El vestido acaricia levemente sus rodillas y cae hasta sus tobillos. La tela es fría, suave y se ajusta perfectamente en los lugares correctos. Aunque no es un vestido nupcial, parece serlo. Con pedazos de encaje que adornan el escote, tirantes delgados y un bello listón justo arriba de su enorme barriga.
Da una voltereta sintiendo como éste forma ondas a su alrededor, cuando se detiene su mirada se enfoca en el calendario que cuelga a un lado.
Aún le parecía imposible de creer que había pasado tan poco tiempo, es como si sintiera que había vivido tanto, es difícil de asimilar todo lo que había pasado en menos de un año. Parecían décadas.
Pero estaba ahí mirando su reflejo en el espejo, sonriendo como una niña pequeña, estaba frente al objeto que la había visto llorar, quedarse dormida después de ver trillones de filmes, quien la vio probarse su primer vestido de novia, el testigo de cómo sus bebés crecían cada día un poco más dentro de su cuerpo.
Y todo era tan irreal.
Pero, lo que lo hacía increíble era lo real que era. Podía bajar sus manos y tocar su estirada piel para sentir los movimientos de los dos niños en su interior, podía subir su mano izquierda para observar el brillante que significaba un compromiso, o simplemente podía doblar el cuello para notar el fuerte cuerpo detrás de ella, una Lauren con ojos grandes y sonrisa nerviosa.
-No deberías hacer movimientos tan bruscos –susurra.
-Solo fue una voltereta –sonríe-, me he cuidado bastante ¿no lo crees?
Lauren hizo un movimiento con la cabeza que ella no pudo identificar negativo o positivo, después se acercó y besó su nariz para luego darle atención a sus labios, moldearlos primero con un dedo y luego seguir el mismo camino con sus propios labios, acariciando, saboreando.
No parecía cansarse nunca de esto, de acercarse a ella y sentirla entre sus brazos, y ahora podrían estar así... para siempre.
-¿Estás lista?
-Sí
-Te amo –tomó su mano con fuerza, dirigiéndola hacia el auto.
El registro civil se encontraba en una zona cercana al departamento, o al menos eso pareció, no estaban seguros si era por el poco tráfico (algo realmente sorprendente en estas épocas y esta ciudad), o porque todo el camino lo gastaron riendo y cantando al compás del radio.
La ceremonia es en un pequeño cuarto mayormente blanco y muy acogedor, el sacerdote empieza a decir algunas palabras, las que se escuchan siempre... qué es el matrimonio, cuánto debemos valorar el amor y tratar de mantenerlo vivo, aunque sinceramente en el punto de vista de Lauren el amor que siente por Camila nunca morirá, después narra una historia corta, de dos personas enamoradas.
Camila suelta un suspiro cuando escucha que es el momento de los votos.
Los había empezado a escribir desde hace doce días justos, había momentos en que simplemente se ponía a hablar sola o a narrar en su mente todo lo que pudiera o quisiera decir, podía ser a medianoche o mientras tomaba la ducha cuando una idea salía de sus labios/mente, y simplemente lo escribía en lo primero que encontraba.
Se hubiera juntado todas sus ideas habría tenido que traer servilletas, celulares, notitas, libretas y hasta el brazo de su hermano, que había usado como pizarrón cuando una frase llegó a su mente mientras compraban ropa.
Los votos siempre habían sido su parte favorita de las ceremonias, eran algo muy interesante de escuchar, podías encontrar desde votos copiados de internet o sacados de alguna película hasta votos de amor que salen del corazón de la persona y que, de tan hermosos que son pueden llegar a provocar sentimientos encontrados en la pareja o en los invitados.
Los votos son promesas, y ella deseaba hacerle tantas a Lauren.
Quería decirle que lucharía por ser una buena compañera, y una buena madre. Quería prometerle estar ahí junto a ella cuando tuviera pesadillas, para abrazarla con fuerza como lo hizo varias noches atrás.
No eran solo palabras, eran verdaderos sentimientos. Eran hechos que no solo debían durar un mes o dos, si no para siempre.
Toma una gran bocanada de aire y sonríe cuando la ojiverde mueve sus labios diciendo que la ama.
-Lauren, desde el momento en que llegaste a mi vida fui mucho más feliz, llegaste a revolucionar mi mundo entero, a hacer cada parte de mi día un momento más especial. Prometo tratarte con ternura y serte fiel en todos los sentidos. Prometo escucharte cuando lo necesites, y compartir tus sueños y metas, además de nuestra vida, porque siempre serás una prioridad en ella. Permaneceré a tu lado en los momentos difíciles y no olvidaré que este amor es para la eternidad.
