Capítulo 25 ❝Monstruos❞

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El miedo recorría mis venas, provocando qué mi sangre se helara, mientras qué mis piernas se dedicaban a temblar.

--¡Déjame en paz!-- Añadí corriendo hacía la puerta, pero una fuerza me lo impidió, haciéndome parar en seco.

Sentí cómo mi cuerpo volvió a ver hacía adelante, hasta observar cómo Shawn movía sus manos, controlandome a su antojo.

Observé cómo movió su mano derecha hacía atrás, llevándome a mí de la manera opuesta, hasta empujarme bruscamente hacía él.

--Quieres saber dónde están tus malditos amigos..--Habló caminando lentamente alrededor de mí --¿No es así?

Me limité a no decir ninguna palabra, por lo cuál decidí guardar silencio.

--¿No es así? --Gritó provocando qué brincara de mí lugar, mientras este pasaba sus uñas fuertemente por la pared, dejando arañazos en esta.

Asentí rápidamente con la cabeza, mordiendo mis labios para no soltar ninguna lágrima.

--Pues ahora sabrás dónde están, sí así tanto lo deseas.

El castaño tomó mis hombros, y me empujó con fuerza al suelo, haciendo qué mi espalda sintiera lo frío qué se este se encontraba.

Traté de levantarme, pero mis músculos no funcionaban, estaba completamente inmóvil, sólo podía observar lo qué ocurría.

--Nos vemos en el infierno.

Ví cómo chaqueó sus dedos, mientras qué humo negro salía alrededor de dónde me encontraba, cubriendo todo mi cuerpo, para unos momentos después sentir cómo el suelo se partía, hasta hacerme caer en un profundo hoyo negro.

Sólo pude observar cómo mi cuerpo daba vueltas mediante caía metros y metros abajo.

Estaba aterrada de lo qué me podía encontrar cuándo llegara al fondo.

Cada segundo qué pasaba lo sentía cómo una hora, y cada minuto cómo un día.

Escuché gritos de llanto, y dolor, provenientes del fondo de aquél profundo hueco.

Cada qué caía podía escuchar cómo esos gritos aumentaban de volúmen, eso me hacía saber qué estaba cada vez más cerca del final.

Me sentía aterrorizada, sólamente dejé escapar un fuerte grito desde lo más profundo de mi garganta, desatando todo el miedo qué recorría mi cuerpo.

Al llegar al fondo mi vista se tornó de color negro, pude sentir cómo caí contra un suelo duro, y bastante caliente, casi al punto de quemarme la piel, me traté de levantar, pero mis huesos no tenían la fuerza suficiente para hacerlo, por lo qué decidí arrastrarme hacía la nada, mientras retomaba mis cinco sentidos.

Al recobrar la vista, observé un lugar completamente aterrador, uno qué nunca había visto jamás.

Habían grandes cantidades de fuego, cadáveres, serpientes, estacas con sangre, y demás, habían cosas qué nadie pudiese imaginar.

Observé hacía mi lado, y me encontré con Shawn, ¿Cómo había llegado ahí tan rápido?

Este me tomó de la camisa, e hizo qué colocara mis pies sobre el suelo.

--Aquí habitan monstruos, tanto demonios, cómo personas.

Me tomó de la nuca, y sin ninguna delicadeza me hizo caminar hacía adelante, pude apreciar cómo algunas personas eran atravesadas con unas grandes estacas, mientras qué las ponían en fuego. Estas gritaban, y suplicaban qué los sacaran de aquél horrible lugar.

--Este es mí verdadero hogar. --Añadió el castaño con varias voces al unísono.

Tapé mi boca, dejando brotar una cantidad impredecible de lágrimas. El terror me invadía nuevamente, este se había apoderado de mí.

--Tú no crees en nosotros, ¿Cierto? --Masculló, con su voz grave.

No articulé ninguna palabra, solo me limité a guardar silencio, a cómo lo solía hacer la mayoría de veces.

--Pues ahora sabrás quienes existen verdaderamente. --Río de manera macabra.

Tomó mi barbilla, y giró mi cabeza hacía la derecha, haciéndome observar unos monstruos, lo cuál muchos suelen llamar "demonios".

--Todos somos reales, aquí en el infierno.

Estos tenían un grande cuerpo color negro y al igual un pelaje de aquél color, junto con unas grandes garras, unos dientes grandes, podridos y junto con eso, ensangrentados.

Sus ojos eran completamente rojos, sus dientes desprendían saliva, y demás, sus rostros eran deformes.

Ellos tomaban a sus víctimas y les arrancaban sus extremidades, llevando todas esas partes a sus bocas, devorando todo lo qué quedaba de ellos.

En ese lugar abundaban los llantos, gritos, fuego, monstruos y demás.

Shawn volvió a tomar mi barbilla, y esta vez giró mi cabeza a la dirección opuesta.

Dejándome observar demonios de tres cabezas, al igual de terroríficos qué los otros, solo qué su rostro era de una manera diferente.

Estos tenían una lengua extremadamente larga, con la misma forma de la lengua de una serpiente, sus ojos estaban salidos de sus cuencas, sus bocas eran grandes, junto con millones de dientes afilados, con los qué mordían las piernas de sus víctimas, hasta arrancarlas por completo, para luego tirar sus cuerpos al fuego eterno.

--Mira hacía adelante. --Ordenó.

Sin más preámbulo miré hacía adelante, y había una gran roca empinada, junto con algunas personas condenadas eternamente a aquél dolor, estas estaban en una fila, mientras uno por uno eran lanzados al vacío, hasta caer en una gran poza con fuego y estacas afiladas. Cuándo ellos caían, eran atravesadas por las estacas qué se encontraban cubiertas por el fuego.

--¿Te gusta lo qué vez?-- Preguntó, haciéndo qué sus ojos tomaran de nuevo aquél color negro --¿Acaso te gusta?-- Subió su tono de voz, transformándola en una irreconocible.

Negué con la cabeza, sintiendo un fuerte nudo en la garganta.

--Todavía no haz visto nada. --Río macabro, provocando qué mi piel se erizara.

Escuché cómo empezó a hablar en una lengua qué ninguna persona podía entender, provocando qué mí miedo aumentara.

--Padre, ordeno qué te presentes ante mí.

«No, por favor no»

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La Quinta Habitación »Shawn Mendes«Donde viven las historias. Descúbrelo ahora