Capítulo 44 ❝Consecuencias❞

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Apreté levemente los muslos de mis piernas debido a la tensión qué se acumulaba en mí cuerpo, y me quedé allí, inmóvil, ya qué los fuertes brazos de aquél castaño no me permitían salir de aquél lugar, aunque ahora qué lo pienso, quería quedarme allí.
El mayor separó sus manos del comedor, y las dirigió hacía mí cintura, para seguido atraerme hacía él, hasta chocar contra su fuerte pecho.

El silencio abundaba en aquél lugar, pero con sólo mirarnos nos podíamos comunicar. Nuestros ojos pedían a gritos quitar aquél deseo de probar nuestros labios.

––¿Por qué quieres hacer ésto? ––Pregunté, rompiendo
el incómodo silencio qué rondaba por el área.

––He acabado de notar qué deseas la respuesta.–– Agregó, con su peculiar tono ronco de voz, pero ésta vez era más notorio. ––Muy bien, la tendrás.. ––Añadió, dejando un espacio de silencio después de finalizar aquellas palabras.

Esperé a qué decidiera hablar, sin aún desviar mí mirada de aquellos orbes color miel.

––Quiero hacerlo, porque deseo probar ésos labios
qué he querido devorar desde hace antes, justo cómo un león a su presa.–– Agregó, provocando qué mí corazón comenzara a palpitar con rapidez, mí respiración se pausó por algunos segundos debido a aquella confesión qué creí imposible. ––Y es algo malo, lo sé, jamás debí de
desear a alguien, pero nena, a veces liberarse de la tentación consta de caer en ella.

Finalizó, provocando qué un pequeño escalofrío recorriera mí espina dorsal, hasta qué mis vellos se colocaran de punta.

––Shawn, no puedo.–– Solté de golpe, sin pensar en aquellas cosas qué decía. ––Ninguno de los dos puede
hacer ésto.

––Tal vez tú no puedas, pero yo sí.

Murmuró, haciendo el aquél agarre más fuerte, mientras qué mí persona aún estaba comprimida contra su pecho, a excepción de mí rostro.

––Y cuándo quiero algo, lo obtengo.

Sin dudarlo dos veces decidió plantar sus labios
contra los míos, haciendo qué sus párpados se cerraran
de inmediato. Me quedé perpleja, simplemente con mis ojos abiertos, y sin mover ni un sólo músculo, pero aquellos impulsos qué tenía de devorar sus labios me habían ganado en la batalla. Decidí envolver mis brazos alrededor de su cuello, y así mismo hacer qué la corta distancia qué nos separaba volviera a estar junta.

Cerré con lentitud mis párpados, pudiendo sentir cómo sus labios impactaban contra los míos, decidí empezar a darle algo de profundidad al beso tan inesperado moviendo mis labios al ritmo de los de él. El castaño se encontraba concentrado en besar mis labios, tanto así qué nada parecía importarle.

Nuestos labios tenían contacto una qué otra vez, haciendo qué éste se conviera placentero para ambos.
El jóven castaño tomó mí labio inferior entre sus dientes, y tiró de éste con suavidad, para seguido comenzar a succionarlo, y así mismo trazar una línea con su lengua sobre estos. Mierda, besaba tan bien.

El jóven pidió permiso de poder ceder hacía más allá
de mis labios, a lo cuál yo decidí asentir, acto seguido, el mayor procedió a adentrar su lengua justo en mí cavidad bucal, chocando un par de veces con la mía, mientras qué estas empezaban a jugar con suavidad.

Segundos después decidí separarme por la escasez de
oxígeno qué se encontraba mis pulmones, y soltar
un leve suspiro. Mí rostro aún se encontraba a centímetros del suyo, provocando qué algunas sensaciones se esparcieran por mí cuerpo.

El más alto colocó su frente junto con la mía, haciendo qué estas chocaran, y qué nuestros labios rozaran
gracias a aquella postura qué adquirimos.
Mí mirada se concentraba en sus labios, ya qué éstos se encontraban algo hinchados, y con algo más rojizos de
lo común.

––Ésto podrá traer alguna consecuencia, pero realmente no me interesa.–– Masculló haciendo qué sus labios rozaran con los míos con cada palabra qué protestaba. ––Me he dado cuenta qué por tí no tendría miedo de volver a arder en el infierno. ––Comentó el jóven castaño, soltando un leve suspiro por medio de sus labios  levemente inflamados.

––¿Qué tipo de consecuencias? ––Pregunté, cerrando mis párpados por algunos segundos, volviéndolos a abrir seguido de qué noté cómo el castaño estaba dispuesto a hablar.

––Nunca besé a alguien, no pude hacerlo ni una sóla vez. No se me es permitido, debido a qué un demonio no puede mantener algo con un humano.–– Agregó. ––Es relativamente imposible. No puedo mantener relaciones carnales con una persona, es algo qué está escrito en
las leyes del infierno. Propuestas por mí padre.

––¿Qué?, ¿Entonces por qué lo hiciste?, ¿Por qué me besaste sí ésto traerá una consecuencia? ––Pregunté, negando un par de veces con la cabeza.

Él tuvo la iniciativa de besarme, y sí, yo me dejé sin temor alguno, ya qué cuándo menos me lo esperé yo también quería probar sus labios.

––Te besé porque algo dentro de mí me lo decía,
mí cabeza iba a explotar de tantas palabras qué rondaban por allí. No me importa la consecuencia qué ésto traiga, no me importa sí tengo qué volver a ser condenado eternamente en el infierno sólo por ello.––Habló con firmeza, aún manteniendo sus brazos alrededor de mí cintura. ––Quiero arriesgarme a ésto, sin importar la consecuencia.

¿Cómo pasó ésto?, ¿Cómo yo, una simple mortal pudo ocasionar qué un demonio quisiera algo de ella?, no puedo encontrar explicación alguna.

––Sé en lo qué piensas, sé qué te preguntas cómo sucedió lo dado anteriormente, o cómo sucedió qué quisiera algo más allá de tu alma. Soy el único qué tiene la respuesta.–– Demandó, provocando qué mí piel se erizara debido a sus recientes palabras. ––Me dí cuenta de ella desde qué algo me pausó a asesinarte, desde qué supe qué tus demonios encajan extrañamente con los míos, me dí cuenta hasta qué por fin sentí mí corazón latir por primera vez.

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La Quinta Habitación »Shawn Mendes«Donde viven las historias. Descúbrelo ahora