Esto de mudarse a lugares distintos es definitivamente complicado.
En unos minutos tendré que presentarme con el anciano que me concedió el deseo de poseer dicha vivienda. Simplemente para averiguar un poco más sobre la casa e inspeccionarla.
[ ... ]
—¿Cuál es su nombre? —Preguntó el adulto mayor. Antiguo dueño de la casa.
—Heather, Heather Clark. —Respondí con base a su anterior pregunta.
—Muy bien señorita Clark, yo soy Patrick Sanderson —Inquirió, estrechándome su mano la cual fue recibida por medio de un leve apretón— Aquí están las llaves, joven. —Depositó seguidamente estas sobre mi mano. —Ahora acompáñeme a darle una pequeña inspección a la casa. —Hizo una seña con la ayuda de sus dedos indicando que debía de seguirlo.
—Esta vivienda está compuesta por cuatro habitaciones —Aclaró, señalando con su dedo índice cada una de estas— Dos arriba y dos abajo.
Pasamos habitación por habitación, mirando todo lo que contenía hasta el más mínimo espacio. La casa era inmensa para una sola persona, pero no me preocupaba mucho el tema ya que el libertinaje para realizar ciertas actividades sería más cómodo.
—Eso ha sido todo, señorita Clark. —Confirmó— Ya puede disfrutar de su nuevo hogar —Hizo una breve pausa— Oh, y casi lo olvido; aquí tiene mi numero de teléfono —Articuló entregándome un pequeño papel color amarillento con los respectivos dígitos de su número telefónico.
—Excelente, gracias. —Sonreí pocos segundos antes de que este abandonara la casa.
Miré hacía todos lados tratando de localizar algunos lugares para no tener ninguna dificultad de memorización después.
Me adentré al gran pasillo en donde se encontraban las habitaciones más cercanas, giré mi cabeza hacía la derecha dándome vista hacía la ultima habitación, la habitación número cinco.
«No había visto esto antes»
—El señor no me había comentado sobre esta habitación —Pensé.
Me acerqué a la puerta y miré atentamente la podrida madera que la adornaba. El cerrojo de la ya antes mencionada se encontraba envuelto por cadenas de metal, las cuales difícilmente de podrían remover con facilidad. Las grietas, e inclusive los clavos herrumbrados se sumaban a un detalle más para dicha puerta, la cual a simple vista tenía un aspecto poco agradable.
—Joder. —Maldecí para mi misma.
Pocos segundos después de haber investigado con mi mirada tal misteriosa puerta, traté de tocar con la yema de mis dedos el picaporte de esta, lo cual fue una mala idea debido a la cantidad de calor acumulado sobre el mismo. Terminó quemando la tersa piel de mis dedos, lo cual me hizo desprender un gemido de dolor.
Atrapé con mi mano opuesta los dedos afectados y traté de no prestarle tanta atención a aquél ardor que se expandía por mi piel.
—¿Qué demonios es ésta habitación? —Mis cejas directamente se fruncieron.
Luego de incontables intentos en los cuales traté de abrir dicha puerta, traté de ignorarla por completo y me alejé de ahí.
Fuí hacía mi habitación y tumbé la puerta, dejándome caer en la gran cama matrimonial.
—¿Por qué no me dijo que había una quinta habitación? —Comprimí mi cabeza contra una almohada.
Decidí agarrar mi teléfono y marcarle al señor, para comentarle sobre la situación.
—¿Aló? —Contestó el anciano por detrás de la línea.
—Buenas tardes, señor Patrick. Soy yo, Heather. La chica que compró su casa.
—Oh, señorita Clark, ¿En qué puedo ayudarle? —Amable respondió.
—¿Por qué no me comentó sobre la quinta habitación? —Pregunté, guardando un silencio de unos cuantos segundos.
—¿Quinta habitación? —Dejó salir una risilla burlesca —No hay una quinta habitación, señorita Clark.
—No es gracioso, Patrick. Hace unos minutos estuve intentando abrirla. —Firme contesté —Necesito que venga y lo observe con sus propios ojos.
—La casa está compuesta únicamente por cuatro habitaciones. Ni una más ni una menos —Llevó a cabo una larga pausa —Aún así, es mi deber ir hasta allá. Nos vemos en cinco minutos, joven.
Una vez finalizada la llamada, abandoné mi cómoda habitación, dirigiendo mi mirada hacia un punto fijo, el cual era tan extraña entrada.
Me coloqué en el marco de la puerta y esperé a que el señor Patrick llegara.
Después de unos cuantos minutos de espera finalmente escuché como unos nudillos se plasmaban sobre la fuerte madera unas tres veces.
Seguidamente, me dirigí hacia aquella y la abrí con rapidez; encontrándome al anciano.
—Muy bien, acompáñeme por aquí. —Hice una seña con mi mano y nos dirigimos hacía el lugar.
— Ésta es la.. —Me quedé completamente muda al observar que esta ya no se encontraba en el respectivo lugar en el cual la había visto por primera vez. Había una jodida pared sin ningún tipo de puerta, algo completamente vacío.
—Así qué, ¿Dónde está la habitación? —Preguntó, enarcando su tupida ceja.
—Le juro que estaba justo allí, señor Sanderson. No estoy loca. —Suspiré con pesadez.
—Tranquilícese señorita, se lo tuvo que haber imaginado.
—¡Joder! —Di una pequeña vuelta sobre mi propio eje, quedando detrás de la supuesta habitación que observé hace unos minutos atrás —Lo siento por haberlo echo venir. —Apenada me disculpé— He de estar perdiendo la cabeza.
—No hay problema. Feliz fin de semana. —Sin más que decir se retiró de la casa.
Cerré la puerta y giré hacía adelante. Encontrándome con la misma habitación que miré anteriormente.
—¿Qué? —Mi expresión facial cambió completamente transformándose en una de confusión.
«No puedo creer esto»
[ ... ]
Fuí a arroparme con una vieja pijama, ya que oscureció por completo.
Me adentré de nuevo en la gran cama y me acobijé con unas mantas tibias.
Apagué mi lámpara; la única fuente de luz que había encendida en la casa.
Cerré mis ojos e intenté dormir.
Si los abría no se alcanzaba a ver nada, ni tan siquiera la sombra de mis manos.
La temperatura de la habitación era muy baja, parece como si viviera en un cubo de hielo.
Estuve tratando de conciliar el sueño, y cuando al fin pude hacerlo escuché tres golpeteos provenientes de la quinta habitación, aquella que me estuvo carcomiendo el jodido cerebro toda la tarde.
Abrí los ojos de golpe y traté de ignorar los ruidos.
«Vamos Heather, no es nada, es solo tu imaginación, ¿bien?»
Encogí mis piernas, abrazándome de las mismas mientras me traté de tranquilizar y pensar en diferentes acontecimientos.
«Sólo es el primer día»
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La Quinta Habitación »Shawn Mendes«
Fanfiction❛Hay una habitación, al que el infierno llama su hogar. Dónde habita uno de los demonios más poderosos. El hijo del Diablo.❜ PROHIBIDA SU COPIA O ADAPTACIÓN. [Publicada el 14 de enero de 2018]