Capitulo 59

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24 de Diciembre.

-El clima aquí es impredecible, no me gusta –gruñe abrigando a Lukas con un gorro rojo y un pequeño y caliente suéter azul. A su lado Camila repite la misma secuencia con Mitchel.

-¿Extrañas L.A?

-No –murmuró con seguridad.- solo desearía salir sin encontrarme con mi auto cubierto de nieve.
Camila sonrió. –A mí me gusta.

-Has vivido aquí por 26 años, yo sigo acostumbrándome.

-¿Canadá no te acostumbró?

-Nunca viví en Canadá, te dije que mis abuelos eran de ahí pero yo solo fui de vacaciones algunas veces... –su mirada se dirigió hacía la gran ventana. No extrañaba Los Ángeles, tampoco le molestaba tanto la nieve; era más ese sentimiento que la había embargado desde la noche anterior lo que la ponía de ese humor; volver a ver a su abuelo la llenaba de alegría, pero también le ponía los músculos tensos.

-Y hablando de eso...

Las pupilas de Lauren se dilataron con rapidez al escuchar el timbrazo en la puerta.
Estaban aquí.

-¡Feliz Navidad! –escuchó la voz de su abuela llenar la habitación. Esa voz era la que lo consolaba cuando su madre la ignoraba...

-¡Hola! Bienvenidos –la vocecita de Camila tenía ese tono alegre que hacía que el corazón de Lauren diera un vuelco.

-Tú debes ser Camila-y ahí estaba él. Su mejor amigo, la figura paterna que tuvo cuando niña, el hombre que había perdido por culpa de una mujer que no merecía ser la causa de esa separación.

-Así es.

-Soy Bruce y ella es mi esposa, Diane.

-Mucho gusto –estrecharon las manos. Lauren seguía apartada de todos, con Lukas en brazos.

-Lolo ven –mandó la morena.

Sus abuelos solo se quedaron quietos, admirando en silencio a Lauren mientras ésta caminaba hasta quedar junto a su esposa.

-Estás enorme –musitó Diane.

-Ya soy toda una mujer, abuela –bromeó un poco, tratando con fuerzas de aligerar el ambiente.

-¿No me das un abrazo?

Rió con ternura, dejando a Lukas a cargo de Camila. Y se inclinó, sintiendo como los brazos de su abuela la rodeaban.

-Te extrañé –confesó, escondiendo la cara.

-Yo también lo hice, Lau –respondió.

Lentamente el abrazo se fue rompiendo y la ojiverde decidió terminarlo dándole un cariñoso beso en la frente a la mujer frente a ella. Fue cuando escuchó a su abuelo murmurar su nombre y sintió que toda su fuerza se rompía en pedazos.

-Lauren...

-Abuelo...

Camila acarició su hombro dándole ánimos. Pero aunque se esforzara no sabía cómo empezar a pedir perdón.

-Yo...

-¿Esa es tu cadena de bebé? –interrumpió Diane, ganándose la atención de Bruce y por consiguiente dejando que Lauren respirara por un instante.

Ni siquiera se había dado cuenta que estaba conteniendo el aliento.

-La guardaste –masculló con incredulidad el maduro hombre.

-Creí que sería un buen detalle heredarla a mi hijo.

-Fui idea de ella usarlas, por eso los niños tienen nombres con L y M.

-¡Qué detalle tan más bonito! ¿Verdad Bruce?

-Pensé que se habían perdido...

-No –negó Lauen.- Las guardé todo este tiempo, pero si las quieres de vuelta podríamos...

-No seas tonta, Lauren. Son tuyas.

-También conservo la que tiene mi nombre –declaró sin saber por qué era necesario decirlo, sacó el medallón de oro que estaba por debajo de su camisa y lo mostró. –Era mi pequeña parte de ti.

-¿No estás enojada? Por como hablé de tu ex-mujer.

-No puedo estar molesta por algo que... sé que fue honesto. Todo lo que dijiste... lo hiciste para advertirme, porque no querías que saliera lastimada. Si te hubiera escuchado me hubiera ahorrado sufrimiento innecesario y... yo quiero pedirte perdón.

-Estás perdonada –el abrazo fue inmediato, casi tan inmediato como el alivio que recorrió cada molécula en el cuerpo de Lauren.

Definitivamente esto era lo único que le faltaba para estar completamente liberado y feliz.

-¿Y qué me dices de ella? –preguntó, señalando a la hermosa mujer que era su esposa.

-Te puedo asegurar que con ella no estás equivocado.

-Parece ser la única persona que te controla Lauren. -opinó su abuela, quien se entretenía con Lukas.
Lauren sonrió con complicidad, apretando a Camila junto de sí y depositando un beso en su sien.

-Pueden llevar su equipaje al cuarto de visitas –dijo la morena, recordando que estaban en vísperas navideñas y que tenía una cena preparándose en el horno.- La comida estará lista pronto.

***

Cuando la cena termina y tanto los bebés como los abuelos de Lauren duermen, Camila empieza a recoger el lugar que ha quedado lleno de envolturas de regalo.

-Limpiaremos mañana, Camz. Quiero que veas algo.

-¿Algo?

-Un regalo.

-Ya me diste un vestido.

-Solo ven –pide tomándola de la mano y jalándola con entusiasmo hacía su cuarto.

Camila ríe cuando ve el muérdago arriba de la puerta.

-Muy graciosa –canturrea en una carcajada.- Siendo sincera es un muy buen regalo de navidad.

-No eso no –mueve la mano como restándole importancia.- acércate un poco más, a la cama.

Camila está a punto de protestar pero Lauren la empuja hacia el colchón.

Llena de curiosidad revuelve las sabanas hasta que siente algo parecido a una caja chocar con sus dedos; saca el paquete de entre las almohadas y lee en voz alta la nota:

"Feliz Navidad, amor mío. Gracias por darme una familia."-LJ.

-No entiendo.

-Abre la caja. –indica.

Rasga el cartón hasta que ve la esquina de algo que toma parte de sus recuerdos. Es el mismo portafotos que se encontraba colgado en el cuarto de los bebés, el mismo que en la parte inferior tenía la palabra 'Familia'. Camila nunca había notado su ausencia en la pared. Solo había una cosa diferente esta vez... estaba por fin haciendo su tarea: custodiando una hermosa foto de Lauren y ella, teniendo en brazos cada uno a un diferente bebé.

La morena reconocía la foto. Dinah la había tomado hace pocos días.

-¿Te gusta?

-Oh, Lolo. –Llevó su mano a su boca, tratando de calmarse- Es espléndido. Me encanta.

-Feliz Navidad, cariño.

Entonces ella recordó algo y corriendo tomó la plantita que colgaba en la entrada, la hizo bailar sobre su cabello mientras le sonreía.

-¿No querrás romper la tradición o sí? Me debes un beso.

Ahora fue Lauren quien soltó una carcajada. Tomándola de sus mejillas la acercó, besándola lento, explorándola, como si fuera la primera vez que tocaba sus labios.

Era su primera navidad casadas. Su primera navidad siendo madres.

Era la primera navidad de Lauren... donde no se sentía sola.

La Farsante (Camren)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora