LVII
Hoy he vuelto a mi parque de siempre
Y tiene más luz que de costumbre.
Estoy aquí para ponerle yo la oscuridad.
Me la puedo arrancar del vientre,
A tiras, o con formas.
No me gustan los columpios
Si no rezan viejo
Y se disfrazan de oxidados
Como mi ánimo.
Ayer ardí en cigarros,
Tumbada entre colillas en el centro
De un inmenso cenicero.
Es suave, huele a renovarse
Como un fénix.
A mí me faltan plumas,
Claro,
Pero a veces creo que no hacen falta
Para volar.
Los gallos cantaban a lo lejos,
Con su presagio de trenes y muerte,
O de amaneceres de papel mojado
Como las promesas.
Yo mantuve los ojos muy abiertos
A la espera del sol.
Al sol le gusta burlarse,
Echarse flores
Y ponerse optimista si la noche
Dura un poco menos.
Pero yo estoy secretamente enamorada
De tantas estrellas
que en mi cuerpo
No caben sensaciones.
Por eso mato las sobras a caladas.
El otro día me dijeron
Que era asqueroso comprar el cielo.
"Maldita necesidad humana de acapararlo todo",
Y sí, es poéticamente espeluznante,
Pero yo me regalo el espacio
Cada tarde, cuando el pétroleo
Va a derramarse sobre
El naranja vomitivo.
A mí me pertenecen, cada uno de sus astros,
Sus dimensiones,
Sus túneles de vacío que me absorben.
Y soy dueña de las constelaciones,
Y una esclava petrificada en un
Constante invierno crudo.
El peso de la luna me mantiene clavada
A esta tierra de polvo deforme.
Pero no veo la hora
Del último saludo del alba,
Para extinguirme junto
A ese espejo del infinito
Que día tras día me refleja
Las entrañas de una incógnita
Siempre hirviente en
El centro de mis sesos.
Soy hija de explosiones,
Cristales y hielo.
El cielo me pertenece y yo le pertenezco al cielo.
Esta tierra árida es sólo
Un placebo para contentarme.
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El invierno de las ratas.
PoetryRecorridos de una tarde de lluvia, un domingo por la ventana en la que se deslizan a susurros los secretos de las ratas. Universos desprendidos en abismos, adoquín entre adoquín. Poemas que te escribo, yo o las gotas, las que inundan las alcantarill...