Capítulo 35 ❝Cúbrete❞

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Lo hice nuevamente, entregándole toda la fuerza qué tenía. La primera vez qué hago esto, por salvar la vida de una persona.

Mi especialidad es asesinar, no salvar. ¿Por qué ésta vez todo era diferente?, mierda.

Miré cómo la espalda de Heather de arqueo levemente, y volvió a caer al frío colchón, cómo sí estuviese recibiendo una carga eléctrica.

Volví a sentir su pulso, pero aún no habían rastros de vida, estaba quedándome sin esperanzas.

Pasé mis manos por mi rostro de manera frustrada, tirando de mis cabellos con estrés, ideando qué más podía hacer. Hasta qué conseguí una idea qué podría ser efectiva ante la situación.

Me paré en el respectivo suelo y miré un pequeño adorno de vidrio qué se encontraba sobre una pequeña mesa de madera, en la qué habían una pila de hojas, junto con un desastre ocasionado por mí.

Tomé aquél delicado adorno con mi mano derecha, para después estamparlo con todo y ella en la pared, haciendo qué se destrozara en miles de fragmentos, hasta hacer algunas heridas profundas en mí mano.

De ellas brotaba sangre, justo lo que quería.

Miraba cómo la sangre se empezaba a agolpar, formando pequeñas gotas, hasta estas qué caían deslizadas por mí piel.

Me acerqué hacía Heather, mirando su rostro nuevamente, y todas las partes qué formaban este, ¿Por qué tenía que causarme esto?

Llevé mi mano ensangrentada, algo cerca de su rostro, dejándola unos centímetros lejos de su pequeña boca. Observé por última vez sus labios entreabiertos, para después posar mi mirada en la delicada gota de sangre qué iba a caer justamente dentro de esta. Ese era mí objetivo.

Me concentré en aquella gota, hasta qué observé cómo ésta se desprendió de mi piel, y cayó directamente en su cavidad bucal, otra gota volvió a caer, impactando contra su piel, haciendo qué salpicara una mínima cantidad de sangre, mientras qué la última, cayó en su labios, deslizándose por estos, hasta adentrarse por absoluto a su boca.

Retiré mi mano de allí, y con una toalla color blanco cubrí la zona afectada, para después hacer presión sobre la herida. Solté un leve gruñido al sentir cómo esta comenzó a arderme, al paso de los segundos dí un chasquido con mis dedos, y la toalla que cubría el área ensangrentada cayó al suelo, dejando ver mí piel intacta, cómo sí no hubiese pasado nada. Me había curado.

Por última vez, posé mi mirada en Heather, observando cómo esta permanecía con sus párpados cerrados, y sin ningun signo vital.

Volví a tirar de mis cabellos, y solté un resoplido, para luego inclinar mi cabeza hacía abajo, mirando mis pies, cubiertos por mis zapatos de cuero.

Pasaron unos cuántos minutos, y yo aún me encontraba mirando mis pies, me desconecté por un momento del mundo, hasta qué decidí girar mi cabeza hacía la derecha, justamente dónde estaba Heather.

Me coloqué un poco más cerca de ella, para después acercarme a su rostro, quedando a escasos centímetros de tus labios.

Mierda, cuánto deseaba besarlos.

Relamí mis labios, mojando levemente estos, mientras que mis ojos seguían posados en sus delicados labios.

Mi respiración chocaba contra su rostro una y otra vez, carajo, la tenía tan cerca de mí.

Sentí cómo mi respiración no fué la única que decidió resoplar, por lo que me alejé rápidamente, mirando cómo la chica habría con lentitud sus párpados.

Narra Heather.

Sentía una fuerte presión en mí cabeza, estaba algo mareada, así que decidí cubrir mi rostro con mis dos manos por unos segundos, hasta qué el dolor cesara.

Mí vista se encontraba nítida, justo cómo antes, lo que me permitió ver a Shawn sentado justamente al lado de mí.

Miré mi camisa rasgada, dejando ver mis pechos cubiertos por mí sostén, rápidamente tomé la gruesa manta y la llevé hacía mi pecho.

¿Qué había ocurrido?, ¿Y por qué mi boca estaba cubierta de sangre?

Limpié con el dorso de mi mano las gotas de sangre qué habían sobre mí boca, tratando de romper el silencio incómodo qué se apoderaba de la habitación.

––¿Por qué mi camisa está rota? ––Pregunté con curiosidad. Aún no logro recordar nada de lo sucedido.

––Tuve qué rasgarla. ––Contestó, dándo punto final a su respuesta, pero seguido le miré, alzando mis dos cejas para qué este continuará hablando.

––No es necesario preguntar.–– Clavó su mirada en mí, permitiéndome ver sus ojos color miel ––No pasó nada entre nosotros.

Me senté sobre la cama, colocándome a su lado.
Sólo pude notar una extraña mirada por parte de él, lográndome poner un poco tensa.

El castaño aclaró su garganta, dispuesto a protestar alguna palabra;

––Creo qué tendrás qué cubrirte–– Le echó una pequeña mirada a mis senos, y carraspeó su garganta ––No creo qué vayas a querer estar así todo el día.

Se levantó de la cama, dirigiéndose hacía el armario, para brindarme una de las camisas qué habían allí.

––Toma. ––Añadió, después de entregarme la prenda en las manos–– Cúbrete.

Salió de la habitación sin nada más qué decir, provocando qué quedara extrañada.

¿Estaba nervioso?

Negué rápidamente con mí cabeza, tratando de apartar mis estúpidos rumores, y decidí concentrarme en otra cosa.

Removí la camisa de mi cuerpo, y la arrojé al suelo, sin importar en que lugar cayera. Tomé la otra prenda qué me había brincado el castaño, y la coloqué sobre los muslos de mis piernas, al desdoblarla arrugué mi rostro confundida.

¿Por qué me habrá dado un pantalón?

Escuché unos pasos provenientes de afuera de mi habitación, y detecté que efectivamente estos se dirigían hacía acá. Era Shawn.

––Me dí cuenta de qué te había dado un pant..

Paró en seco, al observar cómo me encontraba sin camisa, y decidió tragar saliva con dificultad.

––Creo qué entraré en otro momento. ––Confirmó y tomó la perilla de la puerta por el otro lado–– Es decir, cuándo estés.. ––Hizo una breve pausa–– Olvídalo.

Me quedé perpleja, mirando su extraña acción, y observé cómo la puerta se cerró.

¿Qué había pasado?

[...]

––Heather–– Escuché un llamado por parte de Shawn ––Necesito hablar contigo.

La Quinta Habitación »Shawn Mendes«Donde viven las historias. Descúbrelo ahora