Capítulo 46 ❝Negociar❞

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Cuándo escuché la petición de aquél castaño lo miré
extrañada, debido a qué no tenía ni la menor idea de lo qué estaba pensando, sólo traté de divisar con mí mirada un escondite en el qué pudiese esconderme, ya qué sabía qué aquella situación se trataba de algo malo.
Por su mente no se pasó nada más qué éso, finalmente me escondí por debajo de una mesa extensa, cubierta por un largo mantel, el cuál llegaba hasta abajo, rozandose con el suelo.

No había otro escondite mejor qué ése, su mente se nubló por unos segundos, y sólo se encaminó en aquél lugar, escondiéndose cómo se lo había ordenado aquél hombre.

Estiré mí cuerpo boca abajo, y seguido de ello observé por un pequeño hueco del mantel lo qué ocurría allá afuera. El mayor se encontraba aún con los puños comprimidos, lo qué provocó qué una sensación de inquietud se esparciera por mí cuerpo.

La puerta se abrió bruscamente, lo qué me permitió observar cómo Shawn se encontraba con su mandíbula tensa, mientras apretaba ésta, tratando de contener aquella furia qué pronto lo iría a cegar.

Cuándo la puerta se abrió dos personas entraron bruscamente, empujando contra el suelo a aquél castaño, provocando qué su espalda se estampara con fuerza contra aquél suelo.

No entendía qué era lo qué ocurría, sólo podía oír cómo estas hablaban en una lengua qué ningún ser humano podía entender con facilidad. ¿Quienes eran?, ¿Qué estaba pasando?

––Me parece qué no se han dado cuenta con quién se están metiendo. ––Murmuró Shawn, con aquél tono grave de voz qué usualmente tenía.

El mayor decidió levantarse del suelo con agilidad, y tomar con sus dos manos el cuello de la camisa de los dos hombres qué lo atacaban. Aquellos tenían sus ojos de color negro, pero no sólo sus córneas, sí no el ojo por completo, el color de su piel era blanca, justo cómo la de un papel, y dentadura se conformaba por varios dientes filosos, los cuales chorreaban sangre. Ellos no eran humanos comunes y corrientes. Era aterrador.

El castaño tiró al suelo con una fuerza potente a aquellos dos seres, y con sus puños comenzó a plantar fuertes golpes en el rostro de aquellos, provocando una salvaje pelea antes ambos.

––¿Qué estás haciendo, imbécil?, ¿No sabes qué sí no te matamos nosotros lo hará nuestro padre? ––Comentó uno de los atacantes mientras qué con teletransportación se colocó por detrás de Shawn, cayendo sobre su espalda para qué liberara a aquél otro, qué al parecer era hermano de aquella criatura.

––No eres hijo de mí padre, ninguno de ustedes lo es. Soy el único, y me encargaré de hacerlos arder en el maldito infierno. ––Comentó el castaño, provocando qué varias voces al unísono salieran de su garganta, haciendo qué inmediatamente sus ojos se tornaran de un color blanco, lo qué indicaba qué aquél había sido atado por una ira ciega.

El mayor comenzó a utilizar movimientos de defensa, haciendo traquear algunos de los huesos de sus oponentes.

––Sabemos qué tienes a alguien, a alguien qué provocará qué pronto tu padre te asesine, y sólo yo y mí hermano seamos sus hijos. Nos encargaremos de eliminar tu asquerosa existencia.–– Masculló una de aquellas criaturas y caminó directo hacía la mesa en la qué se localizaba mi escondite. ––¿Escondes a alguien, eh Shawn? ––Preguntó aquél, mientras qué con sus filosas uñas despedazó aquella mesa por la mitad, descubriéndome allí. Mis piernas comenzaron a flaquear, mientras qué mí corazón latía a velocidades impredecibles, debido al miedo qué tenía acumulado.

––Negociaremos. Tú nos das el alma de la chica, y tu vida deja de estar en peligro. ––Comentó aquél mounstruo, tomándome con fuerza de mí cuero cabelludo, provocando qué mi piel se levantara y ésta se rompiera, ocasionando qué sangre se desbordara por las heridas. Solté un gemido de dolor, mientras trataba de liberarme de aquél fuerte agarre, pero se me hizo relativamente imposible.

––A ella no le pongas ni un puto dedo encima. ––Alzó la voz aquél castaño, empujando por los hombros el cuerpo de aquél extraño ser, mientras qué lo acorralaba contra la pared qué se encontraba por delante de éste, y comenzaba a dar puñetazos por su zona facial.

––¿Han venido a joderme la noche?, bien, pues llegó el momento de joderlos a ustedes.–– Dijo Shawn, con una ira notable. ––Se arrepentirán de haber venido aquí.–– Tomó un machete qué se encontraba por debajo de un mueve, y seguido lo incrustó por la pantorrilla del atacante, al sacarlo, su piel quedo a carne viva, observando cómo su hueso se notaba por la abertura.

Aquél gruñó de dolor, y rápidamente le solicitó a su hermano qué se encargara de mí, mientras qué el de Shawn.

El anterior me tomó del brazo con suma brusquedad y seguido incrustó sus garras justo dentro de mí piel, lo qué me hizo soltar un grito ahogado. Me traté de defender con cualquier objeto qué tuviese al alcance, pero al parecer nada funcionaba.

––Hemos venido por tí. ––Río aquella criatura, abriendo su boca, la cuál estaba compuesta por dientes afilado, mientras qué de allí sacaba algunos gusanos o larvas. Su objetivo era morderme, para así mismo devorar mí alma pero rápidamente esquivé aquella mordida, estampando un adorno de vidrio contra la cabeza de aquél.

Aquél castaño elevó su mano, utilizando su poder de telequinesis, para así mismo elevar el cuerpo del atacante y estamparlo de manera fuerte contra la pared. Lo dejó allí, y seguidamente tomó por segunda vez el machete, el cuál era una arma perfecta para cometer un asesinato.

––Me gustaría poder apreciar cómo tus intestinos se desbordan de tu estómago, y caen en el suelo. ––Comentó elevando su mano con aquél arma blanca, clavándola en el estómago de la criatura, dando un tirón de éste hasta abrirlo por la mitad, provocando qué a cómo lo había dicho el castaño, sus intestinos cayeran al suelo. ––Ahora me encargaré de qué los malditos gusanos se encarguen de digerirlo. ––Masculló, dislocando el cuello del atacante con un sólo chasquido de sus dedos. Para finalizar arrojó el cuerpo mutilado de aquél al suelo, y con su pie decidió aplastar su cabeza, logrando qué ésta explotara cómo un globo, acto seguido varios gusanos lombrices comenzaron a salir de aquél lugar, produciéndome ganas de vomitar.

El delgado hombre de tez pálida con su rostro ensangrentado giró su vista hacia su última víctima, y procedió a entregarle una deforme sonrisa, la cual podía ocultar toda la maldad que habitaba su alma.

––Deberías alejarte de ella, a menos de qué quieras qué te arranque la maldita cabeza y la arroje directo hacía los demonios de mí infierno y estos se encarguen de devorarla.–– Chisqueó sus dedos, y las dos piernas de aquella criatura se habían destrozado, dejando ver sus huesos salidos por medio de su piel. ––Regla número uno.–– Pronunció aún con aquellas voces qué se apoderaban de su garganta, haciéndome saber qué sus demonios internos habían despertado. ––Nunca deberían de meterse con el hijo del diablo.

La Quinta Habitación »Shawn Mendes«Donde viven las historias. Descúbrelo ahora