Quité la mirada lo más rápido que pude, apretando mis labios, mientras por dentro moría de nervios.
Tal vez notó lo que estaba ocasionando, tal vez miró cómo yo lo miraba detalladamente, y mierda, estaba nerviosa.
Miré de reojo, y divisé cómo Shawn tomó una toalla mediana de color blanco, y la pasó por su rosto húmedo, mientras la deslizaba hacía su pecho, y secaba dando pequeñas palmadas con esta las partes con el sudor que este desprendía.
Tiró la toalla encima de un pequeño canasto elaborado con ramas, y se adelantó unos pasos adelante, quedando exactamente un metro lejos de mí.
––¿Pasa algo, Heather? ––Preguntó enarcando una de sus tupidas cejas haciendo qué su perfilada nariz se arrugara un poco.
––No, no pasa nada. ––Contesté no muy contenta con mí respuesta poco creíble.
––¿No pasa nada, eh? ––Caminó y se colocó enfrente de mí. Flexionó sus dos piernas, agachandose, para después quedar al mismo nível de mí.
Miré sus ojos, pero desvíe la mirada hacía la derecha tratando de evitar todo tipo de contacto con su mirada intimidante.
«¿Podrías actuar con normalidad?, ¿acaso puedes?»
––¿Por qué querrías actuar con normalidad? ––Añadió bajando sus cejas, dejándome apreciar las pequeñas facciones de su rostro que provocaba una sensación de inquietud.
––Tú.. ¿Cómo?.. yo.. ––Empecé a balbucear, sin idea de lo qué decía.
«Mierda»
––Puedo leer tu mente.–– Dijo sin apartar su mirada de mí. ––Puedo escuchar todo lo que piensas, desde las cosas más cercanas, hasta otras más privadas aún. ––Murmuró, con un tono suave de voz, casi parecido al mismo nivel de intensidad del mío.
Me limité a guardar silencio, y a jugar con mis dedos, mientras qué mi cabeza se encontraba inclinada hacía abajo, mirando cómo estos se entrelazaban entre sí, y empiezan a jugar.
Shawn bajó un poco su vista, mirando mis piernas pegadas, una al lado de la otra, colocada al la altura de mi pecho.
––¿Por qué puedo sentir tu nível de nerviosismo? ––Preguntó enarcando su ceja izquierda.
––No estoy nerviosa–– Niego con la cabeza, un poco decepcionada de mi respuesta. ––No lo estoy.
––¿Entonces por qué estás apretando los muslos de tus piernas?
Tragué seco, mirado sus ojos, evitando bajar mi mirada hacía su abdomen bastante trabajado.
Su mirada me provocaba una sensación diferente, era algo extraño, me sentía intimidada.
––¿Y por qué el color de tus ojos cambian cuándo me miras? ––Pregunté, observando cómo aquél tono color negro era reemplazado por una córnea de color miel.
El castaño apretó sus labios, abriendo un poco sus fosas nasales, para seguido quitar su mirada con rapidez y pararse de manera correcta en el suelo.
––No digas idioteces.–– Respondió con indiferencia ––No las digas.
Se colocó de espaldas, permitiéndome mirar su fuerte espalda, y un poco más abajo de eso sus glúteos un poco apretados por aquél pantalón de tela negra.
Miré cómo sus manos iban directo a su rostro, para después ser restregadas por todo este.
Al hacer aquellas acciones su cabello se desordenó un poco, y sus rizos definidos caían aún más por su frente.
Carraspé mi garganta, y al hacerlo Shawn se volvió hacía mí, evitando todo tipo de contacto visual.
El chico comenzó a parpadear rápidamente, y a pasar la yema de sus dedos por sus párpados, mientras qué su rostro se arrugaba al observar cómo su córnea se aclaraba.
Caminó hacía el espejo en dónde se estaba mirando anteriormente, e hizo el mismo procedimiento qué había mirado.
Estaba mirando sus ojos, y con su rostro congestionado soltó un resoplido, alejándose de aquél espejo antiguo.
––¿Te pasa algo? ––Solté derrepente, y apreté mis dientes temiendo por su respuesta.
––¿Te importa lo qué me pase?–– Contestó grotesco ––Deberías preocuparte por tu miserable vida.
––¿Y tú podrías.. ––Subí mi tono de voz, y al pensar expulsar la última palabra qué completaba mi pregunta, decidí guardar silencio.
––Será mejor qué dejes de alzarme la voz. ––Dijo con seriedad, sin mostrar ninguna expresión en su rostro.
––Sólo iba a decir qué sí podrías aflojar un poco esto.–– Miré aquellos agarres qué prensaban mis manos. Sabía qué le mentía, pero era mejor a lo qué le quería preguntar. ––Me duele.
Dejó escapar una risotada. ––¿Crees qué lo haré?, ¿En qué momento tú me puedes ordenar las cosas?–– Preguntó exaltado.
Odio su carácter.
––No tienes qué comport.. ––Añadí, antes de ser interrumpida por sus hirientes palabras.
––Entiende..–– Caminó hacía mí nuevamente, y se agachó a mí nivel, quedando unos centímetros lejos de mi rostro. ––No me interesa lo qué te pase.
Fruncí mis labios, y bajé levemente mis cejas. ––Entonces sí no te interesa lo qué me pase, ¿Por qué no dejaste qué esos malditos cuchillos acabaran con mí vida?, ¿Por qué cada qué intentas "asesinarme" terminas acabando con los demás y no conmigo?, ¿Desde cuándo el hijo del Diablo es así?–– Solté todas aquellas preguntas, con un tono fuerte de voz. Me había sacado de mis casillas.
Su ceño se frunció, al igual qué sus labios, elevó su mano, inclinando esta hacía atrás, y extendió sus dedos, mientras me apuntaba con esta.
Cerré mis ojos con fuerza y me encogí, preparandome para el impacto.
Pasaron unos cuántos segundos, y decidí abrir lentamente mis párpados, observando cómo Shawn bajaba su mano con lentitud.
––Guarda silencio. ––Ordenó, dejando escapar un gruñido.
Escondió su mano detrás de su espalda y se levantó dirigiéndose hacía el otro compartimento de la habitación.
Abrió un pequeño estante colgado en la pared por unos oxidados clavos, y rebuscó entre algunas cosas.
Volvió hacía dónde me encontraba y sin decir ninguna otra palabra me desató.
––Ven. ––Fué la única palabra qué dijo, antes de llevarme hacía un lugar al qué no tenía idea de qué se encontraba en la habitación.
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150 votos y la sigo. :3
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La Quinta Habitación »Shawn Mendes«
Fanfiction❛Hay una habitación, al que el infierno llama su hogar. Dónde habita uno de los demonios más poderosos. El hijo del Diablo.❜ PROHIBIDA SU COPIA O ADAPTACIÓN. [Publicada el 14 de enero de 2018]