XLVIII
NO ES UN POEMA
Hoy me he levantado pensando
Lo poco que me gustan algunos gays.
Los son capaces de untarse
La piel con piel
Y dejarme a mí observando
Como a un títere.
Después he desayunado,
La misma fruta de siempre.
El regusto del tabaco
La ha convertido en cenizas
En la boca.
Muchos gritos, un vaso de agua,
Porque los médicos no recomiendan
La ginebra entre horas.
Más gritos.
Luego en mi cuarto me he dedicado
A buscar la luz que se cuela
Por las cortinas
Para aliviar el mono.
Y más tarde otra ración de gritos.
Así que he jugado a acariciarme
Con el abrecartas
Mientras leía a dostoyevski.
Me he largado tan pronto
Cuanto he podido,
A dar vueltas por ahí.
Y hoy todo tiene poco color,
Como si el sol en vez de inyectarlo
Lo disolviera a destelladas.
En serio, el mundo está jodidamente gris.
Quizás sean los ojos pesados,
El párpado caído y abundante
Que me da ese aspecto
De mendiga andrajosa.
Para algunos mendigo.
Al final he optado por sentarme
En un banco a ver si así
Las horas vuelan entre la hierba seca.
Sólo me queda un cigarro
Astillado en la recámara,
Y muchas ganas de fumar
Pegadas a los dientes.
Un 10% de batería que estoy
Gastando para escribir
esta basura.
Han pasado unos críos en bicicleta,
Y qué asco de inocencia pasajera.
Ayer le di un beso a una chica enferma.
De vuelta a casa arrastrando los pies.
Quiero atribuírselo todo a la regla.
Pero bah, qué importa.
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El invierno de las ratas.
شِعرRecorridos de una tarde de lluvia, un domingo por la ventana en la que se deslizan a susurros los secretos de las ratas. Universos desprendidos en abismos, adoquín entre adoquín. Poemas que te escribo, yo o las gotas, las que inundan las alcantarill...