Capítulo 39 ❝Pedidos❞

5.2K 808 264
                                    

Cuándo el castaño soltó aquellas palabras mís facciones expresaron asombro, pensaba qué iba a ser imposible lograr qué aquellas ternuras qué dijo hace unos minutos qué odiaba, por un momento llegaran a ser de su encanto.

––¿Hablas en serio? ––Pregunté aún asombrada por lo sucedido.

––Desgraciadamente sí. ––El jóven hizo una diminuta mueca de lado con ayuda de sus labios, y miró a aquella dulce niña.

La alzó entre sus fuertes brazos, y la elevó, para qué ésta pudiese mirar su perfilado rostro.

La pequeña niña parecía estar tan entretenida observando el rostro de Shawn, qué seguro podía quedarse todo el día apreciándolo.

Elevé con suavidad la comisura de mis labios, formando una amplia sonrisa entre éstos, y seguido separé mi vista de la niña, para ésta vez colocarla en el jóven qué se encontraba a mí lado.

––Supongo qué deberíamos volver a la normalidad el tiempo.–– Giré mí cabeza mirando a mis alrededores. ––No creo qué esto pueda resistir mucho tiempo congelado.–– Una ligera risilla se escapó de mis labios, y seguido tomé a la pequeña de los brazos de Shawn, y me levanté de aquella banca, colocando a la niña en su coche.–– Otro día vendremos acá, y esperaremos con ansias ver a ésta bebé.

El castaño asintió con la cabeza, mordiendo la parte inferior de su mejilla, y se limitó a guardar unos segundos de silencio.

––La próxima qué te vea, te secuestraré. ––Habló, mirando a la niña, y una pequeña sonrisa se quería escapar de sus labios, pero éste no lo permitió, y su semblante volvió a tomar la misma seriedad de antes.

––¿Por qué evitas sonreír? ––Pregunté, entrecerrando levemente mis ojos.

––¿Por qué te gusta tanto preguntarme cosas? ––Resopló con pesadez.

––No seas pesado, y dime.

––Simplemente no me gusta.–– Finalizó, poniéndole punto y final a la conversación. ––¿Nos iremos? ––Soltó apartándose del tema en tan sólo segundos.

––Comprendo.–– Bajé mis cejas un tanto confundida, e ignoré todo por completo. ––No, te llevaré a probar algo qué tal vez te guste, pero cómo eres raro, supongo qué no te gustará nada de eso.

Caminé unos cuántos pasos hacía adelante, y dejé el coche justo al lado de la banca en dónde se encontraban reposando los padre de la niña.

––¿Y ahora qué? ––Rodó sus ojos, por centésima vez.

––Te diré cuándo nos vayamos de aquí, y decidas volver todo a la normalidad, porque supongo qué sí no lo haces ese señor nos atacará. ––Miré de reojo el cuerpo congelado de aquél hombre.–– O bueno, te atacará.

––¿Qué?, ¿El a mí? ––Una pequeña risilla sarcástica brotó de sus rojizos labios.–– No me hagas reír Heather.

El castaño tomó mi brazo, y cruzamos unas cuántas calles, alejándonos de aquél parque.

Al estar distanciados unos cuántos metros de allí, el jóven decidió chasquear sus dedos.

Con sólo aquél frío sonido, la gente comenzó a caminar, los autos a pasar por las calles y demás. Por un momento aquél mundo sin la presencia de otras personas era algo relajante, pero sabía qué no todo se podía quedar así para siempre.

––¿A dónde iremos? ––Preguntó el chico, con su expresión confundida.

––Te llevaré a una heladería.–– Murmuré, observando otra expresión confusa del castaño. Al parecer no tenía la mínima idea de lo qué estába hablando.

––¿Una heladería?, ¿Y eso qué es? —Preguntó justo lo qué pensé qué diría.

[…]

Después de unos cuántos minutos explicándole qué era una heladería, al fin el chico entendió, y aceptó a regañadientes.

Parecía no muy convencido, pero de todas formas, lo obligué a ir, justo cómo una mamá a su niño pequeño.

Al llegar y entrar por aquella puerta, un olor dulce se paseo por mis narices, haciendo qué éstas se concentraran en aquél dulce aroma.

Llegamos hacía el mostrador, y una morocha de edad media se acercó hacía nosotros, preguntándonos qué helado deseábamos.

Las miradas de la mayoría de chicas se encontraban posadas en Shawn, algunas murmuraban cosas, y lo miraban con deseo, otras, sólo se quedaban anonadas, casi con las babas al aire.

Negué con la cabeza, y traté de ignorar lo qué sucedía.
Tomé un pequeño menú qué se encontraba al lado de mí, y comencé a mirarlo. Seguido, leí la variedad de postres qué éste contenía.

Decidí elegir una copa doble de helado de menta, y seguido observé al castaño, pero, su rostro todavía expresaba confusión.

––¿Dónde conseguiste dinero? ––Preguntó de la nada, clavando su mirada en mí.

––Cuándo salí de 'tu habitación', fuí hacía el lugar en el qué normalmente guardo dinero, y tomé un poco de allí.–– Confesé ––En fin, ¿Qué helado querrás?

––No tengo dinero, Heather. ––Masculló, aun con su inquietante mirada.–– Pero eso no es un problema para mí, puedo conseguir dinero en un santiamén.

El alto castaño tomó el menú qué anteriormente había desocupado y leyó en susurro las siguientes palabras;

––Helado de chocolate.–– Una pequeña mueca se formó en sus labios, y no muy convencido escogió el sabor. ––Muy bien, un helado de chocolate.

Asentí con la cabeza, y pedí un helado de chocolate para el castaño. El tipo me miró y negó con la cabeza.

––No creo qué tengas la necesidad de gastar dinero.–– Juntó sus las palmas de sus manos, y las mezcló hasta cerrarlas. Quedé algo perpleja debido a su no tan común movimiento, y en menos de unos cuántos segundos, abrió sus manos, y un rollo de billetes se posó sobre éstas.

¿Qué?

[…]

Minutos después de la espera por nuestros pedidos, salimos del lugar, y caminamos por las calles de aquella ciudad.

––Heather, ¿Qué me pasa? ––Preguntó dejándome confundida.

––No lo sé, ¿Qué sucede? ––Añadí, dándole una pequeña relamida a aquella mezcla espesa sabor a menta, haciendo qué mis papilas gustativas disfrutaran de aquél delicioso sabor.

––Nunca me había sentido tan..

––¿Tan?

-------------------------------------------------------------------------------

175 votos y la sigo. :3

La Quinta Habitación »Shawn Mendes«Donde viven las historias. Descúbrelo ahora