Capítulo 26 ❝Profundidades del Abismo❞

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Después de dichas palabras, una sombra color negro se postró ante mí, convirtiéndose en un hombre apuesto, tanto cómo Shawn.

¿Cómo el diablo iba a ser así?

Este llevaba un traje negro, junto con una corbata roja, qué sobresalía por su chaqueta, su cabello era color negro, su tez era blanca, y sus ojos eran cafés claros, justo cómo los de Shawn.

Este observó a Shawn directamente a los ojos, para después dirigir su mirada a mí, exactamente igual a la mirada sin vida de Shawn.

––¿Y quién es esta chica?–– Añadió caminando al rededor de mí ––Oh, sí, la famosa Heather Clark. ––Dijo, y pasó su dedo por mi hombro, dejando una gran quemadura en este.

Solté un fuerte gemido de dolor, al sentir cómo mi piel se iba abriendo, mientras qué sangre salía de aquella herida.

––Sé mucho de tí–– Confesó con aquella voz grave ––Absolutamente todo.

Al decir aquellas palabras, sentí un fuerte escalofrío recorrer mí espina dorsal, haciéndome tragar seco.

––Ahora faltas tú de qué sepas algo de mí. ––Habló por detrás de mí, así qué giré mi cabeza, pero al hacerlo este ya no estaba.

Miré hacía adelante nuevamente, y este se volvió a colocar por delante de mí, para después sacar un humo color negro por su cuerpo, convirtiéndose en una criatura irreconocible, un monstruo con la parte de abajo cómo piernas de un caballo, junto con eso sus sucias pesuñas

La parte de arriba era cómo la de un ser humano, sólo qué con un pelaje negro.

Era completamente una pesadilla, su rostro se encontraba desfigurado, nada comparado con aquella cara perfilada qué observé hace unos instantes.

Sus ojos eran rojos, tanto qué parecía qué estos estaban inundados de sangre, y en su cabeza tenía unos grandes cuernos, cubiertos por manchas de aquella sustancia rojiza, entre otras palabras, sangre.

Estaba segura de qué nunca había visto algo así, algo tan terrorífico, tenía al diablo enfrente de mí y no lo podía creer aún.

––Vamos a ir hacía dónde están tus amigos. ––Añadió Shawn, con una pequeña sonrisa cínica en su rostro.

Este tomó mi nuca con fuerza, y me hizo caminar hacía adelante, cruzando por aquellas posas por las qué corría el fuego eterno.

Seguidamente, pude observar cómo páramos en un lugar en el qué estaban todas las personas siendo quemadas por las llamas de fuego qué salían del suelo, estos se retorcían, y gritaban del dolor qué les provocaba sentir cómo su piel se quemaba una y otra vez.

Ese lugar desprendía un olor a carne quemada, y junto con ello, un olor a putrefacción, en el qué no se podía respirar de una manera correcta.

Divisé un cuerpo con la misma figura de Brianna, lo qué hizo qué mis ojos se cristalizaran inmediatamente.

––¡Heather!, ayúdame, me quemo. ––Escuché sus llantos, mientras repetía las palabras qué dijo la última vez qué conviví más tiempo con ésta en mi hogar, haciéndome caer en aquellos oscuros recuerdos.

––¡Brianna!, ¡No!, malditasea. ––Maldecí tirando de mis cabellos, mientras lágrimas se desbordaban de mis ojos.

Miré cómo esta corrió hacía mí, y llegó hacía la parte en la qué no había fuego, quedando enfrente de mí, de Shawn, y del Diablo.

Pude observar cómo su piel caía a pedazos, mientras qué vapor salía de su cuerpo, toda su piel se encontraba quemada y con un olor desagradable.

––¡Sácame de aquí!, ¡Sácame de aquí! ––Añadió con un fuerr grito de dolor y sufrimiento.

Observé el rostro de Shawn, antes se girar mi cabeza para volver a mirarlo, y este se encontraba con aquella sonrisa malévola.

––No saldrás de aquí–– El Diablo añadió con su voz grave, dejando escapar un gruñido ––Nunca. ––Finalizó su hijo, para después mirar cómo este realizó un chisqueo de dedos, y el cuerpo de Brianna inmediatamente explotó cómo un gran globo, expulsando cualquier clase de órganos. Algunos de sus cesos salpicaron en mi rostro, y al sentir cómo este se humedecía por la sangre esparcida por éste, no pude evitar soltar algunos sollozos.

«Dios mío, esto tiene qué ser un sueño»

Aquél gran monstruo tomó una de las piernas mutiladas de Brianna, y las llevó hacía su boca, devorando toda la carne qué esta traía, aquellas escenas eran perturbadoras, tanto así qué ningún ser humano aguantaría observar tantas cosas en tan sólo un día.

Shawn volvió a tomar mi nuca, y se fué caminando junto a mí, hacía una roga empinada aún más grande qué aquella, y junto con eso un gran hoyo con fondo negro, parecía cómo sí no tuviera fin.

La gente era lanzada de esa roca, hacía ese enorme hueco.

Pero no sólo eso, sí no qué antes de hacerlo, sus cuerpos eran mutilados.

––Estas son las profundidades del abismo. ––Masculló el castaño, mientras qué la gente caía a ese gran fondo sin fin.

En aquella fila de personas pude hallar a James, sumergido entre lágrimas.

Al verlo de esa manera mi corazón se encogió inmediatamente, provocando qué mi pecho se helara.

Observé cómo él giró su cabeza hacía mí, mirándome con unos ojos de sufrimiento, unos con los qué no me había observado antes.

Segundos después, el chico se encontraba de primero en esa gran fila, así qué pude mirar cómo uno de aquellos demonios desmembraban con las garras de sus manos, las piernas de este.

––¡Ayuda!, ¡Por favor! ––Gritó, tan fuerte qué pude escuchar desde la distancia en la que estábamos.

La sangre salía de todos sus músculos, mientras qué sus ligamentos y gran parte de sus huesos se veían por fuera de la piel.

Al desmembrar todo su cuerpo, aquellos monstruos lo lanzaron a esas profundidades, convirtiendo en cenizas todo lo qué quedaba de él.

«Lo siento mucho»

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La Quinta Habitación »Shawn Mendes«Donde viven las historias. Descúbrelo ahora