Capítulo 19 ❝¡Corre!❞

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––El siguiente en morir es..–– Hizo una larga pausa y miró hacía las víctimas qué nos encontrábamos en el carrusel ––Ella–– Dijo señalándome con su dedo índice.

Sentí un gran nudo en la garganta, acompañado con un sudor frío, y un vacío en el estómago.

Los chicos qué se encontraban dentro de aquel juego gritaban y suplicaban por ayuda, una y otra vez, pero sabían perfectamente qué era imposible pedir ayuda en un lugar en el que no habita nada más y nada menos qué ellos mismos, junto con un demonio.

Lágrimas salieron desenfrenadamente de mis ojos, al observar cómo los giros del carrusel se acercaban cada vez más cerca de la escopeta.

Empecé a mover mis brazos fuertemente, hacía distintos lugares. Hasta quebrar una pequeña pieza trasera del asiento en el que me encontraba. Al ésta pieza ser removida un pequeño pico de metal quedó levantado, dejándolo cómo un pequeño cuchillo.

Coloqué las esposas en medio de ese pico de metal, y empecé a mover mis manos de arriba hacía abajo, para ir tratando de cortar aquella atadura qué me impedía salir del carrusel.

––¡Vamos! ––Dije en mi interior, mientras seguía luchando por separar las esposas de mis manos.

El pico estaba oxidado, y con bastante herrumbe, por lo qué se me hacía mucho más difícil cortar las esposas.

Al seguir aumentando la intensidad de las cortadas, pude sentir cómo sangre salía de mis manos, al romperse contra las orillas de aquellas esposas de metal.

Gemí de dolor, mientras el carrusel seguía dando vueltas en formas circulares. Observé cómo Shawn colocó su mano en el mango de esa palanca, y comenzó a girarlo.

Al mirar seguía empujando aquella palanca mi respiración se comenzó a agitar. Un grito ahogado salió de lo más profundo de mi garganta y me incliné hacía adelante, dejando caer todo mi peso, mientras iba tratando de sacar mis manos de aquellas esposas.

El carrusel paró de golpe, haciéndome quedar enfrente de aquella escopeta, de la qué tanto temía.

Mis esperanzas de poder sacarme de ese fuerte agarre se me hacían cada vez más imposible, pero no me rendí, sólamente volví a inclinar mi cuerpo hacía adelante, mirando cómo la bala salía de la boquilla de ese arma.

Finalmente pude sacar mis manos de las esposas, para qué después con rapidez caer al suelo ensangrentado de ese juego mecánico.

Uno de mis huesos traquearon, al notar cómo pude sacar mis manos de las esposas sin necesidad de cortarlas.

De tanta adrenalina qué tenía acumulada en mi cuerpo, él dolor de aquél hueso qué me había dislocado, eran completamente nulos.

Al hacerlo el carrusel inmediatamente giró, y la bala fué incrustada en el cráneo de aquella chica. Llenadome a mí, y al otro chico de pedazos craneales, y cerebrales.

El pelinegro gritó de horrror al mirar aquellas escenas, de la misma manera qué yo.

Sollocé alterada, y me empecé a arrastrar rápidamente por el suelo, después de haberme safado de los pies.

Empecé tratando de no mirar los cuerpos destrozados de los acompañantes qué tenía anteriormente en el carrusel.

Paré rápidamente y miré cómo Shawn gruñó y sus ojos volvieron a opacarse de una manera terrorífica.

Giré mi cabeza y miré al último sobreviviente qué había en el carrusel.

«Casi lo olvidaba»

Tomé el pedazo de metal qué tenía fuera la silla en la qué estaba, y rápidamente la incorporé en el pequeño hueco en donde encaja la llave de las esposas.

Miré hacía dónde estaba Shawn, y este ya no se encontraba ahí.

––¿Cómo te llamas? ––Pregunté en un susurro.

––Iván. ––Contestó en un tono simular.

Sudor frío comenzó a bajar por mi frente, mientras desataba por completo a ese chico.

––Tranquilo, todo estará bien–– Añadí con un hilo de voz, mientras miraba a aquél tipo directo a mis ojos ––¿Dónde de habrá ido ese hombre?–– Miré hacía mis alrededores tratando de localizarlo, pero no lo logré.

Miré directo hacía los ojos de Iván, y observé qué estos apuntaban de manera extraña por detrás de mí.

Un escalofrío recorrió mi espina dorsal, y traté se no mover ni un sólo músculo.

––Está detrás de tí. ––Masculló el pelinegro, señalando con su mano temblorosa el lugar en el que este se encontraba.

Cerré mis ojos con fuerza y me dejé caer sobre la puerta de esta jaula, para poder "tumbarla".

––¡Déjanos en paz! ––Dije con un tono de voz alto, y seguí estampandome contra la puerta de esta, hasta poder abrirla.

Giré mi cabeza hacía atrás, en dónde Shawn se encontraba, y no observé absolutamente nada.

«Mierda»

Tomé la mano del tipo y corrimos, hasta salir del carrusel.

Al correr, tratamos de esquivar todo tipo de objeto punzocortante, muebles o instrumentos homicidas qué habían en esa misma zona.

Salimos de dónde se encontraba ese macabro juego, y nos dirigimos hacía la puerta, para después tratar de abrirla.

Con mis dos puños empecé a golpear la puerta, pero se me hacía algo imposible, sólamente me causaba daño físico.

––¡Ábrete malditasea! ––Articulé mientras hacía todo lo posible para poder hacer qué esta puerta no me obstruyera el paso.

––Iré a traer algo qué nos pueda ayudar a abrirla. ––Añadió Iván, mientras trataba de regularizar su respiración.

Me limité a asentir con la cabeza, y dí unos pasos adelante, para vigilar sus acciones por la ventana.

El pelinegro entró en dónde estaban las armas blancas de 'Shawn', y tomó un pequeño cuchillo qué encajaba perfectamente en la cerradura de la puerta, mientras giraba su cabeza de derecha a izquierda, mirando qué no hubiese nadie.

––¡Lo tengo! ––Alzó su brazo enseñándome el objeto.

Llevé mi mano hacía mi boca, para después taparla con fuerza ante lo qué estaba viendo.

«Shawn se encontraba por detrás él»

––¡Sal de ahí!–– Añadí haciéndole señas, para que acatara mi orden ––¡Corre!

Al decir esas palabras Iván miró hacía atrás, chocando contra el fuerte pecho de Shawn.

Observé cómo una pequeña sonrisa maliciosa se formó en los labios de este, mientras veía con esos ojos penetrantes a aquél chico.

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La Quinta Habitación »Shawn Mendes«Donde viven las historias. Descúbrelo ahora