Cuándo ví que estaba cada vez más cerca de mí, cerré mis ojos, y aflojé mi cuerpo, para que este no notara qué estaba tenso.
Pude escuchar los pasos cada vez más cerca, hasta que este se llegó a parar delante de mí.
Sentí el tacto se su dedo índice recorriendo mi abdomen descubierto, ya que al estar de cabeza aquella camisa hacía que se mostrará hasta más arriba de mi cintura.
Traté de aguantar la respiración, para no hacer ningun ruido, y que este no notara que me encontraba despierta. Un grito se quería escapar de mi garganta, pero traté de contenerme para no expulsarlo.
Ese se separó de mí, y fué hacía la misma habitación en la que había descuartizado a aquella chica.
Abrí mis ojos, y empecé a mover mis pies, para tratar de safar aquella soga.
Miré cómo estaba observando todas sus armas blancas, lo cuál me hizo sudar frío.
––¡Vamos! ––Susurré tratando de safar mis pies.
Sentía cómo aquella soga quedaba menos apretada, por lo cuál decidí estirar mis brazos, para que cuándo cayera no hiciera ruido.
Me moví de manera sigilosa, y me puse safar de aquél agarre. Caí al suelo, apoyada con mis manos, pero cuándo lo hice aquél gancho al que estaba atada se movió rechinando.
Tapé mi boca y cerré mis ojos con fuerza, pensando que aquel tipo me había escuchado.
Me coloqué boca abajo, en ese piso ensangrentado, y con todo tipo de órganos. Traté de ignorar lo asqueroso que era, y me arrastré hacía la puerta.
Me levante, y me incorporé en el suelo de una manera lenta, sín hacer muchos movimientos.
Giré mi cabeza hacía atrás, mirando justo a la ventana, pero cuándo lo hice no había nadie, lo cuál hizo que mis ojos se humedecieran.
Sentí una respiración caliente cerca de mi nuca, haciendo que mis cabellos se movieran.
Una lágrima se escapó de mis ojos, y giré poco a poco mi cabeza, para poder observar lo que había ahí atrás.
Cuándo lo hice me encontré con aquél hombre alto, delgado, y de traje negro.
Solté un fuerte grito de horror y este me tomó del cuello, elevándome hacía arriba, con una fuerza que no cualquier humano puede adquirir.
Al estar ahí arriba sentía cómo mis pulmones no procesaban aire, por lo cuál me empecé a sentir mareada.
Traté de mirar directo a su rostro por primera vez, pero mi vista me lo impedía, ya que por la falta de oxígeno mi vista se comenzó a nublar.
Parpadee rápidamente y sentí cómo mis ojos se enfocaron, haciéndome ver todo nítido.
Fijé mi mirada en todas las facciones de su rostro, y pude apreciar una pequeña cicatriz de su mejilla, sus ojos cafés opacados, un pequeño rulo cayendo en su frente, sus labios rojos, y húmedos, etcétera.
Nunca había visto a un hombre tan atractivo.
Cuándo pude agarrar un poco más de oxígeno, este me empujo contra una pared, con una fuerza sobrenatural.
Pude sentir cómo mis costillas tronaron al ser fuertemente golpeada contra esa pared de concreto.
Caí al suelo, haciendo qué aquél hombre se acercara a mí. Me tomó de la camisa, y me estampó nuevamente contra la pared, poniendo sus brazos al lado de mi cabeza. Quedando completamente acorralada.
––Tú eres la pequeña Heather Clark–– Dijo aquél hombre, empleando en el acto un grave tono de voz. —Todavía recuerdo cuando apenas eras una bebé–– Añadió sacando un cuchillo herrumbrado por detrás de su espalda, pasándolo después sobre la tersa piel de mi cuello.
Mis piernas flaquearon al sentir el tacto de la punta filosa de aquél cuchillo.
––¿Quién eres? ––Tartamudeé con mi voz un tanto entrecortada.
––El hijo del Diablo. ––Masculló, e hizo una incisión en mi clavícula.
Solté un gemido de dolor, mientras veía cómo la sangre escurría de la zona afectada.
––¿Esperas qué te crea, eh bastardo? ––Pregunté tratando de removerme del lugar en el que estaba, pero él me lo impidió estripandome con su mano contra la pared. Dejándome inmóvil.
––No juegues con fuego, pequeña. ––Dijo, y clavó el cuchillo qué tenía en manos, cerca de mi cabeza.
Cerré mis ojos al observar aquél acto, y seguido los abrí, viendo cómo ese hombre me miraba sin expresión alguna, cómo sí no tuvise alma.
––¿Cómo te llamas?–– Pregunté enfatizando mi tono de voz ––Díme cómo te llamas, ahora.
––Ya te lo dije–– Hizo una breve pausa ––Los demonios no dicen sus nombres.
Mi vista se nubló, haciéndome recordar aquella foto que había visto cerca del cajón que se localizaba en la casa.
Pude recordar que aquél tipo tenía exactamente los mismos rasgos faciales que este hombre.
Sin darme cuenta que por arriba de esa foto había un nombre tachado.
Traté de recordarme exactamente del momento, hasta que pude hacerlo, y recordar cuáles eran las letras que completaban ese nombre.
––Ese..–– Comencé a deletrear con mis ojos cerrados ––Hache, a..–– Cerré ojos con más fuerza, trayendo a mi memoria las imagenes de ese suceso ––Doble uve..
Hice una larga pausa, y por fin pude articular una palabra de mi boca;
––Ene. ––Finalicé abriendo mis ojos, y observando cómo ese hombre seguía acorralandome.
––Tu nombre es "Shawn".
Al decir esas palabras su ceño se frunció, e inmediatamente sus ojos se tornaron de color oscuro, aún más oscuros de lo que eran, llegando a un tono rojo vino.
––¿Quién te ha dicho mi nombre? ––Mi volvió a tomar del cuello, golpendome bruscamente contra la pared.
Solté un jadeo de dolor, y traté de safarme de su agarre, aunque me fuese imposible.
––¡Suéltame!, ¡Déjame en paz! ––Alcé mi tono de voz y este chasqueo los dedos de su mano izquierda.
Traté articular alguna palabra, pero ninguna de éstas salía de mi boca, era cómo si hubiese quedado completamente muda.
Empecé a gritar, y a protestar algunas palabras en mi mente, mientras pedía auxilio, aunque sabía perfectamente que nadie me iba a escuchar.
––Deja de pedir, ayuda–– Río malicioso, con esa voz ronca ––Ni en tus pensamientos podrás salvarte de mí.
Al decir eso empecé a sudar frío, cada vez empezaba a creer más que verdaderamente Shawn, era el hijo del diablo.
ESTÁS LEYENDO
La Quinta Habitación »Shawn Mendes«
Fanfiction❛Hay una habitación, al que el infierno llama su hogar. Dónde habita uno de los demonios más poderosos. El hijo del Diablo.❜ PROHIBIDA SU COPIA O ADAPTACIÓN. [Publicada el 14 de enero de 2018]