Capítulo 29 ❝¿Qué me pasa?❞

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––Hoy vamos a descubrir quién de ustedes morirá. Quedan pocos, lo sé, y entre menos vidas haya..–– Hizo una breve pausa ––Mejor.

Mi sangre se heló, y por un momento todo se paró dentro de mí. Los latidos de mí corazón se hacían cada vez más lentos, cómo sí en algún momento este fuese a parar por completo.

Aquellos ganchos tomaron la fuerza y se movieron de manera horizontal, a cómo lo hacían desde el principio.

Los segundos volvieron a correr, y sentía cómo ellos pasaban cada vez más lentos, cada segundo se me hacía eterno.

Después de unos momentos sólo pude observar cómo faltaban tres segundos para qué aquellos objetos homicidas fueran disparados hacía una víctima.

«Tres»

Mi garganta se había secado por completo, y cada vez qué trataba de pasar saliva por mi traquea, esta ardía cómo sí fuego estuviese pasando por ella.

«Dos»

Cerré los ojos lo más fuerte qué pude.

Los movimientos de aquellos tubos metálicos se estaban deteniendo, hasta parar por completo.

Cuándo decidí abrirlos me encontraba enfrente de aquella boquilla qué disparaba toda clase de material punzocortante.

Al enterarme qué iba a ser la próxima qué sufriera de una muerte lenta y dolorosa, pude sentir un fuerte revoltijo en el estómago.

«Un

Con una rapidez incansable los objetos salieron disparados por la boquilla de aquél instrumento.

Estaba lista para mirar cómo seguidamente estos iban a penetrar mi piel.

Sí, le tenía miedo a la muerte, pero ahora este será el último miedo a vencer.

Shawn estiró su mano hacía adelante, con una fuerza qué hizo a los instrumentos parar, estos quedaron flotando en el aire, haciendo qué mi persona soltara un suspiro se alivio.

Todos los estos cayeron al suelo, haciendo qué un sonido estruendoso se desprendiera por unas ondas sonoras, y estas llegaran hacía nuestros oídos.

Arrugué mi rostro al sentir cómo me estaba aturdiendo, y cómo un pitido se clavó en mis dos oídos, hasta desvanecerse por completo.

Todavía el miedo qué recorría mis venas no paraba, seguía con la misma intensidad qué obtuvo desde el pricipio.

––¿Qué carajo me está pasando?–– Articuló y con su otra mano intentó de volver levantar los objetos.

Y cómo se esperaban, estos fueron elevados por los aires, estando al mismo nivel de altura qué el mío.

Movió su mano de atrás hacía adelante, y los objetos volvieron a salir disparados, pero al estar unos seis centímetros lejos de mí, estos volvieron a caer al suelo.

Shawn dejó escapar un gruñido de sus labios, y tiró de sus cabellos, haciendo qué algunos de sus cueros cabelludos quedaran en la palma de su mano.

El castaño volvió a levantar los objetos con su extraño poder, y apuntó hacía otra víctima. Volvió a hacer el mismo procedimiento, y estos efectivamente y sin ninguna dificultad, terminaron clavados en el rostro de una chica, desfigurando por completo este.

Las últimas personas qué quedaban atadas a los ganchos se espantaron al observar aquellas escenas perturbadoras que aquél hombre nos hacía vivir.

Este arrugó su rostro al apreciar cómo podía asesinar a otras personas, pero cuándo quería acabar con mí vida, algo dentro de él lo impedía.

Esto hizo qué mis músculos se pusieran tensos, y qué un escalofrío recorriera mi espina dorsal, hasta poner mis pelos de punta.

Observé cómo Shawn estaba mirando sus manos, y unas flamas de color rojo salían de éstas, cerro sus puños, y las flamas desaparecieron, pero cuando los decidió abrir nuevamente, aquella luz incandescente volvió a desprenderse de las palmas de sus manos.

Este se miraba, negando con la cabeza, cómo sí algo malo estuviera ocurriendo.

Los ganchos se volvieron a mover, dejando a las últimas víctimas enfrente de Shawn.

Este estiró sus brazos, y con algunos de sus extraños poderes volvió a expulsar aquellas flamas de sus manos, quemando lentamente a aquellos chicos.

Estos gritaban de una manera desgarradora, mientras se podía apreciar cómo su piel se estaba derritiendo al paso de los segundos, y también, cómo esta quedaba en carne viva.

Un olor a carne quemada se paseó por mis narices, provocando qué comenzara a toser, no era para nada agradable ese olor.

Los chicos se retorcian, mientras podían sentir cómo aún su piel se desintegraba. Los gritos cesaron, y era hora de darse cuenta que ellos habían muerto.

Miré nuevamente sus cuerpos, y sus pieles se encontraban arrugadas, también con grandes huecos. Se miraba asqueroso, y el olor qué ellos desprendían era de totalmente desagradable.

Shawn paró las flamas qué salían de sus manos, y con lentitud giró su cabeza, volviéndome a mirar, con esos ojos qué penetran el alma. Se podía ver cómo su mirada estaba clavada en mí, hasta llegaba a pensar qué estaba leyendo mí mente, cómo la última vez.

Este dió unos pasos hacía adelante, quedando justamente enfrente de mí. Me hice pequeña, y tragué seco.

El tipo me desató sin delicadeza alguna, y me colocó boca abajo en su hombro. Sólo miraba el suelo, mientras qué mis brazos quedaban guindando.

Empecé a patalear para que este me dejara libre, mientras qué con mis manos golpeaba su fuerte espalda.

––¡Suéltame!, ¡Suéltame ahora! ––Insté con un tono fuerte de voz.

––No insistas, malditasea. ––Respondió con el mismo tono, y me lanzó al suelo frío, de manera brusca.

Solté un quejido y apreté mis labios, para no soltar ningún otro más.

Shawn tomó unas esposas y las ató a mis manos, y otras de estas las ató a mis pies.

Al sentir el tacto de sus manos rozar mí piel, esta se erizó.

––Quédate ahí, y no te muevas. ––Ordenó, y dió vuelta sobre su propio eje, recogiendo los cuerpos de aquellos chicos, qué aún seguían tendidos en aquellos ganchos.

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«No sé sí soy muy fuerte, o estoy tan muerta qué ya nada me hace daño»


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La Quinta Habitación »Shawn Mendes«Donde viven las historias. Descúbrelo ahora