezco mucho que empujara a Michelle.

-¿Sí?

-Si ella no hubiera tirado su café encima de ti, no te hubiera conocido y si ella no te hubiera conocido... yo no te hubiera conocido y si no te hubiera conocido ahora no estaríamos esperando dos hermosos bebés y si...

-Ya, creo que he entendido –la frenó.- si no fuera por la blusa que me arruinó.

-Dijo que te compró otra.

-Sí, fue muy considerada y amable.

-Camz, debes de saber que todo lo que hizo fue porque en verdad le gustabas, fue mucho después cuando mi madre le metió la idea del matrimonio y la estafa...

-Está bien. ¿Ahora podemos irnos?

-Por favor, vamos a tener cuidado ¿De acuerdo? –musito lento, como si estuviera hablando con un niño pequeño.

Camila se levantó con rapidez, feliz de poder alejarse de su apartamento.


...

-Mira eso –señaló la cuna de madera, pintada de blanco que se encontraba detrás del vitral -que hermosa es.

-¿Te parece?

-Sí –sonrió con ternura imaginándose a dos cuerpecitos durmiendo pausadamente, tranquilos... mientras que su madre les tocaba una canción.

-Es grande –añadió Lauren.

-Sí –repitió ella y lo miró. Lauren seguía viéndose incómoda, desde que habían dejado la casa, no paraba de mirar hacía todos lados, estaba paranoica o tal vez ella estaba demasiado tranquila.

-Y se ve cómoda.

-¿A qué vas a llegar con esto?

-Ven –tomó su mano y jaló de ella hasta dentro del establecimiento, llamó a una mujer baja y rubia de ojos azules, al parecer trabajaba ahí porque tenía uniforme de traje.- Señorita, nos llevaremos esa cuna de ahí.

-¿Qué? –ella abrió su boca y lo miró incrédula.- ¿Estás segura? –Lauren no había comprado nada para los bebés...

-Claro que estoy segura, créeme Camz, puedo pagarla y además vamos a ocupar un espacio grande para dos bebés.

-Creo que es mejor si compráramos dos camas, separadas.

-Bien, entonces van a ser dos –se dirigió hacía la dependienta.

-Claro, señorita si se dirige por aquí –apuntó hacía unos escritorios no muy lejos.- Necesitamos que llenen algunos documentos.

-Lauren no tienes porque comprar dos.

-Puedo, debo, y quiero comprarlas. Camz de verdad, no hay problema. Te gustó, me gustó, es perfecta para nuestros hijos. Y voy a comprar dos.

-Hablas como si tuvieras todo el dinero de la tierra.

-No tengo todo el dinero del mundo, pero tengo lo suficiente para comprar dos camas para los bebés, así que basta. Se te está haciendo costumbre eso de pelearme a cada rato.

-Debe ser el embarazo –justificó- Tengo hambre, ¿puedo ir por unos helados mientras llenas esos papeles?

Ella dudó un poco –Ve a la heladería que está aquí cerca y no tardes.

-Gracias.

Caminó contenta hacía la esquina, donde se podía leer un gran letrero de "HELADOS". No entendía por qué pero se le antojaban siempre, desde que estaba embarazada no dejaba de pensar en la comida, había subido varios kilos y ya podía sentir sus pies hinchados en ocasiones, o su vientre que empezaba a estar levemente inflamado.

-Dos helados naturales, por favor –pidió.

-¿Le gustaría agregarle chocolate derretido arriba? –le preguntó el joven muchacho, pero ella no contestó... se quedó tiesa, inmutable.

Una mujer, con cabello castaño, ojos cafes... Lucy estaba ahí, en la calle frente a ella. Mirándola.

La Farsante (Camren)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora