Capítulo 38 ❝Congelado❞

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Él tipo guardó silencio, y sólo le limitó a hacer una diminuta mueca de lado.

––Olvídalo, Heather.–– Manoteó restándole importancia al asunto. ––¿Podríamos ir a casa? ––Preguntó desviándose del tema, lo cuál me dejó con una pequeña duda rondando por mí cabeza.

––¿De qué hablas?, no iremos todavía.–– Una pequeña risilla se desprendió de mis labios, mientras qué el castaño sólo me miraba con el semblante levemente fruncido. ––Oh, no seas pesado, Shawn.

––Cómo sea. ––Añadió con una frialdad notable.

Sólo me limité a rodar los ojos, pero mediante la acción mi mirada llegó a dar hacía una pequena bebé de aproximadamente un año. Ella se encontraba en uno de los típicos coches en los qué los niños de muy corta edad se mantienen la mayoría de su tiempo.

Los aparentes padres se encontraban sentados en una pequeña banca al lado de ella, lo qué significaba qué al menos estaba segura en ese lugar.

––Mira esa bebé de allá. ––Golpeé levemente su brazo, atrayendonla mirada del castaño hacía el bebé.- Es muy linda, ¿Verdad?

––Odio los niños. ––Murmuró, provocando una mirada de asombro por mí parte.

––¿Como los puedes odiar?–– Rodé los ojos nuevamente. ––Son adorables, admítelo.

––Los niños son fastidiosos, molestos, y no sé.. horribles. ––Su expresión se volvió en una de desagrado, y después la desvaneció por su típica expresión seria.

––No es cierto, Shawn. ––Entrecerré los ojos, observándolo directamente.

––¿Qué estás tramando, Heather? ––Preguntó, cruzándose se brazos, lo cuál hizo qué su chaqueta se apretara un poco a sus cuerpo.

––No tramo nada. ––Negué con la cabeza consecutivas veces. ––Sólo quiero qué me traigas a esa bebé.

Sabía qué estaba mal tomar una bebé qué no era nuestra, pero no tendría nada de malo mantenerla unos cuántos minutos.

––No lo haré. ––Añadió dándole punto final a la conversación.

Eso ya lo veremos.

[...]

Shawn estiró levemente su mano, para después hacer un extraño movimiento con sus dedos, lo qué ocasionó qué el pequeño coche de la bebé se trasladada con cautela hacía nuestra dirección.

Sus padres no se habían dado cuenta de qué su bebé iba directo a nosotros, lo cuál me quitó un pequeño peso de encima.

O bueno, no.

La madre giró su cabeza unos cuántos grados, permitiéndole ver hacía dónde tendría qué estár su adorable hija, pero no la notó, por lo que ésta volvió a vernos con su seño fruncido, y llamó la atención del hombre qué estaba a su lado. Él nos observó, y apuntó con su dedo índice en nuestra dirección.

La pequeña bebé estaba justamente enfrente de Shawn, pero aún dentro del coche.

Ninguno había dado el primer paso de tomarla.

––¿Qué carajo hace mí hija con este imbécil? ––Añadió el hombre caminando con una ira notable hacía nosotros.

––¿Y tú quién te crees para llamarme así? ––El castaño extendió su mano hacía adelante, parándole el paso a aquél hombre, este intentaba moverse, pero no lo lograba.

––Esto es tu culpa Heather. ––Susurró entre dientes, para luego mirarme con el seño notablemente fruncido.

La mujer miró a su esposo inmovilizado y su gesto se transformó en uno de enojo.

La Quinta Habitación »Shawn Mendes«Donde viven las historias. Descúbrelo ahora