Capítulo 47 ❝Pánico❞

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Los ojos de aquél castaño brillaban, pero no era
un brillo especial, sino, uno malévolo, qué podría
penetrar el alma de todo el qué fuese fulminado con
su inquietante mirada. Tenía qué admitir qué me aterraba verlo así, pobres de las personas qué alguna
vez lo hagan enojar. Ése chico era cómo una granada.
Sí no te alejas rápido podría hacerte daño, y mucho.

Me hice de lado, evitando qué algunas de las acciones del contrario fueran contra mí, me coloqué detrás de un mueble, el cuál tapaba todo mí cuerpo debido a la grandeza qué este poseía. Asomé mí cabeza por las orillas de aquél mueble compuesto de madera y pude visualizar cómo el mayor tomaba del cuello a su atacante, el cuál se había quedado inmóvil, cómo sí aquél pudiese manejar sus acciones, o incluso hipnotizarlo.

El mayor plantó un puñetazo en el rostro de aquella criatura, deformando su nariz, provocando qué esta sangrara, y desprendiera chorros cómo una fuente. Al parecer Shawn se deleitaba con el dolor de aquél, en su mirada se notaba la malicia qué tenía, y todo aquél daño qué quería causarle.

––No necesito ésto para asesinarte.–– Murmuró, observando el filoso machete qué tenía posado en su mano derecha, el cuál estaba cubierto de sangre de una de sus víctimas anteriormente asesinadas. ––Puedo utilizar simplemente mis manos.–– Una sonrisa malévola se formó en los labios del hijo del diablo, provocando qué esta inmediatamente fuese borrada y sus ojos penetraran el ‘alma’ de aquella criatura.

El castaño de orbes color blanco, pasó una de sus manos por sus mismas piernas, y con sólo el pequeño roce qué tuvo con la yema de sus dedos las piernas del atacante fueron arrancadas con brusquedad, dejando a la vista sus ligamentos desprendidos, los huesos rotos de sus piernas, y aquellas venas reventadas qué chorreaban litros de sangre.

Shawn tomó la mitad del cuerpo de aquella espécie de criatura y lo elevó con ayuda de sus extraños poderes, cuándo lo logró se apartó unos centímetros de él, y colocó sus manos a los lados su misma cabeza, acto seguido la apretó con un poco de fuerza, provocando qué la cabeza de su víctima estallara, cómo sí hubiese incorporado una bomba dentro de él.

Las escenas eran perturbadoras, y más aún al saber qué ni siquiera tuvo qué tocar a aquél demonio para asesinarlo. ¿Cómo podía tener tantos poderes?

La sangre estaba esparcida en charcos por el suelo de la casa, lo qué ocasionó qué un revoltijo se formara en mí estómago, y me dieran unas intensas ganas de vomitar.

El castaño volteó su cabeza con lentitud hacía mí, logrando qué un escalofrío se esparciera por mí columna vertebral, y éste llegara a mis manos, haciendo qué estas temblaran.

Pude observar aquél tono inquietante de sus ojos, era terrorífico ver cómo el color blanco llenaba sus orbes por completo.

Su rostro estaba cubierto de sangre ajena, lo qué hizo qué el tono de sus ojos fuese más resaltado. Salí con suma lentitud de aquél escondite, y bajé unos escasos centímetros mí mirada, tratando de no hacer contacto visual con aquél hombre.

––Deberías cambiarte de ropa. ––Tartamudeé sin aún verlo.

Al tener mí mirada baja pude viralizar uno de los cuerpos mutilados qué habían tendidos en el suelo.

––Dios mío. ––Mí corazón comenzó a latir con fuerza, casi saliéndose de mí pecho, lo qué hizo qué un ataque de pánico se esparciera por mí cuerpo.

No dudé en salir corriendo hacía mí habitación, y encerrarme con llave en el lugar, no me importó lo qué hiciera Shawn en ése momento, sólo quería calmarme, no estaba tan acostumbrada a mirar ésas macabras escenas, no las vivía desde qué salí de aquella oscura habitación.

Escuché las pisadas rápidas de aquél hombre directo hacía mí cuarto, lo qué provocó qué brincara levemente de mí lugar.

––No te me acerques, necesito estar sóla. ––Solté después de escuchar cómo el contrario tocaba la puerta con ayuda de sus nudillos, los cuáles estaban rotos.

––No te escuché a tiempo. ––Agregó una voz por detrás de mí, lo qué hizo qué desprendiera un pequeño grito, no me esperaba qué fuese Shawn, ¿cómo rayos había entrado?

––Estás lleno de sangre, malditasea.–– Retrocedí unos cuántos pasos hacía atrás, pero aquellos fueron muy rápidos. Mí espalda chocó contra la pared, haciéndo qué me llevara un golpe en esta.

Los ojos de aquél seguían aún de aquella perturbadora
forma, lo qué hizo qué me inquietara algo más.

––Aléjate de mí.–– Ordené con un tono fuerte de voz,
provocando qué el seño de aquél hombre se frunciera.

–– Te salvé de qué aquellos dos imbéciles
te asesinaran ¿y me pagas de ésta manera?–– Masculló, desprendiendo un gruñido algo áspero, para seguido dar vuelta sobre su propio eje y caminar dos pasos hacía adelante.

––Sí hubiese sido así dejaría qué te asesinaran.–– Soltó por última vez, y salió de la habitación tumbando la puerta con fuerza, provocando qué a esta se le formara una especie de grieta.

No sabía qué había pasado, simplemente escuchó las hirientes palabras del mayor.

Su corazón se pausó por unos segundos, y seguido de
sentir aquella vacía sensación decidió acostarse en la cama y comprimir su rostro sobre una almohada.
Sentí cómo mis ojos comenzaron a cristalizarse, haciendo qué mi vista se nublara.
De mis orbes comenzaron a salir lágrimas, las cuáles fueron ocasionadas por las estúpidas acciones qué tomé yo, y las hirientes palabras del mayor.

Decidí quedarme allí en la cama, cómo un saco con un cadáver, inmóvil.
No quería ver a Shawn en lo qué quedaba del día, y sabía plenamente qué él tampoco quería verme a mí.
Al parecer ambos estábamos con una especie de sentimientos negativo.

[…]

Las horas pasaron, y mis oídos pudieron captar unas ondas qué le indicaron qué se trataba de pasos, nada más y nada menos qué los de aquél hombre.

Al este estar enfrente de mí puerta decidí rodar los ojos,
y quedarme aún inmóvil en aquél lugar.

––¿Heather?

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La Quinta Habitación »Shawn Mendes«Donde viven las historias. Descúbrelo ahora