XLV
Mientras fumaba
A lo lejos se estiraba como
Una pantalla gris,
Apretándose contra las algas
Para esculpir abruptos
Pliegues,
Verticales como las arrugas
De un anciano
Que en los párpados
No dejan caer las lágrimas.
Tampoco yo puedo llorar,
Se lo lleva todo la lluvia
Con su intromisión
Insaciable
En cada cuerpo.
Tantas veces, incontables
Me ha desnudado ya,
Me ha enterrado en la orilla
Para limarme las pestañas
Y dejarme la mirada
Frente a frente
Con la sal.
Todos corren,
Todos huyen de la húmeda catástrofe que devora
Arterias,
Como si se extrañasen
De la metamorfosis del cielo
Proyectándose sobre la tierra,
Ora vibrante y líquida
A solas con el sol,
Ora diluyéndose en puñales afilados
Que como uñas se clavan
Hasta desollar la médula.
Al final sólo queda resignarse
A la corriente que escupa
Los huesos,
Los corazones solos sin amparo o sueño,
Los hijos desvelados del océano.
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El invierno de las ratas.
PoetryRecorridos de una tarde de lluvia, un domingo por la ventana en la que se deslizan a susurros los secretos de las ratas. Universos desprendidos en abismos, adoquín entre adoquín. Poemas que te escribo, yo o las gotas, las que inundan las alcantarill...