Lauren comienza a sonrojarse solo un poco, y baja su cabeza en un intento de evitar que sus mejillas tomen más color. Saca una hoja verde del bolsillo de su chaqueta y se aclara la garganta antes de comenzar a leer:
-Yo prometo amarte profunda y apasionadamente a partir de ahora y para siempre, Camila mi vida ahora es tuya, superaremos todos los obstáculos que puedan aparecer, conmigo tendrás siempre un hombro en donde llorar o... dormir, lo que tu prefieras –sonrió - puedes estar segura que con cada aliento que exhale crecerá mi amor hacia ti. Mientras envejezcamos y lentamente cambiemos, podremos mirarnos a los ojos y saber que lo que tenemos juntos nunca desaparecerá. Prometo cuidar de nuestros hijos y de ti. Nunca más estarás sola, no lo permitiré. Sin importar que intente separarnos, me mantendré a tu lado, brindándote apoyo y estabilidad. Te amo mucho, mi amor. –agregó, apartando una lágrima que se había escapado de los ojos de Camila.
Dinah y Drew firmaron como testigos y justo después lo hicieron Camila y Lauren escuchando al instante las palabras esperadas:
-Yo las proclamo esposas a partir de este día, pueden besarse.
El primer instinto de Camila fue rodearla por el cuello y alborotar con delicadeza su cabello mientras su respiración se volvía irregular y sentía su corazón galopar con fuerza en su pecho, Lauren se inclinó sin despegar la mirada de los labios semi-abiertos de su, ahora esposa. Suya y de nadie más. Rozó su rostro con sus dedos y luego acarició su clavícula, acercándola con fuerza y juntando sus labios, que comenzaron a moverse suavemente sobre los de ella.
Lentamente se empezaron a separar, terminando con un pequeño beso corto. Lauren la abrazo dulcemente y terminó dándole una suave palmadita en el vientre, sintiendo así todo el regocijo que estaban sintiendo sus hijos.
***
Camila cerró los ojos, sintiendo como Lauren la recostaba con cuidado encima de la cama previamente adornada con pétalos de rosa.
El ambiente era completamente perfecto, Jauregui se había asegurado de no comportarse como una completa idiota en esta ocasión. Y aunque no la había podido cargar en sus brazos, trató de comportarse como todo una dama durante el camino del restaurante al departamento.
-Estás temblando –murmuró preocupado al sentir su piel sensibilizarse.
Y el pequeño flashback de su primera vez juntos inundó la escena.
-No... ¿No quieres...? –tal vez estaba cansada.
-Estoy bien, Lolo –la calmó- tengo frío solamente.
-Tienes frío ah –musitó con picardía- déjame ayudarte con eso.
Se posicionó inclinado a la izquierda, con el extremo cuidado de no aplastar el delicado cuerpo de la morena. Empezó a besarle debajo de su oído, sintiendo como Camila contenia el aliento y se retorcía debajo de ella, su camino de besos siguió por su mandíbula hasta llegar a sus labios. Levantó su barbilla observando cómo los ojos de ella se dilataban con deseo.
-Eres mi esposa –dijo. Parecía un poco imposible de creer todavía.
-Eres mi esposa –confirmó, acarició su cabello mientras sentía como Lauren retiraba su vestido con cuidado.
Respiró profundamente, llenándose por completo del aroma femenino que irradiaba y se encargó de desabotonar su camisa y deshacerse de ella aventándola en alguna parte de la habitación.
Se perdieron en un beso largo y lleno de pasión, de amor. Dándose cuenta que estaban por completo metidas debajo de la piel de la otra y que nada ni nadie podría separarlas nunca más. Cuando fueron conscientes, el resto de la ropa yacía fuera de sus cuerpos.
Camila ya no sentía frío, el caliente y fuerte cuerpo de Lauren sobre ella no podía permitirle sentirlo. Ella rodeó sus caderas y con un gemido bajo sintió como Lauren se enterró en ella, aferrándose a sus trabajados hombros empezaron a moverse con coordinación y desenfreno. Sintiendo sus grandes manos recorriéndola entera al momento en que entraba en ella una y otra vez, besando su cabello, sus pechos, su enorme vientre.
Se pertenecían. Todo esto que sentían cuando estaban juntas no era más que la pura gloria.
Sus labios volvieron a encontrar los de ella y metió la lengua en su boca sintiendo como su liberación estaba cerca. Camila se perdió en las sensaciones poco después, oyendo vagamente el rugir de su esposa a los lejos y sintiendo como convulsionaba su pesado cuerpo por encima del de ella. Clavó sus uñas en su espalda mientras se sentía sacudir varias veces.
Y así permanecieron, unidas, juntas. Esperando a que sus respiraciones volvieran a la normalidad. Durmieron abrazados, sintiéndose los seres humanos más afortunados en el mundo.
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La Farsante (Camren)
FanfictionCamila Cabello y Michelle Jauregui se enamoraron desde la primera vez que se vieron. Son felices, se aman y deciden casarse cinco meses después. (G!p*)