XXIX
Es dulcemente fácil hablar
De amor
Cuando no lo has conocido.
Fluye sola la lengua
Fuera del paladar
Buscando otra boca en la que entrometerse.
Pero si conociesen el amor,
El amor de golpes
Que yo conozco,
Quizás entonces sería tan difícil
Escupirlo
De las entrañas
Como separarse
Las arterias del corazón
Sin mancharse las manos en el intento.
Existe el amor celeste,
De ideas maravillosamente tristes
Que vagan en un mar
Sin puerto,
Transportando víveres
Que junto a los ficticios
Besos
Coserán sus secretos a ultramar
Hasta tocar fondo.
Es el amor tierno,
Frígido que no conoce camas ni doseles,
Que no se hace trizas la espalda
O comparte sudores
A medianoche,
Porque conoce los peligros que alberga el cuerpo
Dentro,
Y prefiere construirse
En paraísos de
Humo inhabitado.
Existe el amor pandémico
Que nace desde las yemas
Y el interior de los labios
Para abrirse paso
Como un fuego a través de la garganta
Hasta las piernas.
Que se bebe a sorbos
Y se deja gemir sin pudor
Produciendo escalofríos
De alambre
En la espalda.
Es un amor apto para intrépidos,
Amantes de un fin de semana.
Existe el amor propio,
Al que muchos no quieren llamar amor.
Dicen que es frío,
Y doloroso,
Para lobos solitarios
Egocéntricos
Y para narcisos
De espejo
Roto.
Es el más inteligente,
e incluso hace las veces
de coraza
Contra la dependencia.
Por último existen amores como el nuestro,
De un instante
En el metro
De Madrid,
El que nos regurgitaba a las calles
Mojadas
De ácido
Donde jugábamos a perseguir
La farola más alta,
A deshacernos de nuestra piel
En las esquinas
Como hacen los gatos frente a la luna,
Maullando en la cima de una azotea desierta.
Esencialmente de delirio
y puñetazos,
Caricias con las garras
Y saliva alucinógena
Enfilando la calle Serrano,
Torciendo hacia Velázquez
Por aquel barrio
En el que la humanidad
Desentonaba
Y no estaba permitido llorar.
Un amor platónico-pandémico
De un decímetro de separación,
Normas éticas,
Prejuicios,
Errores,
Golpes,
Dolor.
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El invierno de las ratas.
ПоэзияRecorridos de una tarde de lluvia, un domingo por la ventana en la que se deslizan a susurros los secretos de las ratas. Universos desprendidos en abismos, adoquín entre adoquín. Poemas que te escribo, yo o las gotas, las que inundan las alcantarill...