Observé cómo el castaño subía los cuerpos a sus hombros, y los tiraba en una esquina de aquella habitación, para qué después estos fueran desintegrados por un chasquido de sus dedos.
Estaba mirando las acciones de aquél hombre de reojo, sin que este notara qué lo observaba.
Segundos después Shawn volvió a mirar sus manos, dándole vuelta a estas, mirando nuevamente las palmas de sus manos, y seguido, por arriba de estas.
Su rostro estaba congestionado, cómo sí estuviera furioso. No sabía exactamente el porqué estaba de esa manera.
Caminó dos pasos hacía adelante, mirándose a un pequeño espejo qué se encontraba colgado en una pared deteriorada.
Este miró sus ojos, y colocó dos de dos dedos por abajo de estos, y estiró su piel hacía abajo, de manera en la qué su ojo se mirara con más claridad, haciendo el mismo procedimiento con el otro.
«¿Qué le pasa?»
Empezó a susurrar en una lengua qué no podía entender, y después de ello colocó sus dos manos al lado de su cabeza, haciendo presión en esta.
Parecía qué algo lo estaba torturando, alguien estaba ahí con él, pero, ¿Quién?
Estiré un poco mi cabeza, pero al observar determinadamente, no estaba nadie más ahí, sólo él.
Las venas de su cuello se remarcaron, al igual qué algunas qué se encontraban en su cabeza.
––¿Qué pasa Shawn?–– Susurraron unas escalofriantes voces afeminadas, qué apenas y pude llegar a escuchar. Parecían qué lo estaban diciendo con una especie de sarcasmo.
El hombre negaba con la cabeza, apoyado enfrente de una pared de concreto. Colocó sus manos en esta, tratando de contener aquella ira qué estaba apunto de desatar.
––¿Qué pasa Shawn?
Aquellas voces repetían la misma pregunta una y otra vez, sin parar.
––¿Qué pasa Shawn?
––Qué pasa Sh..
––¡Basta!–– Gritó, e inmediatamente sus ojos se tornaron de color negro, llegando por completo este de aquel color muerto.
Golpeó la pared, con tanta fuerza qué sentí cómo el suelo comenzó a moverse, cómo sí estuviese ocurriendo un terremoto.
––Váyanse, malditasea. ––Ordenó, haciendo qué humo de color negro lo rodeara.
Estaba asombrada por todo lo que estaba observando, sabía qué algo lo estaba intentando fastidiar, y sí, lo estaba logrando.
––¿Qué pasa Shawn?
Desde lejos se podía notar qué solo faltaban unos segundos para qué este explotara.
No quería ver eso.––¿Qué pasa Shawn?
––Váyanse de aquí–– Cerró sus ojos bajando su cabeza ––Ahora.
Al volver a enderezarse, este abrió sus ojos negros, desprendiendo unas fuertes ondas, miré por una pequeña vetanilla, y todo lo qué se encontraba afuera de la aquí, se había derrumbado.
Las casas empezaron a caer a pedazos, la tierra comenzó a temblar, mucho más intenso qué la última vez, desde afuera se podía escuchar cómo los gigantes trozos de cemento de los edificios caían al suelo.
Mi cuerpo se movía de derecha a izquierda, por los bruscos movimientos de aquél intenso terremoto.
Las calles comenzaron a abrirse a la mitad, y los carros qué transitaban en ella de desviaban chocando los unos con los otros.
«Mierda»
Esto era un caos.
Después de unos segundos todo cesó, y Shawn se tumbó en el suelo, sentándose en este.
Colocó su mano derecha en la parte inferior de su cabeza, y soltó un fuerte suspiro.
Se quedó un par de minutos ahí mismo, sin moverse, sin hablar, sin parpadear, sin hacer absolutamente nada.
Después de un tiempo, decidió levantarse del lugar, tronando los huesos de su cuello, y algunos de sus manos. Este caminó dos pasos hacía atrás, para después de unos momentos colocar un saco de boxeo enfrente de su persona.
El castaño sin colocarse ningún tipo de guantes se acomodó en una posición correcta para la acción, y comenzó a golpear con sus puños aquél saco, una y otra vez.
Podía apreciar como sus fuertes musculos se remarcaban por debajo de su camisa, y cómo las venas de sus manos se resaltaban al golpear aquél objeto.
Después de unos momentos su cabello comenzó a sudar, y este se apreciaba más rizado aún. Algunos de sus rizos caían por su frente, mientras qué por esta bajaban gotas de sudor.
Sus pómulos estaban algo colorados, por el echo de qué su piel blanca llevara sudoración, y algo de calor.
Observé de reojo cómo este empezó a desabotonar su camisa, hasta deshacerse de esta por completo y tiró la prenda de vestir al suelo de manera brusca.
Dándome vista a su abdomen tonificado, los músculos de sus brazos trabajados, a igual qué su espalda, y por último sus pectorales.
Su pantalón negro le quedaba pegado a sus piernas, dejándome ver lo grandes qué eran estas.
No podía separar mi vista de su cuerpo, era algo qué por más qué quisiera evitar, se me hacía imposible.
Mi respiración comenzó a tornarse algo más agitada, despertando unos instintos diferentes en mí.
Su pantalón estaba un poco más abajo de su vejiga, dejando ver cómo tenía una "V" marcada en su abdomen.
Al sentir cómo mis hormonas estaban dando vueltas por todos lados, decidí negar rápidamente con la cabeza.
––¿Qué haces Heather? ––Susurro para mí misma.
Escuché cómo aún el tipo seguía golpeando aquél fuerte saco.
Paró por un momento, y expulsó un suspiro, pasando sus manos por su sedoso cabello, volviendo a dejar caer sus rizos.
Quité la mirada por unos segundos, pero al volver a girar mi cabeza hacía la derecha nuevamente, Shawn ya se encontraba mirándome.
«Oh no»
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La Quinta Habitación »Shawn Mendes«
Fanfiction❛Hay una habitación, al que el infierno llama su hogar. Dónde habita uno de los demonios más poderosos. El hijo del Diablo.❜ PROHIBIDA SU COPIA O ADAPTACIÓN. [Publicada el 14 de enero de 2018]