Capitulo 37

2.9K 186 2
                                    

Los Ángeles, California.

-¿Lo has pensado? –preguntó.

-Un día no es suficiente –suspiró Michelle.

-Yo creo que sí.

-No puedes obligarme a firmar mi divorcio.

-Yo no estoy obligándote –Lauren levantó las manos- ¿O acaso me ves apuntándote con un arma? Es tu decisión, pero como te dije ayer... no puedes hacer nada para cambiarlo.


-No quiero cambiar nada del papel, pero me gustaría hablar con ella.

Lauren soltó un suspiro-Realmente, no creo que sea buena idea.

-Creo que tú piensas que si hablo con ella se arrepentirá de estar contigo.

-No dudo de ella, Michelle. Sé que hagas lo que hagas se quedará conmigo.

-No trataré de hacer mucho, después de que te fuiste he pensado mucho...

-¿Pensar? ¿Tú? –bromeó Lauren y su hermana rodó los ojos.

-Voy a ser mamá y ni siquiera he visto a la madre de mi hijo.

-Michelle, yo no quiero preocuparte pero siento que Lucy está... inestable –murmuró.

-¿Inestable?

-Es mi manera de aligerar la palabra "loca"

-¿Crees que ella está loca? No se bromea con eso, Lauren...

-Bien, tal vez no loca, pero si inestable, está enferma de celos y temo que le haga daño a Camila.

-¿Por qué le haría daño a ella?

-Camila también está embarazada. –y al murmurar esto pudo notar como Michelle se encogía en su cama y perdía el poco color que había ganado desde ayer, volvió a estar tan pálida como la nieve.- Dios, no debí haberte soltado eso así de rápido, soy tan estúpida, hermana. Perdón.

-¿Cómo?

-Creo que eres lo suficiente mayor para saber cómo nacen los bebés, Michelle.

- ¡Deja de estar haciendo bromas y burlándote de mí! –Bufó y se frotó la frente- Pareciera como si estuviera en coma desde hace años...

-Las cosas pasaron deprisa –se encogió de hombros.

-Me doy cuenta, y ahora entiendo por qué quieres casarte con ella.

-No es solo por el bebé, es porque la amo. –Sonrió- ¿Vas a firmar el divorcio?

Michelle abrió el cajón a su lado y sacó los papeles que su hermana le había entregado ayer, estaba perdiendo a Camila sin ni siquiera haberla tenido, pero no podía protestar. Había sido una mala mujer por querer estafarla y por haberla dejado sola, tenía que admitir que no la amaba de verdad, era un capricho, siempre había tenido ese horrible defecto de quitarle a Lauren todo lo que tenía, era una mala hermana y firmar ese papel era lo único que podía hacer por Lauren en estos momentos.
-No tengo una pluma –murmuró con volumen bajo y pudo notar como la sonrisa de Lauren se ensanchaba al momento en que sacaba un bolígrafo de su bolsillo.

Y con una velocidad que a Lauren le pareció lentísima firmó los espacios que debía sobre el papel.

-Listo –dijo y devolvió el papeleo, Lauren la miró con ojos brillantes.

-Gracias.

-Espero y me perdones. Por... por todo.

-Eres mi hermana, Michelle. –dijo, ganándose una sonrisa de parte su hermana gemela. –Te perdono y... te quiero.

-Gracias –inclinó su cabeza -¿Puedo pedirte un favor? ¿Sabes dónde está Lucy?

-Estaba hospedándose en mi casa, le pedí que se fuera ayer.

-¿Podrías contactarla? Quiero hablar con ella.

Ella asintió –Le diré que te visite.

-¿Es extraño, verdad?

-¿Qué?

-Tú, yo... nos convertiremos en madres y en tías, este mismo año. Clara y Michael serán abuelos... Todo es demasiado abrumador, en un buen sentido.

-Estoy feliz –musitó Lauren, en ese momento se sentía la mujer más contento en la tierra.

-Mereces estarlo.


***

New York, City.

-Drew, por favor pasa conmigo, no puedo hacer esto sola –rogó hacía él mientras jalaba su brazo.

-No sé, creo que es demasiado privado. Es algo tuyo y de Lauren, no debería entrar contigo.

-Lauren no está aquí para acompañarme.

-Lo sé, pequeña. Pero ella debía ir a ver a su hermana.

-Ya sé eso, solo... desearía que estuviera aquí, este momento es importante. ¿Entraras?

-Se supone que Dinah lo haría...

-Pero no ha llegado... – y como si fuera magia, la rubia paso las puertas corriendo, ganándose varias miradas enojadas de las enfermeras.

-¡Llegue! –Soltó- Lo siento, el tráfico en esta ciudad es un asco. –se quejó mientras tomaba una bocanada de aire- ¿Lista?

-Estoy nerviosa.

-Camila es una revisión, no darás a luz todavía, estarás bien ¿verdad Drew? –el moreno asintió dirigiéndole una mirada rápida a ambas y Dinah sonrió hacía su mejor amiga y la abrazó mientras caminaban al consultorio.

El Doctor ya las esperaba en la puerta y empezó a darles indicaciones.

-Bien, Camila recuéstate ahí, me dijiste que querías escuchar el corazón de tu bebé ¿no es así?

Ella asintió frenéticamente ganándose una carcajada de parte de su amiga. Camila sabía que ella también estaba nerviosa, podía notarlo en la tensión que ejercía en su mano y en sus risas forzadas, se preguntaba qué pasaría cuando Dinah fuera mamá.

-Empecemos -musitó el Doctor poniendo el aparato sobre el todavía plano pero un poco hinchado vientre de Camila.

Los latidos se empezaron a escuchar rápidamente y con un compás poco definido ¿era normal? Ella había escuchado algunos que eran rápidos, pero este parecía extraño. Empezó a preocuparse con vio la mirada ceñuda del doctor.

-¿A-a-algo va mal? –tartamudeó.

-¿Camila te has hecho algún ultrasonido antes? –preguntó.

-No, hoy será el primero –respondió con la voz quebrada ¿su bebé tenía algo? Deseo internamente que Lauren pudiera estar aquí con ella, dándole valor.

El médico empezó a hablar solo, con un lenguaje profesional, algo sobre otro corazón... Camila no lo pudo interpretar muy bien, solo sentía punzadas en los oídos y veía la cara confundida de Dinah a su lado, ella tampoco entendía nada.

-Bien, señorita...

-Jauregui –dijo.

-Señora Jauregui, voy a empezar el ultrasonido ahora ¿ok? –sintió el gel sobre su panza y el aparato comenzó a moverse sobre ella, se sentía frío...pero al mismo tiempo caliente. Dios santo, ¡¿qué pasaba con su hijo?! Le entraron muchas ganas de llorar ¿era un problema con su corazoncito?

-Tal como lo pensé –sonrió el doctor hacía ella al momento en que señalaba la pantalla, Camila no pudo ver nada. Frunció el ceño.

Entonces sintió como Dinah chilló a su lado y empezó a dar brinquitos.

-¿Qué pasa? –arrugó los ojos, por más que se esforzaba no veía nada.

-Camila me alegra informarle que va a ser madre de dos preciosos bebés.

Entonces Camila no supo si fue porque el doctor lo dijo o si de verdad lo estaba viendo, dos cuerpecitos, pequeños se veían en la imagen, ella estaba embobada siguiendo cada movimiento, ¡eran dos! ¡DOS!

-Gemelos –gritó a su lado la rubia.

La Farsante (Camren)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora