Capítulo 22 ❝Don't Move❞

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Pasaron unos minutos después de qué James se retiró de este hogar. Así qué procedi a ir hacía mi habitación y mirarme nuevamente al espejo, observé las córneas oscuras de mis dos ojos, por lo cuál decidí cerrar estos con fuerza, y después abrirlos, para mirar cómo ellos cambiaban a un color más oscuro de lo qué estaban.

Ví mi vestimenta, y esta no era apropiada para la ocasión, aunque de todos modos no me importaba mí apariencia en ese momento, pero se qué necesitaba algo más "llamativo".

Pasé mi mano por arriba de mí pecho hacía abajo, haciendo qué las prendas qué tocara cambiaran por un vestido rojo pegado al cuerpo, seguidamente, me coloqué unas zapatillas del mismo color del vestido, quedando al fin lista.

Realicé uno movimiento con mi mano izquierda, haciendo qué mi rostro se arreglara un poco por el maquillaje adquirido.

Fuí hacía la sala, mirando aquél reloj colgado en la pared. Este marcaba las 9:45p.m, eso significaba qué James estaba cada vez más cerca.

Minutos después, escuché la bocina de un automóvil, por lo cuál salí de a casa, y miré cómo el coche de James se encontraba estacionado justo en frente de mí.

Sonreí de lado, evitando qué este viera la maldad de aquella sonrisa. Me acerqué con cautela hacía la puerta del carro, y este bajó, para saludarme.

––¡Hey!–– Sonrió ––Te ves muy linda hoy–– Confesó soltando una pequeña risilla.

––Gracias. ––Guiñé mi ojo derecho.

James guardó silencio ante mi cometario cortante, y envolvió su brazo derecho al rededor de mis hombros, lo cuál me provocó un ardor en la piel.

Inhalé tratando de contener alguna palabrota, y este me abrió la puerta del auto, dándome el paso para poder sentarme.

Me adentre en este, mirando levemente hacía mis alrededores, mientras esperaba qué James subiera al asiento del copiloto.

Momentos más tarde él subió al auto, sacando las llaves de este, y prendiéndolo.

––En marcha. ––Volteó a mirarme con una pequeña sonrisa.

Sonreí forzadamente, y miré hacía el medidor de gasolina, al observar detalladamente miré cómo el tanque estaba lleno.

Sin apartar mi mirada de ese medidor, pude sentir cómo mis ojos se hicieron de nuevo hacía atrás, dejándolos completamente en blanco. No moví ni un sólo músculo, sólo se podía observar cómo la cantidad de gasolina del tanque iba bajando mediante más lo deseaba.

El castaño giró su cabeza aún con sus manos en el volante, y me miró fijamente, observando cómo permanecía inmóvil.

––¿Heather?, ¿Estás bien? ––Preguntó, y tocó mi hombro, para querer voltear mi cabeza, y verme en la necesidad de mirarlo, por lo cuál mis ojos volvieron a bajar, dejándolos en aquél tono oscuro, y sin vida.

El chico miró mis dos ojos y frunció levemente su ceño.

––Tienes los ojos muy oscuros, ¿No crees?–– Añadió contemplandolos ––Siempre resultan ser muy claros, y ahora simplemente se me hace la mirada más extraña qué observé reflejada en estos––.

––Mejor concéntrate en comprar gasolina para tu auto–– Sonreí sin expresión alguna.

––¿Gasol..–– Paró de golpe al observar el medidor sólo con una raya ––Hace unos minutos esto estaba lleno–– Señaló el aparato.

––Creo qué hay una gasolineria algo cerca de aquí-- Mascullé mirando hacía la ventana ––Podríamos ir a esa.

James asintió y volvió a dar marcha con su poca gasolina hacía una pequeña gasolineria abandonada.

Unos minutos después llegamos hacía nuestro destino.

––¿Crees qué haya alguien allí? ––Miró con una extraña mirada hacía ese lugar.

––Sí, sí tiene qué haber alguien–– Finalice y bajé del auto sin avisar ––Iré a buscar a alguien.

––¿No quieres qué te acomp..

––No. ––Cerré la puerta por fuera, y rodeé el auto con lentitud.

Me quedé enfrente del auto, mirando directamente a James a los ojos.

Pasé mis manos por la capucha del auto, y seguido estampé mi puño en este, dejando un gran hundimiento en la zona afectada.

––¡Hey!, ¿Qué haces? ––Frunció su ceño y se removió del asiento para salir del auto, pero antes de eso estiré mi mano hacía adelante, cerrando con seguro todas las puertas.

Este trató de abrir la puerta, pero todos sus intentos fueron en vano.

––No te muevas–– Sonreí con malicia ––O todo lo qué hagas resultará peor de lo qué piensas.

––¿Qué te sucede Heather? ––Enfatizó su tono de voz.

––No me llames así, malditasea. ––Gruñí y volví a golpear con mi puño el auto.

––¿Quién eres? ––Preguntó un tanto agitado, mientras miraba cómo poder salir del auto.

––¿Quién soy?–– Hice una breve pausa ––Yo soy el hijo del diablo.

Observé qué al decir esas palabras este tomó el volante del auto y retrocedió más de veinte metros.

Solté una pequeña risilla, sin moverme de mí lugar, y observé cómo este tipo estripó el pedal del coche por completo, haciendo qué este saliera disparado hacía adelante, con máxima velocidad, tratando tumbarme con este, pero su intento fué fallido.

Al llegar con esa potencia una fuerza más grande qué la velocidad qué acumuló paró el auto de golpe, haciendo cómo sí este hubiese chocado contra un gran muro de cemento.

El cuerpo de James se echó hacía adelanté, chocando su cabeza contra el volante, mientras vidrios del parabrisas se incrustaban en cada parte de su piel. Observé cómo quedaba inconsciente por el fuerte impacto, pero no lo suficiente cómo para arrebatarle la vida.

Su rostro se encontraba bañado en sangre, al igual qué su ropa, gran cantidad de sus dientes fueron expulsados, mientras qué su cráneo estaba en estado de delicadeza. Un golpe más y acababa con su vida.

––¿Qué te parece sí jugamos un rato?–– Pregunté con una carcajada macabra ––Me encanta jugar con mis víctimas.

Un gran silencio inundó el lugar, dejándome escuchar sólo los quejidos del castaño.

––El juego consiste en morir

Pude escuchar sus gemidos de dolor, y algunos sollozos por parte de este, lo cuál me provocaba cada vez más satisfacción. Era cómo música para mis oídos.

«Sólo un golpe más»

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La Quinta Habitación »Shawn Mendes«Donde viven las historias. Descúbrelo ahora