Capitulo 32

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New York, City..

Un día después.


Ellos entran silenciosamente, esforzándose en no hacer ruido para que Camila no despierte.

-Quiero que me digas que sucede –susurra Lauren, había llegado hace menos de una hora a Nueva York, y lo único que deseaba era saber qué estaba ocurriendo.

-No sé si es correcto que yo lo haga, más bien no, no es correcto –dijo- solo quiero pedirte, Lauren, que no la decepciones, si no te gusta la noticia, solo... apóyala ¿sí? No te conozco, y tengo una mala imagen de ti en mi cabeza, pero sé que tal vez en el fondo eres buena, no la lastimes.

La ojiverde arrugó los ojos.

-No entiendo, quiero saber que pasa.

-Sí, pero es mejor que Camila sea la que te lo diga.

-¿Ella está dormida? –Drew asintió.- Puedo... ¿Puedo pasar a verla?

-Sí, pero no la despiertes, necesita descansar. Su habitación es esa –apuntó una pequeña puerta al fondo.

-¿Siempre ha vivido contigo?

-No, ella tiene un departamento por el centro de la ciudad, ayer me dijo que no quería estar sola.

-En un momento regreso –dijo y caminó hacia la puerta señalada, giró la perilla lentamente y se encontró frente a ella, a una bella princesa durmiendo, se veía diferente. Tal vez era porque estaba dormida...

Se hincó a su lado y empezó a admirar cada parte de ella, sus gruesos labios rosados que moría por besar, las largas pestañas que adornaban sus ojos y que temblaban levemente por su sueño, su pequeña nariz refinada y ese hermoso cabello castaño.

-Perdóname, Camz. Perdóname por favor. –susurró mientras tomaba un mechón de su cabello y lo ponía detrás de su oreja, lentamente. No quería interrumpir su sueño.

Había sido tan tonta.

<<Cuando amas a alguien, perdonas todos sus errores. >>
¿Sería capaz de perdonarlo alguna vez? ¿Lo amaba?

Ella había dicho que amaba a Michelle... pero eso era demasiado doloroso como para ser cierto.

Sinceramente ella tampoco creía que alguien como Camila se enamorara tan rápido como ella lo hacía.

-Te amo –murmuró y sintió como ella empezaba a retorcerse en la cama, salió rápidamente de la habitación.

Drew lo miró, esperando algo.

-Creo que empezó a sentir mi presencia, por eso salí. No la he despertado –le explicó.

-Perfecto –musitó- ¿Quieres desayunar?

Drew sacudió la cabeza –Ya he comido en el avión, pero te aceptaría un café. Necesito despertar.

-La comida del avión es horrible, ¿seguro que no quieres ni siquiera un cereal?

-No, de verdad, solo café.

Unos pasos se pudieron escuchar detrás de ellos y fue cuando la atmosfera quedó tensa.

-Drew puedes por favor dejar de hacer tanto ruido, es muy molesto, necesito... -dejó de hablar al instante en que vio quien estaba frente a ella.

Lauren. ¿Qué hacía aquí?

-Lau-Lauren –tartamudeó.- Tú... -un fuerte mareo tomó su cuerpo y tuvo que sostenerse de la pared.

-Camila... –Lauren se levantó y se dirigió hacia ella.

-¡No! –Dijo- No te me acerques.

Las nauseas fueron insoportables y Camila tuvo que correr al baño y encerrarse, Lauren y Drew la siguieron.

Su hermano trató de abrir la puerta, pero ella había puesto seguro.- Camila abre.

-¿Por qué la llamaste? –chilló. -¡¿Por qué?!

-¿Está enferma? –preguntó el ojiverde después de oírla vomitar.

-Camila, se razonable, ella merece saber que está sucediendo.

-¡No! Tú debiste haber respetado mi decisión de mantenerlo en secreto, ¿cómo conseguiste contactarlo?

-Me diste tu teléfono y ella estaba en tus contactos.

Camila gimió- Soy tan estúpida.

-No, amor, no lo eres. Nena, sal de ahí, por favor, quiero hablar contigo –suplicó Lauren- ¿Qué tienes, Camz? Dime...

-No –escucharon como empezó a llorar.

-Amor, estoy aquí. No me voy a ir a ningún lado. Te amo, Camila. Haré todo lo que esté en mi poder para protegerte. No puedo imaginar mi vida sin ti. –Le dijo- No importa que tan grave sea ese problema, siempre estaré a tu lado, siempre.

-Mentirosa –sollozó.

-Voy a buscar la llave –susurró Drew y Lauren asintió.

-Ven conmigo, bonita. Quiero abrazarte.

-¿Y quién quiere mis caricias ahora, Lauren o Michelle?

Jauregui se inclinó sobre la puerta –Lauren. Lauren es la que quiere besarte y abrazarte y hacerte la mujer más feliz del mundo.

-Lo único que ha hecho Lauren Jauregui es arruinar mi vida.

Un quejido salió ahora de los labios de Lauren.- Camila, te adoro, por favor solo dime que está pasando.

- ¿Fue divertido jugar con mis sentimientos?

Ella suspiró- Dios, Camila ¡no! Estoy arrepentida y te amo.

-Tengo la llave –murmuró Drew, mientras empezaba a forcejear con la cerradura, por fin la pudo abrir, Camila estaba sobre sus rodillas y con la cabeza gacha. –Hermanita...

-Yo confiaba en ti, Dre. ¿Por qué hiciste esto?

-Camila díselo –exigió él.

-Camila -Lauren se hincó a la altura de Camila- dímelo, nena.

-Te irás, huirás lejos. No me amas.

-Mírate- le dijo acariciando su mejilla- eres hermosa incluso cuando lloras ¿Cómo no voy a amarte?

Ella sollozo más –Me dejarás sola.

Ella negó con su cabeza.- Jamás. Siempre estaré a tu lado.

Ella volteó a verlo con las pupilas húmedas, Lauren tenía la cara afligida y preocupada, lucía tan guapa como siempre.

-Estoy esperando un hijo tuyo, Lauren –y se echó a llorar.  

La Farsante (Camren)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora