La Quinta Habitación »Shawn Mendes«

Capítulo 51 ❝Salir❞

Habíamos caído dormidos cómo una piedra, realmente no había pensado de que nos íbamos a cansar por tanta acción, pero dicho cansancio valió la pena.

Shawn se encontraba al lado mío, con su cabeza comprimida sobre la almohada, descansando cómo sí nunca en su vida lo hubiese hecho. sus labios estaban entreabiertos, y su aire caliente endulzaba mí rostro debido a que este llegaba a resoplar cerca de mí. Lo observé por varios segundos, hasta que el sueño me dominó y caí en un profundo sueño del cuál no quería despertar hasta quién sabe cuándo.

[…]

Las horas habían pasado, y escuché una respiración bastante agitada al lado de mí, supuse que se trataba de Shawn, pues él era el único conmigo en dicha habitación, no sabía lo que le ocurría, así que me lo volví a ver, y noté cómo el este se levantaba de golpe de la cama, quedándose sentado sobre esta. No sabía que le sucedía, así que claramente decidí intervenir en el asunto preguntándole qué era lo que le sucedía, no sabía con exactitud, y las dudas me comían por dentro.

––¿Shawn?, ¿Qué sucede? ––Pregunté, observando cómo una capa de sudor frío se posaba contra la frente del sujeto, dejándolo levemente a empapado por aquél sudor qué estaba botando. ¿Qué le sucedía?

––Debemos salir de aquí. Tenemos que irnos. ––Soltó de repente, levantándose por completo de la cama, chasqueando sus dedos para que por obra de sus habilidades un conjunto de ropa negra cubriera su cuerpo desnudo.

Bajé mis cejas unos cuántos centímetros, preguntándome internamente que le sucedía a aquél hombre, parecía estar alarmado, como si algo malo fuese a pasar.

––¿Por qué tendríamos que irnos?, ¿Qué sucede Shawn? ––Pregunté presionando con ayuda de mis manos la manta blanca que cubría la desnudez de mi cuerpo.

––Pónte la ropa y vámonos de acá. ––Ordenó, lo cuál me dejó realmente confundida. No tenía ni la menor idea de lo que estaba ocurriendo, que Shawn no me informara sobre el asunto me ponía la sangre a hervir.

Caminé desnuda directo hacia mi armario de ropa y saqué lo primero que ví, lo cuál se trataba de unos jeans rasgados color negro, y una camisa de tirantes blanca sin diseño alguno.

En un dos por tres ya me encontraba lista, solamente terminaba de colocarme unos botines que hacían juego con mi vestimenta. El hecho de permanecer formalmente vestida me importaba un comino, pues no sabía lo que transitaba por la mente de aquél hombre.

––¿Puedes decirme ahora qué carajo está pasando? ––Mencioné, observando cómo pasaba la yema de su dedo índice y pulgar sobre el contorno de su marcada mandíbula, cómo sí estuviera pensando profundamente en algo que de la misma manera lo carcomía por dentro.

––No tengo tiempo para hablar, necesitamos irnos ahora. ––Respondió dominante, cómo si tuviese una especie de poder sobre mí que me indicaba que sí no hacía lo que decía le iba a colmar la paciencia y terminaría desquitándose con una pared hasta dejar en carne viva sus nudillos.

––¿Por qué no me quieres decir lo que suced.. ––Mí lengua se había quedado muda al observar como la manilla de la puerta de mi respectiva habitación había desaparecido en tan solo cuestión segundos.

Miré hacia todos lados y observé que no había ninguna fuente por la que podríamos salir, las ventanas no estaban, la habitación se encontraba sin salida alguna, como si estuviéramos atrapados en un cubículo.

––Malditasea. ––Maldijo con un tono rasposo de voz, dejando ver cómo la vena de su cuello se remarcaba, y su mandíbula se apretaba dejando ver el contorno de sus dientes.

Por unos segundos todo se había apagado, y la habitación quedó completamente obscura, no podíamos ver ni tan siquiera nuestros propios cuerpos.

––Mierda, Heather. Te dije que saliéramos. ––Comentó.

Luego de unos segundos un pítido realmente molesto se enterró en nuestros oídos, dejándonos afónicos. Estábamos aturdidos de tan horroroso sonido.

Coloqué mis dos manos sobre mis oídos, tapando los mismos para no poder escuchar cosa tan molesta, pero mis intentos de no sentir aquello retumbar contra mis oídos eran en vano.

Mí expresión cambió a otra sumamente diferente, sabía que si éso no se callaba terminaría con los oídos ensangrentados, o posiblemente sintiendo cómo los tímpanos se me desgarran por dentro.

Solté un leve gruñido de dolor, aquello me estaba molestando con demasía, y no sabía porqué provenía.

Sentí cómo mí alma se salía de mí cuerpo, pero cuándo por fin logró adentrarse a mí nuevamente las luces se encendieron. Pero no pensé encontrarme con la cosa que mis ojos estaban viendo.

No había absolutamente nada en la habitación, los muebles, cuadros, cama y objetos habían desaparecido.
Las paredes blancas de la habitación estaban ensangrentadas, grandes gotas de aquél líquido rojizo y espeso se deslizaban por las paredes de aquella habitación, llenando poco a poco el suelo.

Shawn se encontraba desconcertado, cómo sí hubiese entrado en una especie de trance.

––Shawn, ¿Qué está pasando?, díme ahora que carajo sucede. ––Exclamé enfatizando mí tono de voz debido a la desesperación que estaba corriendo por mí torrente sanguíneo.

Por unos segundos noté cómo aquel alto hombre dirigió su mirada hacia arriba, encontrándose con algo realmente aterrador.

Habían más de cinco cadáveres colgando en el techo, algunos estaban descuartizados, todos quemados, extrangulados o bruscamente acuchillados hasta morir.

––Joder. ––Susurré sintiendo como un extraño escalofrío recorría mí corriente sanguíneo, llenando por completo cada rincón de mí delgado cuerpo.

––Heather. ––Escuché la voz del apuesto hombre dirigirse por medio de suaves ondas sonoras dirigirse directo hacia mis oídos. ––Sí no encontramos una manera de salir de acá, te asesinarán.

Aquello me había dejado completamente aterrada, el terror inundaba completamente mis venas, dejándome en una especie de shock del cual no podía salir. Sabía que tenia que creer en la palabra de Shawn, él conoce el infierno, conoce cada parte que lo complementa, como si se tratara de la palma de su mano, y sí el me dice que me asesinarán, lo mas seguro es que sea así.

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