Capítulo 52 ❝Ingenua❞

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— Ya basta, padre. —Articuló dicho hombre, con un fuerte tono de voz, el cual efectivamente había retumbado por cada rincón del respectivo cubículo.

La notoria ira se reflejaba en los orbes de aquél, causando que de forma inmediata aquellos adaptaran un obscuro color, dejando su córnea teñida de un color negro azabache.

En cuanto mencionó dichos acontecimientos, un nuevo pitido se adentró en aquella habitación, esta vez con una fuerza mayor a la del anteriormente producido, haciendo que inmediatamente mi anatomía reaccionara con dolor.

Dicho sonido era jodidamente insoportable, no tenía idea de como mis tímpanos habían resistido tan estruendosa escena.

Los músculos del mayor se habían tensado, provocando que aquellos se resaltaran por medio de sus prendas, las cuales consistían en un impecable traje entero.

Minutos atrás este en tan solo con un simple movimiento de su mano diestra, había colocado aquél sobre su pálida piel. No necesitaba realizar el esfuerzo que cualquier humano haría, pues si él deseaba algo lo tenía en la palma de su mano en cuestión de segundos.

Su dominante forma de actuar, impedía que cualquier ser hiciera con este lo que quisiera. Él era el príncipe del infierno, y podía destruirte con tan solo chasquear sus dedos.

El único hombre que se encontraba en un puesto semejante de aquél era su padre. Satanás era el único que podía hacer su guerra complicado.

Pero para él absolutamente nada era imposible, y se concentraba en simplemente hacer cenizas a su propio padre, lo haría.

Satanás había creado a una despiadada bestia, sin darse cuenta de todas las repercusiones que tendría encima.

Me asustaba el simple hecho de pensar que la ira podía llegar a cegar a Shawn, pues si esto ocurría nuevamente se desataría el jodido infierno en carne propia.

Él era peligroso, un ser del que cualquier mortal debería huir. Mis pensamientos se adentraban a mi cabeza de manera constante, pensando en lo que implicaba aquello, pero al estar atrapada en las cadenas del demonio dejaba por visto las mismas, restándole importancia a cuantas consecuencias cargaría ello.

Estaba amando a un hombre que vivió sumergido en el infierno toda su vida, un ser que en ocasiones podía ser dulce pero que si su ira o locura llegaba a su cabeza podía hacer añicos a quien se le cruce enfrente.

Decidí mover mis piernas de forma perpendicular, encargándome de no perder mi distancia de aquél hombre.

Sentí sus ojos penetrando mi figura, creando que un pequeño escalofrío recorriera cada rincón de mi anatomía, hasta el borde de poner mis vellos de punta.

Si bien, me encontraba atrapada en aquél ser, pero cuando me miraba de aquella forma podía sentir como mis piernas flaqueaban.

La única idea que pasaba por mi cabeza en aquellos instantes era el hecho de poder abandonar tal lugar, ya que si esto no era posible probablemente algo no terminaría bien. Estaba inundada de temor, pues las palabras anteriores de Shawn me habían dejado intranquila.

El opuesto se colocó por enfrente de mi persona, sujetándome con fuerza de los brazos, sintiendo inmediatamente como su caliente respiración resoplaba contra mi rostro. En aquellas escenas no tenía ni la más remota idea de la fuerza que emprendía en sus acciones, por lo cual sentía que mis débiles huesos estaban a punto de romperse.

Sus ojos seguían clavados en mí, haciéndome sentir intimidada al instante.

— Saldrás de aquí. —Añadió, soltándome inmediatamente después de lo acontecido.

Sabía que algo no estaba bien, y aquello me inundaba de un frecuente temor.

Pocos minutos más tarde, las blanquecinas luces de dicho cubículo se habían apagado, dejándome sin la capacidad de ver absolutamente nada. Ni siquiera podía admirar mis propias manos, y aquello me llenaba de inquietud.

— ¿Shawn? —Agredí, moviendo mis manos de un lado hacia el otro con el objetivo de poder verificar si este se encontraba conmigo.— ¿Hay alguien ahí?

Mis pies se movían en dirección vertical, caminando hacia un lugar en el cual no tenía idea. Sentía como mi piel ardía con el pasar de los segundos, enterándome pocos segundos después que estaba pisando un lugar poco adecuado.

Una vez que retrocedí sentí como mi pequeño cuerpo chocó contra el abrupto cuerpo de alguien, provocando que un escalofrío recorriera mi anatomía de pies a cabeza, erizando mi piel mientras sentía como mis vellos se ampliaban hasta quedar de punta.

—¿Shawn?, ¿Eres tú? —Pregunté, sintiendo como las tibias manos de el ser que se encontraba por detrás de mí se dedicaba a pasar la yema de su dedo índice por mi piel, haciendo que esta ardiera con mayor intensidad.

Por medio de aquello supe que Shawn no se encontraba conmigo. Haciéndome sentir un nudo en la boca del estómago, mientras que mi corazón se helaba mediante los segundos.

Una maliciosa risa retumbó contra las cuatro paredes, provocando que este mismo generara un eco que se acopló a mis oídos. Dados los actos anteriores, traté de huir a cualquier lugar cercano a pesar de no poder tener visibilidad de absolutamente nada.

Pero algo lo impidió.

— ¿Crees que él tendría el pudor de salvar tu alma? —Escuché la masculina voz de alguien más, cayendo en cuenta que no se trataba de aquél castaño que estuvo cerca de mí desde que tuve razonamiento por primera vez.— Eres simplemente solo una más para él, pequeña Clark.

— ¿Quién carajo es? —Agregué, tratando de desprenderme de cualquier agarre que estuviese sobre mí, perdiendo poco a poco las esperanzas de que esto fuera posible.

— Soy el hombre que le ha dado vida al ser que erróneamente amas ahora. —Gesticuló, e inmediatamente todos y cada uno de mis músculos se inmovilizaron, dejándome helada.— Él no movería ni tan solo un dedo por simplemente un mortal. ¿Qué te hace pensar que te escogería?, ¿Qué mierda te hace pensar que un ser como él llegaría a hacer algo por ti?

— No sabes nada. —Agregué, sintiendo como mis orbes se cristalizaban mediante mis cuerdas vocales producían las palabras que salían de mi boca.

— Eres tan ingenua e inocente, Heather. —Sus filosas garras se arrastraron por la piel de mi cuello, ocasionando que de inmediato mi tersa tez comenzara a sangrar, desprendiéndose poco a poco.— Creé a un ser incapaz de amar, incapaz de sentir, un ser hecho a mi imagen.

— Shawn no es como tú crees. —Un gruñido de dolor salió de mi garganta, al sentir como con cada palabra que decía sus garras se enterraban mayormente sobre la piel de mi cuello.

— ¿Dónde está él ahora cuando más lo necesitas? —Preguntó en un burlesco tono.— ¿Dónde está el hombre que prometió no dejar que algo te suceda?

Mi boca no podía procesar ninguna palabra, mi alma estaba rompiéndose poco a poco, dejándome muda.

— Su poder está sobre el mundo. Sobre aquello que los mortales viven día a día llamando ‘mentira’. 

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⏰ Última actualización: Mar 15, 2020 ⏰

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La Quinta Habitación »Shawn Mendes«Donde viven las historias. Descúbrelo ahora