Capítulo 1

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20 de Septiembre, New York City.

La pequeña Cabello retorció su cuerpo por debajo de las sabanas, otra noche sin poder dormir. Ya llevaba así mas de tres semanas, los medicamentos recetados solo habían servido para hacerla gastar dinero; aunque en su caso, el dinero no era un problema.

Pero el insomnio sí. El insomnio era un gran problema.

Sabía bien que los medicamentos no servían de nada, pues su dolor iba mucho mas allá de los físico o mental. Pero Drew se había preocupado demasiado y la única manera era ir a un doctor. 

Drew Cabello era tan terco como lo fue alguna vez el padre de Camila Cabello, Alejandro Cabello; después de la muerte de Alejandro, Drew tuvo que hacerse cargo de la empresa, y de sus 3 hermanas menores. Pero siempre estuvo más al pendiente de Camila, él sabía que a ella le afectaría mas que a todas. 

Y tenía razón.

Camila se levantó perezosamente de la cama. Se sentía tan cansada, era frustante tener tanto sueño y aun así no poder dormir. Se dirigió al refrigerador y cogió un bote de Häagen Dazs,  después prendió el DVD y se dejo llevar por la trama de Guerra de Novias, Si tuviera 30 y Diario de una pasión. Cuando terminó la tercera película, ya había consumido dos botes de helado, había reído y había llorado.

Se levantó para apagar el reproductor de vídeo y se dirigió a darse una ducha. 

5:00 a.m.

Y aún no había dormido. 

* * *

20 de Septiembre; Los Ángeles, California

La oji-verde  movió sus músculos lentamente, extrañamente estaba tensa; pareciera mentira que hace apenas unas horas hubiera follado con una caliente morena. Usualmente después de tener sexo se relajaba. ¿Qué había de diferente esta vez?

Volteó hacia el reloj de la pared.

3:00 a.m. 

Aun faltaban algunas horas para el amanecer, se levanto de la cama y se posó enfrente del espejo. No podía negar que era guapa, todas las mujeres la deseaban, todos los hombres la envidiaban; era una Jauregui, así que también recibía respeto, fama y fortuna.

Usaba su apellido por conveniencia, no porque le producía orgullo, su familia jamás podría producir esa clase de sentimientos en ella. En realidad nadie producía sentimientos en ella, así era ella, así creció, así fue educada, Lauren Jauregui  no cree en los sentimientos.

Porque los sentimientos solo te lastiman. 

Después de tomar un buen vaso de café volvió a la cama. La morena recostada con la sabana cubriendo debajo de sus caderas pero con sus pechos al aire, se acerco bruscamente y la despertó.

-Es hora del segundo round, gatita -susurró roncamente. Mientras quitaba la sabana del cuerpo de la chica. 

Tal vez así se relajaría. Tal vez así olvidaría a aquella chica hermosa a la cuál amó, aquella persona que le hizo odiar los sentimientos y que le hizo odiar el amor. 

La Farsante (Camren)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora