Capítulo 32 ❝Milk and Cookies❞

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Shawn me adentró a otra pequeña habitación coloreada de pintura color blanco, esta se encontraba adornada con una cama tamaño medio, un reloj colgado en la pared, un armario de madera, y en esta misma, un pequeño compartimento bloqueado por una puerta que daba paso a un baño.

Este baño tenía las cosas comunes y corrientes de cualquier otro, por ejemplo; ducha, lavamanos, inodoro, y utensilios para la higiene personal.

La habitación estába muy aseada y ordenada para ser parte de este tenebroso lugar, todo se veía en órden, cómo sí nunca nadie hubiese entrado ahí.

––Te quedarás aquí. ––Habló el castaño, rompiendo el silencio que inundaba aquél cuarto.

No dije ni una sola palabra, así que me limité a sentarme en el frío colchón de aquella cama.

Shawn colocó su mano izquierda en la manija de la puerta, y miró hacía el frente por unos segundos, justamente hacía mí. Seguido, este quitó la mirada y cerró la puerta con seguro.

Fruncí el ceño extrañada, y me encogí de hombros, preguntándome porqué me había llevado hacía este compartimento.

Giré mi cabeza hacía todos lados, mirando nuevamente las partes de la habitación.

Observé qué detrás de mí había una pequeña ventana, cubierta por celosías, en la qué sólo se podía apreciar una zona cubierta de árboles y césped. Completamente solitario.

El viento de afuera se dispersaba por toda la habitación, provocando qué mis huesos se helaran, y sintiera cómo mis tendones se comenzaban a entumir.

Decidí tratar de cerrar un poco la ventana, ya qué con cada segundo qué pasaba, podía sentir cómo el viento era más frío.

Decidí abrazarme, y pasar rápidamente mis dos manos por mis brazos, tratando de darme un poco de calor.

La cama en la qué iba a dormir esta noche no tenía sábana, por lo que no podía tan siquiera cubrir mi cuerpo.

Me adentré un poco más a la cama, y apoye mi espalda en el respaldar de esta, mirando mis delgadas piernas.

El silencio inundaba aquella habitación, sólo se podía escuchar las hojas de los árboles siendo movidas por la brisa del viento y el frío 'tic tac' del reloj.

Los minutos pasaron, y yo aún seguía sentada en el colchón de aquella cama.

No sabía nada de Shawn, hasta qué mis oídos pudieron detectar el sonido de unos pasos provenientes de afuera de aquél cubículo en el que me encontraba.

Miré la perilla de la puerta, y esta se giró unos cuantos grados, hasta qué el rechinido de la puerta me hizo reaccionar.

Era Shawn.

Este asomó la mitad de su rostro, y uno de sus ojos color café me volvió a mirar. El chico todavía no estaba completamente dentro de la habitación, él se encontraba aún detrás de la puerta.

Con su pie derecho empujó esta, dándome vista a su cuerpo.

––En ese clóset encontrarás ropa qué podrás ponerte estos días–– Dijo señalándome el respectivo closet ––Tu atuendo está en mal estado–– Añadió mirando mis prendas de vertir ––Toma una ducha. Lo necesitas–– Rascó su cuello, y volvió a salir de la habitación, sin nada más que decir.

Hice una mueca de lado, y me dirigí hacía el clóset, abriendo sus dos puertas de par en par. Miré todas las prendas de vestir, y decidí sacar un jeans color negro, y una camisa de cuadros color rojo, junto con ropa interior.

Sostuve la ropa entre mis manos, y las llevé cerca de mí rostro, para después hundir este entre la ropa.

La vestimenta tenía un aroma agradable, al parecer nadie las había utilizado.

Sin nada más que hacer, caminé hacía el baño, y ya cuándo por fin estuve dentro de este quité todas las prendas qué tenía puestas.

Coloqué mis pies en la cerámica de la ducha, y abrí el grifo, dejando caer agua tibia de este.

Después de un procedimiento de higiene, decidí salir de la ducha, y envolver una toalla al rededor de mí cuerpo.

Salí descalza del baño, y cerré la puerta de este por detrás de mí.

Al mirar hacía el frente, me encontré con una pequeña mesa de madera, esta estaba al lado de la cama. En ella había un vaso de leche con una pequeña hoja de papel estampada en su vidrio con la palabra "bébeme", y al lado un plato cubierto de galletas, y de la misma manera un papel con la palabra "cómeme".

Cuándo aparté mi mirada de la mesa, observé que en el colchón de la cama había una manta gruesa, doblada de manera ordenada.

¿Shawn había hecho esto?, aún no lo podía creer.

Tomé la ropa qué tenía apartada, y empecé a colocarmela. Al terminar tomé un cepillo de peinar qué estaba en el mismo armario, y comencé a cepillar mi largo cabello.

Al hacerlo me acosté en la cama, y rápidamente envolví la manta en mi cuerpo.

Esta desprendía un olor a limpio, y un calor cómodo con el que podría pasar la noche con comodidad.

Giré mi cabeza, observando las galletas con leche. Tomé con mi mano izquierda el plato, y con la derecha el vaso.

Pude sentir una fría sensación recorrer la mano en la qué tenía aquél vaso. La leche qué había dentro de este estaba muy fría, se veía apetitosa

Tomé una galleta, y me dediqué a mirar sus bordes horneados, junto con su contextura crujiente y su peculiar color café. Estas estaban tibias, parecían recién hechas.

Le dí un pequeño mordisco, sintiendo su agradable sabor a chocolate. Este es el primer alimento qué me llevo a la boca después de una semana sin comer ni una miga de pan.

Dí un sorbo de aquél líquido, y sentí mi garganta fría, era una sensación satisfactoria. Decidí remojar las galletas junto con la leche, para así seguir digiriendo mis alimentos.

En el momento aquello tan simple, para mí era un manjar.

Minutos después de acabar dejé el plato y el vaso en el mismo lugar que lo encontré, y con mis manos sacudí las migajas de galleta qué quedaron en mi camisa.

Segundos después escuché cómo la puerta del cuarto en el que estaba, intentaba ser abierta nuevamente.

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La Quinta Habitación »Shawn Mendes«Donde viven las historias. Descúbrelo ahora