LIII
Cómo me hubiese gustado
Escribirte para siempre en la Bahía.
Con la tos de los raíles
Del RollerCoaster, los destellos ermitaños,
Casi quejumbrosos de la ciudad.
Hubiese puesto dos tildes
Sobre esos ojos azul pacífico,
Tus labios de langosta,
Todos carne tierna y suave,
Dorados en mantequilla.
Quise probarte con las manos,
Distendida como una sábana
dúctil sobre la cubierta del barco,
Plegándote allí donde la piel sobraba.
Aspirarte el soplo de las entrañas,
el vapor de la fricción que le saca
La médula a los huesos,
Las neuronas encogidas,
Exprimidas, tensas.
Hubiera escrito cómo peldaño a peldaño de pelvis
bajaron mis dedos
Hasta una nueva orilla,
Para ahogarse en la seguridad
De tu arena.
Cómo tu garganta le arrancaba barniz al camarote
Para untarlo luego en las ventanas,
Donde posé con claridad
Mi huella, mi firma sobre tu cuerpo.
Tenías la risa muy fresca
Como el agua de los hibiscos,
La sonrisa rajándote media cara
Y la otra mitad pendiendo con bravura,
Sin un ápice de incomodidad.
Te encontré así, tendida sobre la arena
Como si le pertenecieras,
Apoyada en un libro abierto y
Leyendo con el pecho
Lo que no podías con la mirada,
Natural como si la claridad del día
Te hubiese dado a luz allí.
Fue un amor rápido,
Impreciso de los que apenas
Dejan recuerdos tras de sí
Sino un agradable calor en los pies
Y las orejas.
Ahora te encierro en esa playa,
Entre todos sus barcos,
De la mano de los niños,
De Paul, de Dorotah, de Hannah.
Con el cariño de quien mira hacia atrás con el corazón en a la frente
Y suspira como si estuviera apunto de volver a nacer.
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El invierno de las ratas.
PoetryRecorridos de una tarde de lluvia, un domingo por la ventana en la que se deslizan a susurros los secretos de las ratas. Universos desprendidos en abismos, adoquín entre adoquín. Poemas que te escribo, yo o las gotas, las que inundan las alcantarill...